miércoles, 10 de noviembre de 2010

Del espíritu revolucionario II

Escrito por Carlos Daniel Lasa


Luis D'Elia
Luis D'Elia
En el Programa televisivo nocturno de Canal 26 del día 4 de noviembre de 2010, dirigido por el periodista Fernández Llorente, Luis D’Elía expresó que Néstor Kirchner, al igual que él, era, en política, un dialéctico. Pero, ¿de qué dialéctica se trata? Si bien no definió la naturaleza de la dialéctica empleada por él y el ex presidente, las palabras que siguieron a su afirmación nos permiten precisar el concepto. D’Elía continuó diciendo que todos aquellos que buscaban el consenso ocultaban, en realidad, el siguiente propósito: dejar que las cosas permanecieran tal como estaban.
Por eso, Néstor Kirchner siempre individualizada opositores con los cuales se enfrentaba. Podemos inferir, entonces, que la dialéctica a la que hace referencia D’Elía es una dialéctica opositiva, aut–aut (o–o). Esta metodología responde a la lógica de la guerra. La Argentina es pensada, entonces, como un campo de batalla dividido en dos grandes grupos: el de los revolucionarios y el de los antirevolucionarios. Los primeros son hombres «probos» que, al estar al servicio de la revolución, trabajan por la felicidad del «pueblo». Los segundos son réprobos por cuanto, al oponerse a los iluminados revolucionarios, impiden que el «pueblo» alcance la felicidad.
Ha sido esta lógica, precisamente, la que nos ha conducido a sostener que el gobierno de la era de los Kirchner ha sido perjudicial para Argentina puesto que ha significado un envilecimiento del alma de la Nación. La lógica de la guerra, lamentablemente, se ha ido adueñando del corazón de cada argentino. En estas circunstancias, ¿cómo nos será posible realizar la unión nacional y consolidar la paz interior (Preámbulo de la Constitución Nacional).
La dialéctica de la que nos habla D’Elía esconde una visión política totalitaria. En efecto, en el juego de la misma, el polo opositor no puede sino desaparecer en cuanto tal. Basta repasar discursos y declaraciones de los Kirchner y de sus seguidores para comprobarlo.  Hace pocos días, Estela de Carlotto, afirmó: «si Cobos iba (a la despedida de los restos del ex presidente Néstor Kirchner en Casa de Gobierno) ahora estaría internado». Además, se encargó de descalificar groseramente al periodista Lanata y a la política Elisa Carrió.  Y terminó diciendo que  «Kirchner siempre tuvo su corazón puesto en los derechos humanos». No cabe duda alguna, que los derechos humanos son privativos de los hombres «probos», es decir, de los revolucionarios, de todos aquellos que actualmente trabajan por la revolución. Para todos aquellos que no comparten esta «militancia» no queda ni siquiera la justicia.
Considero que el grupo setentista que tomó el poder en Argentina en el año 2003 ha logrado instalar, nuevamente, la misma lógica de la guerra que existía por aquellos años. ¿En qué terminará todo esto? Realmente no se sabe, aunque es seria preocupación ya que, desde esta lógica, no hay límite alguno para pasar de la violencia verbal a la física. El límite está dado, hoy por hoy, por determinadas circunstancias que son un obstáculo para que ello se realice. Pero, ¿qué sucederá cuando muden las referidas circunstancias?

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