Por Darío H. Schueri.
Con el rechazo legislativo del pliego del Dr. Ricardo Font para cubrir el novedoso cargo de Auditor de Fiscalías contemplado dentro del nuevo sistema penal, el peronismo le mostró al socialismo gobernante (y al FPCyS todo) que puede desempolvar en cualquier momento la mayoría numérica en el Parlamento, aunque mas no sea para recordarse a sí mismo que la tiene estratégicamente disponible.
¿Hará lo mismo cuando esta semana se trate la media sanción de la autorización al Poder Ejecutivo para emitir letras de tesorería por 556 millones de pesos?.
El mapa político y social es distinto. El pliego de Font estaba circunscrito al elitismo tecnocrático de los juristas, y visto por el “ágora publico” como un submundo reservado a los abogados con distintos grados de decisión e influencia, conforme más cerca o más lejos del poder político se encuentren. Lo que en lenguaje vulgar podríamos decir “no le interesa a nadie”. Aunque luego los mortales justiciables podamos ser víctimas de un mal proceso judicial que nos condene a perder nuestra libertad o bienes.
Ahora el mapa es distinto. La emisión de letras por parte del Ejecutivo para pagar a contratistas, proveedores del Estado y aliviarle a las comunas y municipalidades el descuento que se les realiza en virtud del Fondo Nacional de Incentivo Docente (las “cien millones de razones”, invocadas intrépidamente por el diputado Khalow ante el silencio peronista) y la reforma tributaria, son iniciativas gubernamentales que impactarán – para bien o para mal – en la sociedad “real”.
Es ahí adonde el justicialismo y sus eventuales aliados (PPS, 100% Santafesino) deberán justificar debidamente mas allá de las retóricas efectistas y hasta pintorescas y ocurrentes el rechazo a darle mayores recursos al gobierno.
Hete aquí la fortaleza espiritual del Poder Ejecutivo si articula debidamente el discurso. De todos modos, prácticos, en el gobierno apelan primero al diálogo con los 35 legisladores peronistas que levantan la mano en el Parlamento, siguiendo la salvacionista teoría “si no hay plata, no habrá para nadie”. O sea, todos sufriremos las consecuencias y las responsabilidades serán compartidas.
La impactante “fiesta socialista”, el más tecnicista “gasto innecesario”, o la académica “mala administración”, latiguillos genuinamente políticos de la oposición deberían ser saludablemente y gráficamente pormenorizados por quienes lo aseveran. Por ejemplo detallar sobre el dispendio de los dineros públicos en innecesarios y masivos nombramientos en ignotos cargos y desopilantes asesorías; dobles comandos administrativos, despilfarro en viáticos, hotelería de categoría innecesaria para la “legión de funcionarios y asesores rosarinos”. Gastos extravagantes en manejo comunicacional, ó construcción de discutibles edificios, algunos de características majestuosas para centros cívicos ó de salud (el Cemafé de esta capital ó los nuevos hospitales).
Sin la desnudez conceptual descripta, todo lo enunciado forma parte del discurso, público o privado, del peronismo.
El oficialismo haría bien en contestar los pedidos de informes sobre semejantes interrogantes, rayanos en barbaridades de gestión de ser cierto.
No sería mala idea que el gobierno ilustre también sobre el estado de las cuentas públicas (dicen que están en Internet). Que de una vez por todas explique el ya mítico relato peronista sobre los 1.600 millones de pesos que Obeid le dejó en Caja a Binner, y que éste trastocara en igual cifra pero de déficit como herencia a su sucesor Bonfatti. El estado de la (inexistente) obra pública, y hasta las delicadas acusaciones de falta de insumos básicos en los efectores públicos de salud. La abusiva discriminación hacia administraciones comunales y municipales de signo político contrario, reteniéndoles giros por ejemplo para Obras Menores. Por mencionar solo algunas amonestaciones del frondoso catalogo opositor.
Es probable que la inmensa mayoría de la población no perciba en su devenir cotidiano casi nada de lo que denuncia el peronismo (salvo quienes deben ser asistidos en los hospitales públicos o recibir alguna asistencia social) y que las preocupaciones de la ciudadanía estén orientadas hacia el desmedido aumento de la yerba mate, el costo de la canasta familiar (“la inflación del changuito”, diría Moyano, que dicho sea de paso está alcanzando los aumentos salariales paritarios) la imposibilidad, pese a algunas ofertas existentes en el mercado, de acceder a un crédito razonable para acceder a la vivienda propia.
Pero todo suma para restar. Las cotidianas preocupaciones ciudadanas calan los espíritus y los bolsillos. La martillada frase opositora “impuestazo” seguramente no pasará desapercibida en la sociedad a la hora de tratarse la necesaria reforma, actualización, modernización o la acepción con la que se quiera argumentar el aumento de tributos, sea éstos “progresivos” ó “salvajes”; al patrimonio o la renta que el gobierno provincial envió a la Legislatura.
A nadie nunca le place los aumentos de tributos y sus consecuentes impuestos, aunque sean las tasas retributivas de servicios municipales. Y menos aún en un contexto económico general inquietante como el que se percibe en la epidermis de la sociedad.
El socialismo gobernante deberá afinar muy bien el discurso y cerrar filas políticamente infranqueables con sus desconfiados socios radicales para perforar con la reforma los flancos peronistas, por mas vulnerables que parezcan. El tratamiento de las letras de tesorería esta semana evidenciará las estrategias a seguir por unos y otros.
Rémoras de la (evitada) interna peronista.
El 27 de mayo José Luis Freyre será ungido presidente del Partido Justicialista santafesino por cuatro años. El psicólogo intendente de la sureña Venado Tuerto ocupará el cargo de su coterráneo Ricardo Spinozzi luego de fatigadas negociaciones que, como siempre ocurre, dejaron pretensiones de lado, orgullos lesionados y promesas de revancha.
El mas evidente signo de fastidio provino de la diputada María Eugenia Bielsa, quien al no poder acceder a los cargos que aspiraba para los suyos (ella, insólitamente no es afiliada – ni piensa serlo – de la “corporación” peronista) en la departamental Rosario, optó por provincializar la indignación y dejar expuestos a sus hasta entonces socios del obeidismo y el perottismo al momento de elegirse las autoridades de la Cámara de Diputados, presentándose como opción cuando todos daban por hecho que el titular del Cuerpo Luis Rubeo sería reelecto sin sobresaltos.
Rubeo no tuvo problemas para ser reelecto desde lo numérico (obtuvo 41 votos y Bielsa solo 4), pero la sorpresiva decisión de María Eugenia (que la había comunicado a unos pocos minutos antes de bajar al recinto) llevó a los diputados obeidistas Lacava y Alejandra Obeid, que la habían apoyado el 2 de diciembre (y ahora por cierto no estaban muy entusiasmados por votar a Rubeo) a tener la excusa perfecta para no presentarse; por su parte los perottistas Mirabella y Cristiani, aliados a Bielsa también en Diciembre no tuvieron mas remedio que levantarse de sus bancas para no quedar mal con nadie.
Omar Perotti explicó más tarde que los acuerdos partidarias nunca fueron vinculantes con las autoridades de la Cámara de Diputados, y que su única obligación y lealtad es para con el Foro de Intendentes y Presidentes de Comunas peronistas que consolidaron la presidencia de Freyre y la vicepresidencia para su hombre Roberto Mirabella.
Según la mirada de Perotti, las alianzas políticas partidarias hay que buscarlas entre el obeidismo y el rossismo. ¿Socios el año que viene en la lista de diputados nacionales?.
– Desde Santa Fe, 6 de mayo de 2012.
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