viernes, 27 de enero de 2012

Dr. Abel Albino: “La familia es la única escuela de humanidad que existe” (II)

¿Por qué deciden hacer foco en la familia para combatir la desnutrición infantil?

Empezamos a dar soluciones concretas a problemas concretos. Nos dimos cuenta de que hay que potenciar a la familia porque es la única escuela de humanidad que existe.
Dónde aprende un varón a ser varón si no es mirando a su padre; dónde aprende una mujer a ser mujer si no es mirando a su madre. Y dónde se aprende a respetar a un anciano si no se tuvo un abuelo, a un bebé si no se tuvo un hermano o sobrino... Tenemos que proteger a la familia porque en ese pequeño pueblo se forma el hombre. Ahí tiene sus ejemplos, ahí aprende a compartir, a convivir, a disfrutar, a escuchar, a querer –o a odiar–. Sus manos serán para abrazar, para acariciar, para trabajar; o para golpear, para matar, para robar. De nada sirve que alimentemos a un chico si lo devolvemos al ambiente hostil del que proviene. Si queremos quebrar la desnutrición, debemos hacer un abordaje integral de la problemática social que da origen a la extrema pobreza. Y así nació el Centro de Prevención.

¿Cuál era su situación familiar cuando fundó Conin? ¿Cómo vivió su familia su dedicación personal y profesional a esta problemática?
Yo estaba casado y con cinco hijas. Al principio uno está muy solo… Tenía que contratar gente y contrataba. Tenía que pagar sueldos y como no tenía la plata, empecé a sacar créditos, a pagar los sueldos yo mismo hasta que terminé hipotecando mi casa. Me fundí y me arruiné económicamente. Pero en realidad, pude demostrar que esto funcionaba.

¿Siempre recibió el apoyo de su mujer?
Mi esposa murió, desgraciadamente, el 20 de enero de 2000 a causa de un derrame cerebral. Un día, estando ella internada en terapia intensiva, me dijo: “Estoy bien…”. Yo le respondí que sí, que estaba bien y que ojalá se siguiera recuperando. Nos quedamos un rato mirándonos y agregó: “Pase lo que pase conmigo, no te quiebres, no te quiebres; lo que hacés es muy bonito, siempre hemos estado orgullosas de vos, seguí adelante”. Sin saber, esa fue la última conversación que tuvimos. Así que hice de eso un testamento y por eso sigo adelante cueste lo que cueste, pase lo que pase. Aunque no pueda, aunque reviente, aunque me muera; porque se lo prometí.

¿Y sus hijas, que fueron creciendo a la par de Conin?
La mayor de mis hijas tiene 28 años y la menor, 19. Estas niñitas me acompañan porque conocen esto desde hace 18 años. En mi casa no se habla de otra cosa, no se vive otra cosa. Conin, Conin, Conin.

¿Qué sentimientos o valores son los que cada día lo inspiran a levantarse y seguir luchando?
En junio pusimos en marcha tres centros, en Bahía Blanca, Trenque Lauquen y La Rioja. Esto me emociona tanto... y constituye un combustible especial que me alienta a seguir adelante con todo entusiasmo. Veo que los centros están en manos de gente buena, noble, generosa, digna, patriota, solidaria.

Usted y la Fundación han sido distinguidos en varias oportunidades. ¿Cuál es para usted el verdadero reconocimiento, el verdadero logro?
Saber que chicos recuperados por nosotros han llegado a ser abanderados en la escuela.

¿Por qué cree que la fórmula “familias que ayudan a otras familias” da resultado?
Le cuento una anécdota que ilustra este asunto. Un día una señora beneficiaria nuestra me dijo: “Doctor, ahora soy pobre pero antes era miserable”. Le pedí que me explicara y me contó que antes se ponía en la cola varias veces para recibir alimento. Se cambiaba la ropa para que no la identificaran y hacía acopio de lo que se le daba. Guardaba la comida debajo de la cama y a veces se la comían los ratones, los gatos, se deterioraba con la lluvia… Pero no se la daba a nadie porque había pasado hambre en su vida. Luego me dijo que ese era un razonamiento miserable y que ahora era sólo una persona pobre. Eso es precioso y esas cosas las hemos aprendido porque esa misma gente nos las ha contado. Se puede medir la escolaridad, el analfabetismo, el grado de nutrición, pero el crecimiento humano que se da en esas personas no se puede medir.

¿Qué le diría a una familia con inquietudes de comprometerse más socialmente? ¿Por qué vale la pena?
Porque necesitamos hacer un gran país y entre todos. Porque aquí no hay salvaciones individuales; o salimos o nos quedamos todos. Porque la patria –la madre– está enferma, y cuando la madre está enferma todos sus hijos deben estar más unidos que nunca. Tenemos que abrir el corazón hacia los demás. En la Argentina no faltan valores, lo que faltan son virtudes: valor es lo que se declama pero virtud es lo que se encarna. Yo puedo hablar de la solidaridad, ése es el valor, pero ¿soy solidario? Ésa es la virtud. Debemos terminar con la eterna guerra del hombre contra el hombre y encarar todos juntos la única guerra que vale la pena, donde todos ganan, que es la guerra del hombre contra el hambre. Ahí tenemos que estar todos unidos.

Usted ha dicho que quiere hacer de éste un mundo mejor. ¿Cómo se siente respecto a ese sueño?
Me voy a sentir satisfecho el día que empiecen a cerrar los centros Conin porque ya no se necesiten y se transformen en bibliotecas. Ahí podremos decir que hemos librado buen combate y que la misión está cumplida

Para conocer más: www.conin.org.ar

Por Milagros Iroz

Fuente "Familias de hoy" N° 2. Yocreo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario