por Alejandro Campoy Osset
En efecto, no hay derecho a que se haga la víctima alguien que ha cometido un delito. Es cierto que la sentencia estaba “preanunciada”, como dice él mismo, porque cualquier estudiante de primero de derecho sabía que ordenar escuchas de las conversaciones entre acusados y sus abogados es un delito que vulnera el derecho a la defensa de cualquiera.
Yo invitaría al señor Gaspar Llamazares a que, Dios no lo quiera, si se ve acusado de algún delito, grabe él mismo sus conversaciones con su abogado y las envíe a la prensa. Parece que esta práctica le parece muy lícita.
No hay derecho a que una turba de “fascistas” salga a las calles con ánimo de linchar a los altos representantes de la justicia en España, únicamente porque defienden un estado totalitario, en el que los poderes públicos pueden actuar por encima de la ley con impunidad siempre y cuando se trate de “ajusticiar” a los que no son de los suyos. Al más puro estilo de las purgas stalinianas de 1937
No hay derecho a que un diputado socialista con la aureola de ser la “gran promesa” para el PSOE, un tal Eduardo Madina, le resulte “imposible comprender” que cometer un delito es cometer un delito, tanto si se trata de alguien de aquí o de allí.
No hay derecho a que una turba de manipuladores sigan empeñados en convencer a una cierta masa de borregos analfabetos de que aquí lo que se juega es una persecución de la “extrema derecha” contra el gran paladín de la justicia mundial. Esta turba está contribuyendo ni más ni menos que a seguir polarizando a la sociedad española en “fachas” y “rojos”, al tiempo que siguen analfabetizando y aborregando a esa cierta masa que les sigue, impidiéndoles ver algo tan simple como que ningún poder público puede estar por encima de la ley, lo cual va en beneficio muy en primer lugar de ellos mismos ¿O les encantaría que a ellos se les vulnerara su derecho a la defensa y se les pudiera condenar arbitrariamente? ¡Ni que fueran nostálgicos del franquismo!
No hay derecho a que este país esté condenado a padecer eternamente una izquierda cavernícola y subdesarrollada, ignorante de los pilares fundamentales de la democracia y anclada en la eterna retórica del ¡que malos son los fachas!, incapacitada para pensar y poder al menos conocer los rudimentos básicos del estado de derecho, necesitada de una verdadera “Educación cívica” que les enseñe conceptos tan elementales como arbitrariedad.
No hay derecho a que se manipule a un buen puñado de personas inocentes y bienintencionadas que buscan a sus parientes desaparecidos hace muchos años haciéndoles desfilar ante un tribunal para que cuenten cómo fueron ejecutados sus abuelos, cuando lo que se está juzgando es si un juez se saltó a la torera los turnos de asignación establecidos para entender de los casos que entraban en la Audiencia Nacional o no lo hizo.
No hay derecho a que una farándula de titiriteros variados salgan un día sí y otro también exigiendo a voces por las calles la vuelta a un estado totalitario en el que una autoridad pública pueda hacer lo que le dé la gana al margen de la ley si de lo que se trata es de “ajusticiar” a los rivales políticos. Sería interesante hacerles ver lo que podría ocurrirles a ellos mismos si se les aplicaran los mismos criterios que están intentando defender de forma totalmente irracional.
En definitiva: hay en España todavía una turba de totalitarios que aún contemplan admirados los procesos stalinistas de 1937, sintiendo una reverencial veneración por la ejemplar justicia del “padrecito”. Entre esa turba hay políticos, periodistas, jueces y siempre muchos titiriteros. Los que no queremos vivir en un nuevo régimen soviético habremos de estar bien avisados contra las intenciones fascistas de toda esa turba. Y que ésto nos tenga que pasar en pleno siglo XXI es algo a lo que no hay derecho ¡No hay derecho!
Los blogs de religión en Libertad :Alejandro Campoy
Alejandro Campoy Osset entró en nuestras vidas el 2 de junio de 2006 cuando colocó sobre el escaño de Zapatero una foto de Miguel Ángel Blanco. Sobre ella, dos rosas blancas manchadas de mercromina simulando la sangre derramada por tantas víctimas del terrorismo. No mucho tiempo después, se convirtió en el primer padre en objetar a Educación para la Ciudadanía. Ahora, recala en ReL con «No hacer mudanza». Son tiempos de tribulación. Sobran las palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario