Por Ivania Álvarez y Mauricio Miranda | Jul 14, 2011
Rosario Murillo acabó con la tolerancia de monseñor Silvio Báez.
El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua y Vicario General afirmó, que la esposa del presidente Daniel Ortega cometió una “ofensa gravísima a la Iglesia Católica y a la gran mayoría del pueblo de Nicaragua” tras haber anunciado que el 32 aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista, el próximo martes 19 de julio, será celebrado con una “misa revolucionaria” a través de la cual se invocará al “dios de los pobres”.
El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua y Vicario General afirmó, que la esposa del presidente Daniel Ortega cometió una “ofensa gravísima a la Iglesia Católica y a la gran mayoría del pueblo de Nicaragua” tras haber anunciado que el 32 aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista, el próximo martes 19 de julio, será celebrado con una “misa revolucionaria” a través de la cual se invocará al “dios de los pobres”.
Monseñor Báez reconoció a Conexiones haber estado acostumbrado con el lenguaje “figurado” con que la primera dama condimenta sus discursos en mítines políticos y a través de los medios oficialistas de comunicación, para defender la causa de su partido.
"Ese acto del 19 de julio de todos los años es como una gran misa. Dios me perdone si a alguien ofendo, pero eso es. Nosotros vamos a una misa revolucionaria, vamos a cantar, a llenarnos del dios de los pobres, de amor al prójimo", dijo Murillo según una publicación del medio oficialista El 19 Digital, y en la que calificó de "rituales" las conmemoraciones alusivas a las batallas de la guerrilla sandinista durante la insurrección.
“Siendo benévolos, podríamos decir que ha usado un lenguaje figurado. Ya sabemos que a ella le gusta este lenguaje que es sugestivo, que hace pensar y que maneja con mucha habilidad de la oratoria”, afirma monseñor Báez.
Pero reclama: “El problema es que está tocando algo muy sagrado. Y yo creo, que con estas afirmaciones que yo esta mañana (de jueves) leí en El 19 Digital, la señora Murillo está ofendiendo gravemente a la Iglesia Católica y a la gran mayoría del pueblo de Nicaragua”.
“Creo que está en un terreno donde ya se está pasando de lo aceptable, porque para nosotros como católicos, la misa y la Eucaristía es el acto más santo y sagrado que hay, en donde Cristo se hace presente en medio de nosotros, en el pan, en el vino, en la escucha de sus palabras. Y la comunidad cristiana hace el memorial de la muerte y resurrección de Jesús. No se le puede llamar “misa” y “Eucaristía” a la concentración de un partido político. Me parece que con esta afirmación ha hecho una grave, gravísima ofensa a la Iglesia Católica y a la gran mayoría del pueblo de Nicaragua”, reiteró.
Monseñor Báez anunció que la Conferencia Episcopal tomará nota del discurso oficialista en los próximos días y advirtió, que si un sacerdote se presta “a esta burda y vulgar manipulación de la fe”, quedará sujeto a “medidas disciplinarias”.
Y más aún, aseguró que si el concepto de “misa revolucionaria” se sigue divulgando en los medios como propaganda para invitar al festejo del 19 de julio, los obispos se verán obligados a intervenir directamente con la feligresía.
“Yo te adelanto una cosa: Si esto que ha dicho El 19 Digital, en estos próximos días tomara fuerza y se volviera como el caballito de batalla de la publicidad del encuentro del 19 de julio, nosotros tomaríamos nuestras medidas, aclarando. Y no excluimos medidas disciplinarias para quien sea. Y nos va a obligar a los obispos a tener que intervenir con mucha claridad a nivel de fe, de cara a nuestro pueblo”, dijo.
A continuación, ofrecemos la primera parte de la entrevista realizada a monseñor Silvio José Báez Ortega, en la que advierte sobre la manipulación de los mensajes religiosos, la idolatría y el fariseísmo en la política.
CONEXIONES: ¿Cómo se siente la Iglesia Católica cuando se utiliza el espíritu religioso de la gente en asuntos políticos?
MONSEÑOR SILVIO BÁEZ: En los últimos años del gobierno sandinista actual, se ha ido acrecentando progresivamente el uso de palabras, expresiones, símbolos, fiestas, y hasta ritos propios de la Iglesia Católica. En este sentido la iglesia ha sido muy moderada. Muy tolerante. No hemos, en ningún momento, querido enfrentar de modo activo el problema, aunque en modo indirecto hemos hecho algunas reflexiones.
Una de ellas es a partir de uno de los mandamientos del Decálogo de Moisés, en el Viejo Testamento, que es muy conocido por nuestro pueblo: "No usar el nombre de Dios en vano”. En el texto original hebreo, literalmente, este versículo dice: “No pronunciarás el nombre de Dios vacío”. Es decir, que el lenguaje religioso vaya lleno de contenido, y no un lenguaje que no refleje lo que la persona verdaderamente es.
El problema es, la disociación que puede haber entre el decir y el hacer o el vivir. Podemos usar el lenguaje religioso, no para hablar de Dios, sino para hablar de nosotros mismos. Y en el fondo, estamos desnaturalizándolo radicalmente. En el fondo, es un juego idolátrico muy sutil, del cual, la iglesia es la primera que tiene que estar atenta porque es la que más maneja el lenguaje religioso.
De ahí que Jesús, continuamente diga en los evangelios: Atentos a no ser como los fariseos, que dicen y no hacen.
¿Qué tiene que decir sobre las actitudes o manejos que hay de la palabra, de símbolos religiosos que son muy respetados?
En primer lugar, tener en cuenta que el lenguaje religioso es susceptible de manipulación, y estar atento a eso.
En segundo lugar, el Estado de Nicaragua es un estado laico. No es un estado confesional. No hay en Nicaragua una religión oficial. Por lo tanto, a mí, personalmente, me parece que estarse auto llamando “cristiano”, no a nivel personal, sino llamarle “cristianas” a políticas, a grupos o a programas o actitudes de fondo de un partido político o de un gobierno es atentar contra la Constitución Política de un país.
No veo por qué, para que algo tenga valor en sí mismo, tenga que ser cristiano. La justicia, la verdad, el bien, la caridad, tienen valor en sí mismos, independientemente de quien las haga. Y un gobierno tiene que hacer valer sus proyectos, sus programas, sin ponerle el afectivo religioso.
Creo que vivimos esta época de la posmodernidad del inicio del siglo veintiuno, donde no podemos volver a la época medieval, en que iglesia y Estado eran una sola cosa, y en donde se confundía lo político con lo religioso.
Hoy la iglesia lo ha superado. Ha costado. No podemos permitir que el Estado permanezca en esta especie de estancamiento cultural. El Estado no puede ser cristiano en Nicaragua, porque no todos los nicaragüenses son cristianos.
¿El gobierno debería detener inmediatamente estas invitaciones con este gran concepto de cristianismo en mensajes políticos?
Nosotros hemos sido muy moderados en relación a esto. Y esto es bueno que lo sepa el pueblo de Nicaragua: La Conferencia Episcopal de Nicaragua le ha pedido muchísimas veces a este gobierno, un diálogo. Jamás hemos tenido una respuesta ni positiva ni negativa.
Hace dos semanas le volvimos a solicitar al presidente de Nicaragua un diálogo. No se ha dignado ni siquiera a responder. No es una Conferencia Episcopal rígida. Hemos querido dialogar con ellos. Nunca han aceptado. Esto es importante que el pueblo lo sepa.
En segundo lugar es importante que quede claro: quien usa el lenguaje religioso tiene que mostrarlo con su vida; aquello que dice. Y no solamente en el aspecto social-horizontal de relación con los demás. Quien pronuncia el nombre de Dios, tiene que demostrar con su vida, que vive también una experiencia interior, que en la iglesia llamamos conversión.
¿Doña Rosario Murillo puede tener noción del peso de las palabras que estaba diciendo en ese momento?
No sé si lo tuvo, pero yo ahora se lo hago ver. Y estaría dispuesto a hablar con ella para hacerle ver lo grave de esas afirmaciones en las que nosotros como católicos nos sentimos profundamente ofendidos e indignados.
Pero existen las tradicionales misas campesinas que se instauraron por un sentimiento popular.
En los años ochenta se dio un fenómeno, que era la Eucaristía como tal, pero con unas características que la alejaban de la misa tradicional que se celebraba en la iglesia. Los cantos de Mejía Godoy, de la misa campesina… eran celebraciones eucarísticas, solamente que manipuladas, horizontalizadas, politizadas, desvirtuadas o desfiguradas. Pero aquí no estamos hablando de lo mismo.
Además, un obispo puede incluso, prohibirle a un sacerdote que celebre la Eucaristía por motivos graves. Por eso es que el obispo pena al sacerdote. Y solamente un sacerdote, válidamente ordenado en la iglesia por un obispo, y en comunión con él, puede celebrar una Eucaristía. Estamos hablando de cosas muy serias. No se le puede llamar misa a cualquier cosa.
¿Puede haber consecuencias para algún sacerdote que participe de este oficio?
Habría que ver primero qué es lo que van a hacer. No se puede jugar con aquello que es lo más santo de la experiencia cristiana, que es la cena del Señor, que no tiene connotaciones políticas, que es una experiencia de fe, de amor y de esperanza.
La celebración eucarística no es un rito cualquiera. Nuestra comunión plena con Dios se hace presente en cada celebración eucarística. Es algo de un valor trascendente, extraordinario. En ese sentido, hay que tener cuidado.
¿Y entonces el cardenal Miguel Obando? Ya estamos familiarizados con él en esas actividades. De hecho ostenta un cargo de gobierno que tiene una connotación religiosa. Pero hay la presencia de él, y su figura tiene una razón de ser política.
El tema de él nosotros lo hemos manejado de esta manera: Es una opción personal suya estar apoyando al gobierno.
Pero compromete a la imagen de la Iglesia Católica.
Compromete a la imagen de Iglesia porque él fue el Arzobispo de Managua y es el Cardenal. Pero lo que te quiero decir, y es lo que la gente tiene que comprender: no es la posición oficial de la Iglesia. Él no representa a la Iglesia. Él no es, como se dice por ahí: “El pastor de todos los y las nicaragüenses”. No es verdad.
Él ha hecho esto por opción personal y nosotros los obispos, que le tenemos cariño, hemos respetado su opción de conciencia.
¿Pero no sería recomendable que se quitara el atuendo que viste?
El tiene derecho de usarlo. Nosotros, nuestro trabajo, va a ser de cara a la gente. Y no creás, la gente va entendiendo muchas cosas. No creás que después de tantos años ya no distingue bien. Ya está distinguiendo muy bien.
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