viernes, 23 de marzo de 2012

Una llamada de atención a los ateos: la pedofilia es lo siguiente en la pendiente resbaladiza

por Moshe Averick.

Peter Singer, profesor ateo de «Ética» en la Universidad de Princeton aprueba la bestialidad y ha declarado que «no tengo tabúes morales intrínsecos».
Es un axioma que en el mundo de los ateos no existe la moralidad ni la inmoralidad, solo la amoralidad. Esto es a menudo mal entendido en el sentido de que los ateos no tienen ningún valor. Esta conclusión puede claramente ser errónea. El asociar el ateísmo con la amoralidad no quiere decir que ellos no tengan valores, ciertamente los tienen; la amoralidad es un comentario, no acerca de la existencia de los valores, sino en el significado de dichos valores. Dado que en la cosmovisión atea no somos mas que primates que caminan erguidos, nuestro sistema de valores no es mas valioso que el de nuestros parientes que viven en la selva. Desde el punto de vista Darwiniano, el humano es a la cucaracha lo que la cucaracha es al paramecio [organismo unicelular, N. del T.]. El creer que somos algo «mas» es solo producto de la imaginación humana.
Sería absurdo, entonces, para el ateo el sugerir que cualquier individuo o sociedad tiene la autoridad para dictar a todos los seres humanos cuales deberían o no deberían ser sus valores; sería aún mas absurdo pretender que los pronunciamientos de un individuo o sociedad obligue a otros a comportarse en consecuencia. Para el ateo, la moral es simplemente una palabra que es usada para describir el tipo de sistema que el individuo o la sociedad prefiere de forma subjetiva. Cada sociedad establece, sostiene o modifica sus valores para adaptarlos a sus propias necesidades.
«La moral es la costumbre de su país y el sentimiento actual de sus pares. El canibalismo es moral en un país caníbal.» (Samuel Butler)
Dado que los valores no son mas que reflejos de las preferencias subjetivas prevalentes, ellas obviamente cambiarán y sufrirán metamorfosis para acomodarse a las necesidades y actitudes cambiantes. En el transcurso de mi vida he atestiguado cambios sociales radicales en el comportamiento moral y actitud hacia el matrimonio y la sexualidad, homosexualidad, el asesinato de niños no nacidos, eutanasia y el uso de drogas ilegales.
Uno puede preveer razonablemente que a medida que la obsesión por el escepticismo y el ateísmo crezcan entre la influyente «élite intelectual» de nuestra sociedad, también lo hará su voluntad de asumir mas cambios radicales de los valores morales. Los creyentes religiosos que expresan consternación y horror ante las ominosas nubes de la tormenta moral que avecina en el horizonte se juntan con la burla petulante, contra – acusaciones histéricas o la indiferencia absoluta. No hay nada que las sociedades ateas sean incapaces de racionalizar y aceptar – incluyendo el abuso sexual de niños.
Sin duda, esta afirmación parecerá descabellada para algunos ateos y causará indignación. Sin embargo, las consecuencias lógicas y filosóficas del sistema de creencias ateo son ineludibles. Cuando fue cuestionado por el periodista William Crawley si pensaba que la pedofilia estaba «simplemente mal». El profesor Peter Singer de la Universidad de Princeton – el mundialmente famoso filósofo de la «ética» – respondió así:
«Yo no tengo tabúes morales intrínsecos. Mi punto de vista no es que nada este simplemente mal. Usted esta tratando de poner palabras en mi boca.»
Singer pasó a explicar que el es un «consecuecialista». Para beneficio de quien no sabe filosofía, permítanme explicar el «consecuencialismo» en pocas palabras: Si te gustan las consecuencias, entonces es ético; si no te gustan las consecuencias, entonces no es ético. De esta forma, si te gusta la pornografía infantil y tener sexo con niños, entonces es ético; si no te gusta la pornografía infantil ni tener sexo con niños, entonces no es ético. En un artículo titulado «Heavy Ptting» [«Caricias Duras», literalmente, N. del T.], Singer de igual forma dio su sello de aprobación a la bestialidad. Como recompensa por haber producido dichas perlas de sabiduría, le ha sido otorgado el privilegio de enseñar «ética» a nuestros hijos en la Universidad de Ivy League. Por otra parte, el de ninguna manera es el único filósofo ateo afanosamente dedicado a engrasar la precaria pendiente en la que la sociedad occidental se tambalea. Por lo tanto, mi «llamado» a los ateos, por el cimiento filosófico para la aceptación de la pedofilia que ha sido colocado por dichos filósofos.
Joel Marks, profesor emérito de filosofía de la Universidad de New Heaven, quien por 10 años ha sido el autor de la columna «Moral Moments» en «Philosophy Now» [«Folosofía Hoy», literalmente, N. de. T.] escribió, de forma impactante, en 2010 un artículo titulado «An Amoral Manifesto» [«Un Manifiesto Amoral», N. del T.]:
«Este filósofo ha estado trabajando bajo un supuesto no examinado, a saber, que no existe tal cosa como el bien y el mal. Ahora creo que no hay… En pocas palabras, me convencí que el ateísmo implica amoralidad y; dado que soy ateo, debo adoptar la amoralidad en consecuencia… Experimente la impactante epifanía de que los fundamentalistas religiosos están en lo correcto: Sin Dios no hay moralidad. Pero ellos están equivocados, aún creo que, no existe un Dios. Por lo tanto, creo yo, no existe la moralidad.»
Entonces Marks, con bastante audacia y candidez, aborda las implicaciones de sus recién descubiertas creencias:
«A pesar de que palabras como ‘pecaminoso’ y ‘maligno’ vienen naturalmente a la lengua como lo dice una descripción del abuso a menores. Ellas no describen las propiedades reales de nada. No existen los pecados en el mundo por que literalmente no existe Dios… nada es literalmente correcto o incorrecto por que no existe la moral… pero nosotros, los seres humanos, aún podemos descubrir un montón de recursos completamente naturales para explicar las motivaciones de ciertas preferencias. Así, muchos de nosotros somos lo suficientemente reacios al abuso de menores y probablemente lo seguiremos siendo…»
A estas alturas, la total bancarrota intelectual (y moral) de la posición de Marks se hace evidente. Después de concluir correctamente que el mundo sin Dios esta libre de los grilletes de los conceptos ilusorios de la moralidad e inmoralidad, intenta patéticamente tirar la piedra y esconder la mano sugiriendo que hay algo «bueno» o «mejor» en la preferencia de ser contrario al abuso de menores. Uno no sabe si reír o llorar ante este claro y lamentable ejercicio de agarrarse de un clavo ardiendo, ¿no es ese el fondo mismo de la diferencia entre «preferencia» y «moralidad»? El reconocimiento de que existe algo inherente e intrínsecamente abominable en abuso de menores hace el acto inmoral, en lugar de ser sólo una cuestión de gusto personal. La moralidad implica que existen principios del comportamiento que son parte del mismo tejido de la realidad; principios que el Dr. Marks entiende que sólo tienen significado si vienen de Dios. La preferencia, por otro lado, es subjetiva y notoriamente caprichosa. Lo mismo que decir que: yo prefiero el helado de chocolate a la vainilla; yo prefiero el jazz al hip-hop; yo prefiero que la gente tenga sexo con adultos en lugar de con los niños o las mascotas de la familia.
Sin embargo, como reconoce el Dr. Marks, otros tienen preferencias diferentes no menos válidas que las suyas. El Dr. John Money de la Universidad John Hopkins proclama: «Si yo fuera a ver un caso de un niño de 10 o 12 años el cual esta erótica e intensamente atraído hacia un hombre en sus veintes o treintas, si esa relación es genuina y totalmente mutua y la unión es genuina y totalmente mutua… entonces no la llamaría por ningún motivo patológica.» (En vista de su opinión profesional, me gustaría saber cuantos vecinos tienen el valor de permitir visitas de sus hijos a jugar en la residencia Money)
El 17 de agosto de 2011, tuvo lugar en Baltimore, Md., un simposio patrocinado por una asociación de salud mental llamada B4U-ACT. El folleto oficial declaraba:
«Este simposio de un día de duración, facilitará el intercambio de ideas entre investigadores, académicos, profesionales de la salud mental y personas con atracción a menores que tengan interés en los temas críticos que rodean la entrada de la pedofilia en el Manual de Diagnóstico de Desordenes Mentales [DSM, por sus siglas en inglés, N. del T.] de la Asociación Psiquiátrica Americana.»
En español simple, esto es un simposio cuyo objetivo es facilitar la remoción de la pedofilia de la lista oficial de Desordenes Metales (DSM) de las Sociedades Psiquiátricas Americanas. La B4U-ACT ha acuñado un término blando, inocuo e inofensivo para hacer que la idea de sexo con niños sea mas agradable: «personas atraídas por menores». Esta frase suena casi placentera a diferencia de aquellas palabras desagradables, y que muy pronto se convertirán en políticamente incorrectas, como son «pedófilo» y «abusador de menores». (¿Le suena pedofóbico?) No es sorprendente que el orador invitado, el Dr. Fred Berlin de la Universidad John Hopkins, sea colega del Dr. John Money. La defensora infantil, la Dra. Judith Reisman, reveló que esta conferencia es parte de una estrategia para condicionar a la gente para la aceptación de los pedófilos: «Lo primero que hacen es conseguir el público deje de pensar que lo que hace el delincuente es criminal para que piense en su estado emocional… de empatizar y simpatizar… no se cambia a la nación de una sola vez, deben cambiarlo por condicionamiento.»
Aunque fue publicado hace casi dos décadas, un edición especial de «The Journal of Homosexuality « [«El Diario de la Homosexualidad», literalmente N. del T.] titulado «Intimidad Masculina Intergeneracional», editado por tres prestigiosos académicos (todos ellos con doctorado), nos da una probada de lo que viene:
«En la sociedad occidental contemporánea, las relaciones sexuales intimas entre hombres y niños son considerados como inmorales… independientemente de los contextos emocionales en los que ocurren [¡En desacuerdo con Joel Marks y Peter Singer!]… el clima social actual hace que sea muy difícil observar esas relaciones de una forma objetiva… las relaciones hombre – niño no son infrecuentes. Como en la homosexualidad, la sexualidad hombre – niño ocurre, no en pocas veces, en un contexto en que las dos partes consienten… in estas relaciones una diversidad de sentimientos son o pueden ser expresados: afecto, apego, deseo, dominación y sumisión… hombres que se sienten atraídos por niños deben legitimar sus sentimientos hacia sí mismos como hacia la sociedad.»
Todo lo que nos falta ahora es un estudio académico «científico» que nos informe que hemos aislado finalmente el gen de «la atracción hombre – niño». Una antigua expresión en alemán viene a mi mente: «So fangt es immer an», «todo comienza de la misma forma». Lo que trae también a la mente la letra de una vieja canción de protesta de los años sesenta: «And you tell me over and over again my friend, you don’t believe we’re on the eve of destruction?» [«Y tu me dices una y otra vez, amigo mío, ¿tu no crees que estamos al borde de la destrucción?», N. del T.]
La noción atea de que la vida surgió aleatoriamente de un antiguo barro prebiótico de la Tierra, junto con la creencia darwiniana de que los humanos no son mas que chimpancés inteligentes, nos deja moralmente desprovistos. En una sociedad cuyas escuelas consideran un noble empeño el enseñar a los adolescentes a usar condones pero impiden estrictamente enseñarles que Dios ha prohibido robar o matar, ¿cómo se puede anticipar algo mas que un enorme y siempre creciente hundimiento moral? Si bien existen dificultades reales para determinar exactamente lo que Dios pide de nosotros en la esfera moral, permítanos, al menos, ponernos de acuerdo en lo siguiente antes de que sea muy tarde y avanzar desde ahí:
Todos los hombres son creados a imagen de Dios y, por lo tanto, son inherente e intrínsicamente valiosos
Todos los hombres han sido dotados por Dios con derechos inalienables y entre ellos están el derecho a la vida, a la libertad y la búsqueda de la felicidad.
No matarás
No robarás
No levantarás falso testimonio
No cometerás adulterio, incesto o bestialidad
No tendrás sexo con niños y, si lo haces, serás considerado un criminal despreciables y repugnante y serás tratado como tal.
Enseñarás estas leyes a tus hijos
Sostenemos las verdades arriba mencionadas por ser auto-evidentes, no como apoderados de un contrato social pragmático que puede ser adicionado o revisado tan a menudo como el capricho y la conveniencia de la sociedad lo demande, tampoco como resultado de reflexiones pomposas e insípidas de los así llamados profesores de «ética», sino debido a que reflejan la eternas, inmutables y absolutas leyes morales que emanan de Dios Todopoderoso, el creador del universo y de la humanidad.
Un hombre sabio dijo una vez que si bien creer en Dios después del Holocausto puede ser difícil, creer en el hombre después del Holocausto es imposible. Las opciones ante nosotros son claras: O buscamos una ley moral trascendente a la cual todos nos sometamos, o vamos en busca de la indulgencia personal y social. Si volvemos a Dios en nuestro empeño de crea un mundo justo y moral, tendremos una oportunidad de luchar, de lo contrario, estamos condenados a girar en espiral dentro del infierno creado por el hombre de la jungla humana.
Texto original: http://www.algemeiner.com/2011/08/29/a-plea-to-atheists-pedophilia-is-next-on-the-
slippery-slope-let-us-turn-back-before-it-is-too-late/

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