miércoles, 29 de febrero de 2012

Terrorismo de Estado


por Eduardo Linares Dahl
El viernes por la noche, luego de encontrar el cadáver de Lucas, el supuesto cadáver número 51, la gente montó en cólera. Hubo cortes de calles y se prendieron gomas. Hubo represión en Once. En algunos barrios de Capital, que han sido castigados con cortes de luz durante todo el verano, estado asambleario.

El cántico de Que se vayan Todos, volvió a oírse. Como de la nada, apareció Quebracho con un par de colectivos llenos de lumpenaje, para romper vidrieras y robar en la estación de Once, para entonces, asediada. La violencia fuera de tiempo de estos grupos manipulados por la SIDE desde siempre, permitió a Clarín y La Nación titular con esa índole, trabajando, una vez más, codo a codo con el Gobierno; la incipiente y espontánea reacción popular era neutralizada.

De todas formas esto no le impidió a la gente gritarle a la Presidenta que diera la cara. No, eso lo vimos todos. La explosión por las redes sociales, válvula de escape de una sociedad que del 2002 en adelante se ha vuelto autista, era también un clamor exaltado, la impunidad del on line hace a todos valientes y mandados, digamos que si fuera por la virtualidad de esta escueta forma de participación, tendríamos un cacerolazo por hora y una marcha de protesta e indignación diarias. El ciber espacio K, ausente con aviso.
Desde el primer momento del rescate, el Dr. Crescenti, titular del SAME, había declarado al ser interrogado sobre el número de víctimas, que su trabajo era encargarse de los vivos, de los muertos, la Federal y Bomberos. Luego, esta listas fueron manipuladas a fin de que el supuesto accidente, quedara tercero en el ranking de tragedias ferroviarias de la Argentina; ya con las cifras controladas, 50 muertos y más de 705 heridos, nunca 678, ni 57 muertos; el canal 7, sí, es insólito, mandaba un banner, pié de pantalla, en donde se informaba que había “todavía” una docena de desaparecidos, incluido Lucas, cuando para ese entonces, hacía 24 horas que el número de muertos era de 50. Como decían las pibas chusmas del barrio en la escuela primaria, la vi con mis propios ojos.
El viernes por la noche, al cruzar la calle en Sánchez de Bustamante al 1100, en donde trabajo, para comprar cigarrillos, vi abierto un local partidario del peronismo de Capital que está cerrado hace meses, la agrupación se autodenomina FAP, sí, como las recordadas Fuerzas Armadas Peronistas de los hermanos Villaflor, notable la falta de respeto de estos punteros de cuarta para autonombrarse, uno solo de ellos dentro, leyendo una revista, afuera, un cartel con la foto de Lucas, buscado. Hacía dos horas que había sido encontrado su cuerpo sin vida en el cuarto vagón de la formación 3772, del macabro tren número 16 a Once.
Sí, es verdad, los políticos, en todos sus niveles, no sirven ni para cambiarle el cuerito a una canilla. Los bomberos que habían participado del operativo de rescate, rápidos, se liberaban de la culpa de olvidar a Lucas entre los hierros retorcidos del cuarto vagón, señalaron que un día antes había pasado por el lugar el Juez Federal Bonadío, a cargo de la causa, sin advertir el fuerte olor que ya se filtraba entre las chapas del cuarto coche fúnebre. Garré, con su fatal estampa de profesora de merceología muy mal atendida, declaraba que Lucas no había sido encontrado porque viajaba en un lugar indebido, claro, no citó al Proyecto X para confirmarlo, compitiendo para el caso en niveles de estulticia con el secretario de transporte.
Dudo mucho que el Fiscal Federal Federico Delgado a cargo de la instrucción de la causa evalúe como una alternativa a tener en cuenta, la intencionalidad de la tragedia. Lo digo más claro, que haya sido un atentado promovido por una asociación ilícita enquistada entre los vericuetos del poder oficial, a fin de usarlo de tapadera de diversos escándalos que a dos meses del segundo mandato de CEW, se tornan insoportables. Sí, ya sé que suena a teoría conspirativa de la peor calaña, con toda la desconfianza que éstas promueven, su descrédito; me hago cargo. El punto es que desde hace años estos accidentes se suceden sin que se tomen medidas de ninguna índole para evitarlos.
Luego, a uno que es tan mal pensado como corresponde, le entra la duda sobre si no son utilizados -no es poca cosa que los delegados ferroviarios del Sarmiento hayan declarado que la formación 3772 tenía de 8 compresores de frenos, 5 fuera de estado, hecho insólito, ya que esa formación había sido repuesta el día miércoles 22, luego de estar en mantenimiento en talleres durante diez días; que el maquinista, Marcos Antonio Córdoba haya abordado la formación en la estación Castelar, que a partir de la estación siguiente, Haedo, el pasaje haya denunciado fallaban los frenos, que el tren hubiera sido sacado de servicio en la cabecera, en Moreno, a las 6 de la mañana para reponerlo una hora más tarde, que el pasaje, en su gran mayoría, haya partido desde Moreno sin boleto porque en la estación no había guardas, hecho inusual, fuera de lo común, sobre todo en horarios pico, recordemos que el boleto es la única garantía para poder exigir ante le Empresa y la Aseguradora en caso de siniestros, que fuera, también, una hora pico en la que la formación llevaba más de 2000 personas; sí, es cierto, como dice el Secretario de Transporte, que aún no ha renunciado, si el accidente pasaba un día antes, era una anécdota-, digo, si no son utilizados para tapar noticias de escándalos y descontroles que al gobierno no le resultan cómodos, más bien todo lo contrario, a tan sólo dos meses de asumir el segundo mandato (en rigor, es el tercero) esta semana recién se inaugura oficialmente el Parlamento, el jueves próximo, sino que hacen que un período de cuatro años, peor aún, las legislativas del año que viene, sean casi una misión imposible, un viaje a la dimensión desconocida.
El año pasado, a mediados de septiembre, menos de un mes antes de las elecciones, en los días en que Sergio Schoklender declaraba en el Congreso a propósito del escándalo de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, sucedían dos accidentes en Capital, ambos de trenes de TBA. En el primero, en la mañana que declaraba Schoklender, una formación que iba hacia Once, partía al medio a un colectivo 92 que cruzaba con la barrera de Flores baja y rota, provocando 11 víctimas fatales y más de 70 heridos. 24 horas más tarde, un Premetro de TBA que circulaba por el Bajo Flores, se llevaba puesto un colectivo que había sido previamente chocado por un camión, los heridos, 90. Todos trenes de TBA, empresa de unos hermanos famosos por ser socios del poder desde los 90. Socios todo terreno, sí, claro, partícipes de una asociación ilícita, el famoso capitalismo de los amigos que no excluye ni el lavado de divisas ni el narcotráfico.
Durante la toma del Parque Indoamericano, diciembre de 2010, murieron siete u ocho personas, esa operación fue un montaje de Sergio Schoklender, quien para entonces, entre otras cosas, manejaba la droga del sur de la Ciudad, amparado, claro, por toda la parafernalia gubernamental. Meses más tarde, eran los barrios más custodiados del país, por federales, metropolitanos, Gendarmería y Prefectura, el negocio de la droga tan sólo había cambiado de manos, se había estatizado, militarizado. Ese fue el principio del fin de Schoklender, que había montado incluso una organización armada sui generis, con atentados a cajeros automáticos de bancos, bombas, entre otros. Digamos que Schoklender, al lado de Verbitsky, Garré. Eduardo Luis Duhalde, Rudy Ulloa, Máximo Kirchner, Juan Manuel Abal Medina, Marcelo Mallo, Kunkel, Szpolski, Milani, Stiuso, Zannini, Mario Firmenich, es un niño de pecho, un púber con un álbum de figuritas al que le faltan Restivo, Ríos y Villegas, babeándose mientras le cuenta a Caparrós que ellos recaudaban fondos para las Madres en los 90 como en los buenos tiempos, de caño. Ninguno de nosotros, ciudadanos de a pié, tiene la más mínima ni aproximada idea de qué significa el poder político, en este caso, de carácter cuasi absoluto, ni la impunidad que conlleva. Mucho menos, estar habituados al mismo desde hace décadas.
A ver si nos entendemos, esta oligarquía peronista -sí, la misma que tan bien ha retratado José Arturo Quarracino en su nota “De la Patria Socialista a la Banca Barclays”- que ha tenido la audacia de llevarse puesto al sistema representativo, a partir del fraude electoral de octubre, con el entrenamiento que tiene en vivir al margen de la ley desde hace 40 años, por sobre ella, siempre sintiéndose por encima del común de los mortales, llegado el caso, asesinando a sus propios compañeros, entregándolos a la tortura y la desaparición forzada, pergeñando la conveniencia de una dictadura militar para hacer viable el levantamiento de las masas ante la opresión insoportable, digo, oligarquía que en la suma del poder público, más allá del bien y del mal, sabe que nos ha orinado y defecado en la cara, como ciudadanos, desde agosto de 2011 sin que a la fecha haya habido la más mínima reacción de rebeldía, entonces, qué le hace una mancha más al tigre, si es para conservar el poder, a toda costa, a cualquier precio, poder que se va resquebrajando como el dibujo animado del coyote cuando se ha caído desde una cornisa de un kilómetro.
Algunos me corrigen señalando que mi teoría conspirativa peca al considerar a esta muchachada, tan hábil y astuta como para apropiarse de la suma del poder público, como inepta para pergeñar semejante atentado contra la sociedad civil, sin caer en cuenta que les juega en contra en el corto plazo. Digo, no sé si les juega tan en contra, no sé si no van a manipular el caso hasta el hartazgo, no sé si no terminan logrando su objetivo, cual es sembrar el terror y la confusión hasta el caracú de la sociedad, inoculándole una psicosis colectiva aún todavía más paralizante, de la mano de la ley antiterrorista y del ya más que famoso vacío de poder que genera el tener a una sociedad despolitizada, embrutecida, me incluyo, más una clase política, mal llamado oposición, inexistente; vamos, el miedo a la nada misma, es harto. El que se dedica a estudiar y desmenuzar a Curcio Malaparte desde hace décadas, es Horacio Verbitsky, ahora con un cáncer pulmonar, no yo. Su libro de cabecera se titula “Técnicas de golpes de Estado”. A él hay que hacerle serias preguntas.
No, ni que hablar de nuevas formas de participación y construcción política de base, democracia semidirecta, ese discurso, a esta altura, es tan obtuso como subversivo, dialecto cifrado de hackers y ventrílocuos, semiólogos postdatados, académicos lunfardos, funámbulos y catecúmenos. Ese discurso hoy día no lo sostienen ni los profesionales de izquierda de PO y del MST, tan de moda en los medios. Es cierto, su dialéctica continúa hoy día pasando por la dictadura del proletariado, sotto voce.
¿Qué son 50 ó 100 cabecitas negras amasijados en un tren sin frenos?, cuando lo que se debe procurar es hacer que se deje de hablar, siendo como es la estructura del poder K un relato o fábula soportada y reiterada a diario, una diaria pelea mediática contra la “Corpo”, justamente, un diario con una repetidora de cable, TN, uno de aire, Canal 13, técnicamente desaprovechado, una radio, Mitre, esa materialización del mal que ellos se encargan de exorcizar en el día o día, desde las usinas de 678, su repetidora radial, Víctor Hugo, más el control del 90% de los medios gráficos, radiales y televisivos, en sus manos y en la de cientos de paniaguados que se dedican a reproducir el discurso diario tan obedientes como faltos de sentido crítico y creatividad, repugnantes, para la salud y el bienestar de todos y todas, o sea, que no aparezcan por un largo rato en los medios, los chanchullos de un Vicepresidente cocainómano, bebedor y corrupto, pésimo cóctel, los papelones internacionales de una bravucona política malvinense planteada sin el más mínimo y evaluado plan de ruta, diplomacia de tribuna y cartón piedra, en donde el día del cumpleaños de Néstor Kirchner, legisladores de todas las bancadas se reúnen en Ushuaia para declarar que la soberanía argentina sobre las Islas no se discute, perdiéndose la oportunidad histórica de declarar la nulidad de los secretos Acuerdos de Paz de Madrid -causa eficiente de la entrega del petróleo y la minería argentina a empresas anglosajonas desde hace más de 20 año-, por anticonstitucionales; las ilegales operaciones de inteligencia interior de una Fuerza Armada bajo su directo mando desde hace 9 años.
Las clases que no comienzan en la Provincia de Buenos Aires, dando pié a lo que será una durísima puja salarial, el aumento de las dietas de los legisladores en más de un ciento por ciento, la resistencia popular de los pueblos cordilleranos a la expoliación minera, las cifras de la inflación que colocan a la canasta familiar por sobre los 5500 pesos, los servicios de la deuda externa pública de este año, que por más que uno busque y rebusque en la página web del Ministerio de Economía no aparecen, pero son de 12 mil millones de dólares. Sí, ya se avivaron, ahora son información confidencial, antes los publicaban con descaro. Tómense como yo el trabajo de encontrar el Presupuesto del año y después me corrigen. Y sigo, tapar, en el mismo día, el que el Juez Oyarbide diera de baja los emails de Jaime, como medio de prueba, poniendo a las causas en su contra a punto de ser archivadas, nada menos, por haber sido manoseados por la Policía Federal a su cargo, al tiempo que manipulaba causas largamente cajoneadas para que la causa de Boudou-Ciccone quede en sus manos.
Claro, lo sabemos, desde los ‘70 para acá no han sido otra cosa que una banda exitosa en la cantidad de fracasos y muertos acumulados. Son Pinky & Cerebro versión sudaca, tal su talento para dominar el mundo. Estos hechos, como la mayoría de las operaciones que montaban entonces, les salen mal. Siguen siendo la Armada Brancaleone, no les da el pinet ni la formación ni la calle para otra cosa, ni el alma, fraudulenta y quebrada desde el vamos, básicamente porque nacieron mal, en las oficinas de la inteligencia militar de un generalato gorila, manipulado desde Washington y Londres, aventados por el discurso delirante de La Habana, nunca de las entrañas de los barrios fabriles de las grandes ciudades, nunca fueron guerrilla urbana o suburbana ni mucho menos vanguardia de trabajadores, sólo y hasta la fecha, impostores, cajetillas jugando a los comboy, ni más ni menos, ortibas y caqueros de mocasines de Guido y Particulares sin filtro, playboys de morondanga, con el mate caliente por literatura repasada a las apuradas, inconveniente para cierta clase de opas, cumulus nimbus de ventocidades de ex tacuaras y nacionalistas católicos devenidos en guevaristas of shore en el transcurso de un fin de semana, con el fin último de oler una bombacha transpirada, con recortes de Penthouse y fotos de conejitas de Hugh Hefner entre las fotocopias de George Sorel y Frantz Fanon. Pero no por eso dejan de ser unos temibles criminales impunes desde entonces.
Hace menos de un año, antes de la internas abiertas y simultáneas, el primer fraude, si bien lo recuerdo, en una sobremesa de familia numerosa, clase media alta, acomodada, profesionales progresistas, bien pagos, becarios del Conicet, tuve una discusión con una sobrina política, cuadro del Partido Comunista asociado al kirchnerato, la cual ante mi aseveración de que los muertos de los K eran récord en Democracia, me espetó que los de De la Rúa, 19 y 20 de diciembre, lo eran, esto, según ella, fuera de discusión. Escribí un artículo entonces que nunca publiqué, citado las cifras de la Correpi, organismo de Derechos Humanos enfrentado con Hebe de Bonafini, no oficialista, el cual declara que de 1983 a la fecha, han sido asesinados más de 3200 jóvenes de clase media baja, trabajadores, desocupados, todos por el accionar policial, 1600 durante los 8 años de gobierno nacional, popular, progresista, post peronista, de Néstor y Cristina. La masacre del viernes 24 de febrero, pone fin de manera trágica a esta discusión patética, sobre récord de muertos.
Tomasa, la señora que da una mano en casa martes y viernes, escuchaba por la mañana la radio, después la apagamos, al inefable Víctor Hugo, que narraba un accidente ferroviario en Francia, París, en la estación de la Gare de Lyon, en 1988, en donde el maquinista, también sin frenos, había tenido el recaudo de correr el pasaje hacia los últimos vagones, evitando una tragedia mayor, sí, igual, el tren había colisionado contra otro parado en la estación, a por salir, provocando más de 50 muertos. El relator uruguayo recordaba que en esa estación hay un famoso y exquisito restaurante, más que tradicional, Le train blue. Sí, no recomendó Tartare de bœuf de race Charolaise a 30€, que degustó hace menos de un mes, en su último viaje, por temor a ser tildado de frívolo o tilingo.
Tomasa se crió en el campo paraguayo, es una campesina, no tiene estudios terminados, me dijo entonces, “Cristina va a terminar igual que De la Rúa”. Cinco minuto más tarde me preguntaba quién iba a pagar el entierro de los 50 muertos, para agregar dos minutos más tarde que el martes sus tres hijos, tres dramas, como corresponde, que acarrea, entre violencia, promiscuidad sexual y drogas, cultura bonaerensis ad hoc, no empezaban las clases. No, aclaro, Tomasa no es un cuadro político del Partido Obrero, tampoco lee este blog, ni sabe de su existencia. Ni Marcos Antonio Córdoba, maquinista de la formación 3772 atinó a correr el pasaje hacia el fondo, en un tren en donde era imposible hacerlo porque iba abarrotado, con el doble de pasaje permitido en cada vagón, de 250 personas.
Este atentado sirvió entre otras cosas para que Hebe de Bonafini rompiera el autoimpuesto silencio de radio para tratar de pelotudo a Schiavi, retar a Cristina, al tiempo que anunciaba que los 50 muertos eran de “ellos”, eran sus muertos, cosa que a esta altura no voy a discutirle. Sí, son de ustedes, Bonafini, y, como todos sus muertos, son cifras manipuladas, en este caso, en forma decreciente.
Nos enteramos luego que el seguro contratado por TBA a Liderar es de 2.000.000 millones de pesos, ergo, contra los juicios en ciernes, estimados a groso modo en unos 50 millones de dólares, la empresa concesionaria del Ferrocarril Sarmiento y el Mitre, pedirá la quiebra. Quién se hará cargo entonces de las deudas, el Estado, el mismo que según el periodista Roberto Navarro, el día viernes por la tarde en 678, declaraba al par de la mímica de Sandra Russo, que más allá de que fuera tanto el sentido común como el clamor popular el que estuviera reclamando el retiro de la concesión a los hermanos Cirigliano, denunciados con lujo de detalles al día siguiente por Página 12, sí, como para que no quepan dudas, en todos y cada uno de los negociados subsidiados que mantienen con los Kirchner a lo largo de estos años, parecía Clarín el diario codirigido por Horacio Verbitsky, era imposible llevarlo a la práctica porque el Estado no podía asumir el costo de tal empresa, el erario público no estaba en condiciones de hacerlo. Perdón, subsidiada por 3 millones de dólares diarios. ¿De qué habla este señor, se pude saber? ¿Y qué pasó con el crecimiento a tasas chinas, sirve tan sólo para financiar Fútbol y Automovilismo para Todos? TBA, empresa quebrada, vaciada, como Aerolíneas, que, inevitablemente el Estado deberá hacerse cargo.
Entre cantidad de voces que se escucharon en estos días, de opinantes variopintos en los medios, rescato la de un señor de apellido Cuenca, con 44 años de experiencia laboral en Ferrocarriles Argentinos, técnico en motores diesel y en planificación ferroviaria, quien hizo una acotación no menor, los ferrocarriles en los 90 nunca fueron privatizados, fueron concesionados, luego, es el Estado Nacional quien está a cargo de las mejores de vías, durmientes y estaciones, barreras, señales, siendo, asimismo, el responsable del los subsidios, que de un millón de dólares diarios de los 90, con la empresa en manos del Estado, han pasado a tres millones en la actualidad. Agrego, de mi cosecha, que si bien Perón en los 50 los estatiza, nunca los nacionaliza, ya que los mismos siguieron el trazado impuesto por Gran Bretaña y el mercantilismo unitario, centralizando todos los ramales en el Puerto de Buenos Aires. No es un mal momento para reflexionar sobre estas contradicciones.
La muerte de Mariano Ferreyra, un militante trotskista que luchaba por los derechos de los trabajadores tercerizados del ferrocarril Roca, en manos de una patota sindical operando en una zona liberada por la Policía Federal al mando de Florencio Randazzo, entonces Ministro del Interior, puso fin de forma dramática a la vida de Néstor Kirchner. Nunca sabremos cómo. No hubo autopsia y se lo veló a cajón cerrado. ¿Tendrá resto físico y psíquico la bipolar Cristina Elisabet Wilhem para asimilar estos más de 50 cadáveres y 700 heridos, más el escándalo de corrupción que se ha destapado sobre TBA, los Cirigliano y la vinculación de éstos con De Vido y el propio NK, muertos que, como bien declara Hebe de Bonafini, le pertenecen? No lo sé. Dudo que pueda volver a aparecer en público, en cadena nacional dos veces por semana, cual es su forma de gobierno virtual o televisivo. Lo dudo mucho. Y si lo hace, por una elemental razón de Estado, nunca más será la misma, émula inmisericorde de Evita, sobreactuando, casi en éxtasis, o dialogando divertida, como la Gran Madre de Todos y Todas, incluso con obreros escenográficos, sino un fantoche alimentado por psicofármacos, una zombie drogada.
Hoy nos va a contar porqué Manuel del Sagrado Corazón de Jesús Belgrano es el prócer más parecido a Montoneros, le han sacado incluso su rango militar, homenajean al “Dr. Belgrano”, nunca al General Belgrano, “ese abogado forzado a hacer la guerra, improvisándose como militar”, Verbitsky dixit, en otro hallazgo fenomenal del revisionismo de Norberto Galasso y Pacho O’Donnell. Justamente Belgrano, un hombre que murió en la miseria, ferviente católico, de misa y comunión diarias. Guerrero excelente.
En Rosario, a las 20 horas, CEW, hacía gala de sus mejores artes, sobreactuaba como María Esther Goris, se emocionaba, engolaba la voz, se subía al caballo de Belgrano, recorría el Monumento con una bandera que se creó originalmente tomando los colores del manto de la Virgen, azul celeste, no el celeste y blanco monárquico y borbónico, reproducido luego por rivadavianos y mitristas. Cerraba la noche declarando que está en manos de la Justicia la solución de la Masacre del Once; pidió pericias en dos semanas, como si esto fuera a ser posible en la Argentina, en donde las pericias llevan años, ella se supone que más allá de no haber hecho una práctica forense en su vida, ni haber firmado un sólo escrito, sino se revelaría su verdadera identidad, conoce de estos procedimientos, forma más que cínica de poner ahora la responsabilidad en el Juez Bonadío -aclaró que no quería presionar a nadie-, que, es sabido, se tomara todo el tiempo del caso, mucho, o sea lo que ella realmente quiere, hasta que la gente se olvide u ocurra una nueva catástrofe. Eso sí, sintió pena por cómo se estaba tratando el tema. A la misma hora, los padres de Lucas, acusaban al gobierno por la plena responsabilidad política de no haber evitado un desastre previsible, nunca un accidente. También a la Ministra Garré por haber tratado a una víctima, Lucas, como culpable. Eso sí, Cristina tenía la cara deformada, hinchada, de manera desagradable. Nunca tan dura.
Al no existir recambio institucional, no hace falta explicar porqué Amado Boudou no puede ser Presidente de los argentinos, es demencial que una señora representante del sionismo internacional, que tilda a la bandera de su provincia, el Tucumán, sede de nuestra Independencia, como fascista, por portar un crucifijo, la Cruz de Cristo, sueñe con poder gobernar este colonia tan anglosajona como imprevisible por más de 48 horas, teniendo como tiene también las manos manchadas de sangre por el cadáver exquisito de Carlos Marriera, joven desocupado arriado del Tucumán por una promesa laboral, un pancho y una coca, durante el conflicto del campo, en el 2008, muerto al caerle sobre la cabeza un farol de una luminaria de la Plaza de Mayo; todo suyo ese muertito, doña Beatriz Rojkés de Alperovich.
La desesperada estrategia oficial montada para pretender darse el carácter de querellante en la causa que está en manos del Juez Bonadío, táctica judicial usada por Eduardo Barcesat para exculpar a Hebe de Bonafini en el escándalo de la malversación de fondos de la Fundación por ella dirigida, causa en donde sí el Estado debería de haber actuado como querellante, verdadero damnificado de la malversación y no lo hizo, tiene poca vida. Es una fenomenal tomadura de pelo pretender presentarse como víctima en una causa en donde se es cómplice y financista del victimario. El Gobierno, ídem, con escueta sobrevida. La última carta que tiene para jugar CEW, a fin de no caer, como dice Tomasa, como De la Rúa, es ir por todo, a cara a cruz, con el tema de Malvinas. En poco más de dos semanas, el sionismo internacional en pleno se va a dar cita en Buenos Aires, al cumplirse dos décadas del autoatentado de calle Arroyo, para echar leña al fuego contra la República Islámica de Irán, a esta altura, con las relaciones económicas rotas con Europa y USA. La suma de todos los vientos puede dar lugar a una tormenta perfecta.
Todavía van a estar vivos los muertos de la masacre de la estación del Once, sin vermes sus huesos, enterrados en cajones baratos en un fin de semana largo, almas en pena deambulando sin paz ni consuelo entre vagones y andenes, en Plaza Miserere, ante la mirada ausente de una sociedad sometida, manipulada y muda, tan anómica como insensible y amnésica; desgarrados, deformes, mutilados, muñecos malditos de un Carnaval que por su culpa volvió a suspenderse por decreto; víctimas de otro atentado impune sin coche bomba.

febrero 28, 2012.

Eduardo Linares Dahl
Apuntes para la construcción de la democracia directa.






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