lunes, 15 de noviembre de 2010

"La Riqueza y la Pobreza para el Abogado".


Reseña de la conferencia dictada por Mons. Pedro Jaramillo Rivas, Vicario General de Ciudad Real, España. Profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca.


Si buscamos construir una organización plenamente humana, no podemos olvidar que el hombre posee una dignidad la cual debe proteger y fomentar, el mismo es quien se hace rico o pobre de acuerdo a su naturaleza.

La pobreza y la riqueza de la persona no depende de factores externos, como el dinero o la adquisición de propiedades, depende del desarrollo de sus virtudes y valores, por ello el hombre no vale por lo bienes materiales que posee, sino por el hecho de ser persona.
Todas las personas vivimos dependientes de dos momentos cuando nos nacen y cuando nos mueren, pues es claro que ninguno de nosotros hemos decido cuándo nacer ni cuando morir. Sí el hombre olvida esto, vivirá encerrado en sí mismo.
Las personas somos genitivos (de) dependemos de aquél que nos dio la vida, si olvidamos esta dependencia, caemos en un grave peligro, el de ser nominativos (sujeto) seres egoístas que vive sólo para sí y en sí. Jamás hemos de olvidar que somos seres abiertos, que vivimos en una sociedad, que tenemos una relación con Dios y con los demás, por naturaleza somos sociables, si decidimos vivir en nominativo, difícilmente seres felices.
Desde la visión de un hombre cristiano su pobreza radica en su dependencia con Dios, pues Él es quien nos nace o nos muere de acuerdo a un plan providente. Por otro lado su riqueza radica en lograr asemejarse a ÉL, a través del desarrollo de sus facultades que lo llevan a ser más y mejor persona.
La persona y su entorno
Los bienes materiales contribuyen a la realización de la persona, lo ayuda a obtener mejores medios, para perfeccionarse, pero poner nuestra confianza en esto nos llevará a una idolatría a un vacío existencial. La persona, y particularmente el empresario, nunca debe olvidar que lo que posee también esta al servicio de los demás.
Cada uno de nosotros es un yo, todos los días convivimos con varios yo’s, es en esta interacción donde hemos de reconocer la dignidad de cada persona, recordando que mi yo debe de dar cabida a otros yo’s.
Uno de los mayores bienes que posee la persona es su familia, es en ella donde se vive una intensa relación de caridad. La familia es ante todo una donación, el núcleo donde la persona se realiza, por ello es la base de la sociedad. El empresario comprometido, el empresario cristiano, debe buscar que este ambiente también se de en su empresa.
La persona nunca debe olvidar las dimensiones en las que su yo se desarrolla:
1°.- Que es un ser de (es un genitivo), es un yo absolutamente dependiente, aquí se encuentra su estrecha relación con Dios.
2°.- Que es un ser para (es un acusativo), es un hombre abierto para los demás. Su ser debe de dar cabida a otros yo’s, viviendo en una constante fraternidad que se manifiesta a través de la solidaridad.
3°.- Que es un ser con (es un dativo), vive con otros, vive en sociedad, ahí es donde crece y se perfecciona.
4°.- Y debe luchar por no ser (nominativo), es decir, que no se convierta en centro y fin de su vida, el hombre no puede ni debe vivir sólo.
Reto al abogado
Todos somos responsables de todos, sí el hombre es abierto, debe estar atento a las necesidades de los demás, el empresario debe de vivir su ser para desde la propia empresa.
El empresario cristiano debe contribuir a la construcción de una empresa más justa y humana para lograrlo debe fomentar una:
a. Actitud Personal: alejarse del aislamiento, pues aunque él sea el dirigente es uno más en la organización, debe evitar el egoísmo y la indiferencia no sólo con su familia y sus colaboradores, sino con la sociedad.
b. Promoción Humana: buscar el respeto a la dignidad de la persona, comenzando por su propia familia y el despacho, logrando con ello un influjo en la sociedad.
c. Justicia Social: el abogado, por la situación de privilegio en la que se encuentra, debe ayudar a los más débiles; pero no por compasión ni lástima, sino por un deber de justicia.
La transformación de nuestra despacho exige una verdadera unidad de vida, el abogado cristiano debe renovar su empresa desde dentro luchando codo a codo, para vivir plenamente, él y sus colaboradores su ser para.
“ Todos somos responsables de todos, particularmente de los más necesitados, hemos de contribuir por formar una sociedad que respete la dignidad de todos por igual” Juan Pablo II.
Retroalimentación.
Tras la exposición de Mons. Pedro Jaramillo Rivas, hubo tiempo para una sesión de preguntas y respuestas. Aquí mencionaremos algunas de ellas:
Pregunta: Mons. acaba usted de hacer una excelente declinación de la persona, pero no se olvide de incluir el ablativo y el vocativo.
Respuesta: Claro que no podemos dejar de mencionar estos dos casos, para tener la declinación completa. El ablativo es muy importante, pues es recordar aquellas palabras de un filósofo francés: yo soy yo y mi circunstancias, el que la persona se encuentre consciente de las circunstancias que lo rodean ayudan al incremento de su propia riqueza existencial.
Por otra parte el vocativo es el caso de la admiración, el hombre es un ser absolutamente dependiente esto no limita su libertad, pero al ser consciente de su pobreza se admira y se descubre como un ser para.
Pregunta: Parece que nos hemos olvidado de la dignidad humana, ¿por qué las injusticias ya nos son indiferentes?
Respuesta: Efectivamente, cada día nos enfrentamos a una sociedad cada vez más globalizada y deshumanizadora, donde la indiferencia y el egoísmo opacan la dignidad de la persona. Sí como abogados cristianos no somos capaces de luchar porque la legalidad compagine con la justicia estamos condenados a la ruina, pues así como el agua no perdona que se le quite el cause, tampoco la vida perdona los atentados que contra ella se cometen.
Mons. Pedro Jaramillo Rivas finalizó su participación animando a todos a fomentar los medios que ayuden a construir la riqueza de la persona. Este es el reto de todos, pero particularmente del abogado.





No hay comentarios:

Publicar un comentario