viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Qué se puede hacer ante la crisis económica y moral?


“Avaros, ignorantes, y mentirosos ha habido siempre, pero no es habitual que sean ellos los que marquen el paso de una sociedad”, afirma el presidente de e-Cristians.
El presidente de e-Cristians, Josep Miró i Ardèvol, ha difundido un comunicado en el que a título personal hace un llamamiento a actuar ante la crisis económica y moral.

Miró i Ardèvol, miembro del Consejo Pontificio para los Laicos, se pregunta “¿qué podemos hacer?” como ciudadanos ante una crisis económica que es en su raíz una crisis moral y que “también quiere decir política”. Ex conseller de Agricultura en la época como presidente de Jordi Pujol, Miró se pregunta qué ha pasado para que los “vicios privados” de algunas personas se transformen “en un daño público” al acceder a posiciones de poder. “Avaros, ignorantes, y mentirosos ha habido siempre, pero no es habitual que sean ellos los que marquen el paso de una sociedad”, afirma.

“La crisis económica -prosigue- tiene en el origen un desmesurado endeudamiento, portador de desconfianza, y causante de una pérdida generalizada de capital social. La pérdida de este recurso daña al capital humano y hace más frágil e improbable la recuperación económica”. Además, define la crisis moral como la “extrema” dificultad para distinguir “lo que es necesario de lo que es superfluo, el bien del mal, lo justo de lo injusto”, que tiene como consecuencia “una situación de desorganización social y mal funcionamiento de las instituciones; también de las económicas”.

Miró admite que existe un conflicto de civilizaciones, pero matiza que se trata de que se trata de una gran “guerra” civil cultural interna, “entre nosotros mismos”: “Es la confrontación de la cultura configurada por el relativismo moral, el laicismo de la exclusión religiosa y cultural, la ideología de género, contra la ética configurada en torno a la filosofía griega, y la religión cristiana, actualizada y reformada a lo largo de más de veinte siglos de historia”.

“Es el enfrentamiento de una nueva ideología, la de la desvinculación contra los fundamentos pre-políticos que han permitido el gran desarrollo económico, social, cultural, y científico de Occidente”, añade.

En el texto se advierte de que en España la sociedad desvinculada se ha impuesto “sin freno” como pensamiento hegemónico. “Sus consecuencias negativas son más acentuadas, y nuestras condiciones para afrontar el futuro resultan extremadamente difíciles. O somos capaces de reaccionar a la altura del reto, o todo se perderá”.

Miró anticipa que se configurará una sociedad sin ninguna clase de sentido ni cultura religiosa, carente de las virtudes básicas necesarias para garantizar un grado razonable de prosperidad y bienestar. “Una sociedad sin capacidad educativa, atomizada, formada por individuos aislados más y más dependientes de la burocracia de un estado sobredimensionado, alejado de un verdadero control democrático”.

En el comunicado realizado a título personal, Miró i Ardèvol considera que hay que lidiar una batalla cultural, social y moral, capaz de traducirse en diferentes proyectos políticos. “Hay que lidiar la batalla para construir el orden moral basado en valores y virtudes, propias del legado de nuestra tradición cultural actualizado a lo largo de la historia”, una concepción, según la nota que “tiene en la vida el valor fundamental, el bien constituido por excelencia del cual dependen todos los otros bienes humanos. Una concepción que valora la verdad y por tanto la virtud de la honestidad como un bien necesario porque hace posible que conozcamos los otros bienes. Una concepción que entiende que libertad no puede confundirse con la abundancia de ofertas con independencia de su calidad, sino que se fundamenta en la posibilidad de elegir entre opciones buenas, que los poderes públicos deben fomentar”.

Instaurar la cultura del compromiso

El presidente de e-Cristians considera que es necesario promover un Renacimiento, y participar en él. Para conseguirlo cree que hay que instaurar “la cultura del compromiso”, que hace posible “construir matrimonios y familias más estables, escuelas con capacidad educadora, empresas más humanas, competitivas y productivas”.

“Necesitamos recuperar las fuentes y la tradición cultural, -continúa- y educar construyendo el orden moral sobre los valores y virtudes surgidos de ellas. Un gran proyecto en el que la política está al servicio de la comunidad y se fundamenta en el ejercicio de las virtudes y de la amistad civil. Un proyecto que recupera el valor central del sentido religioso en la dimensión de la Fe, así como de la aportación cultural y social cristiana. Un proyecto que construye el bienestar en la auto responsabilidad y la aplicación efectiva del principio de subsidiariedad, reduciendo la burocracia y los costes de intermediación de las administraciones públicas, sin reducir los servicios finales necesarios relacionados con la salud de la enseñanza, la dependencia y las familias con hijos. Un proyecto, en definitiva, que se esfuerza por preservar la creación al servicio de todos los seres humanos”.

Miró i Ardèvol finaliza acentuando la necesidad y la urgencia de “construir el gran proyecto capaz de superar la acumulación de crisis y la cultura de la desvinculación”. “A esta empresa estamos llamados, unos en nombre de la Fe, otros de la cultura y todos en nombre de nuestra civilización”, concluye.

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