El Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires consideró “expresiones del más crudo relativismo” a las leyes recientemente sancionadas de “Muerte digna” e “Identidad de género”, al asegurar que “proclaman verdades que son en realidad mentiras”.
En una declaración tras una reunión extraordinaria, advirtieron que estas normativas “engañan a la opinión pública proclamando juicios y leyes que ofrecen a la ciudadanía como si fueran verdades irrefutables. Las familias argentinas son así víctimas inocentes de la mala información que les dan quienes difunden sus propias ideas y convicciones como verdades definitivas. Hacen así ‘conscientemente’ un adoctrinamiento que ‘inconscientemente’ penetra en la población produciendo una corrupción de los valores y sobre todo, de las virtudes.
Los médicos católicos lamentaron, además, que “se desprecia lo que significan el valor de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, la dignidad de la persona compuesta por cuerpo y espíritu, las maravillas de la sexualidad humana en su esplendor de la masculinidad y de la feminidad y muchas otras características propias del ser humano, que eran patrimonio y orgullo del pueblo argentino hasta no hace muchos años atrás”.
El Consorcio insistió en rechazar por “aberrante” la ley de identidad de género y, tras reconocer que “hay personas que tienen problemas de sexualidad”, pidió a las autoridades que “se creen consultorios especializados en el tratamiento integral de estos casos que se basen en adecuar las emociones y sentimientos al verdadero sexo biológico”.
La nota lleva las firmas de los doctores Alejandro Nolazco, presidente; Fabián Romano, secretario; y los consultores Hugo O.M.Obiglio y Carlos Abel Ray.
Texto de la declaración:
El Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires reunido en sesión especial extraordinaria para analizar las leyes que ha aprobado el parlamento argentino declara que estamos viviendo un período de degradación de orden moral que tiene como epicentro a las autoridades ejecutivas y legislativas y como víctimas a las familias argentinas que son la célula básica de nuestra sociedad.
Se han aprobado dos leyes denominadas de “Identidad de género” y de “Muerte digna” que son la expresión del más crudo relativismo. Es decir: proclaman verdades que en realidad son mentiras.
Engañan a la opinión pública proclamando juicios y leyes que ofrecen a la ciudadanía como si fueran verdades irrefutables. Las familias argentinas son así víctimas inocentes de la mala información que les dan quienes difunden sus propias ideas y convicciones como verdades definitivas. Hacen así “conscientemente” un adoctrinamiento que “inconscientemente” penetra en la población produciendo una corrupción de los valores y sobre todo, de las virtudes.
Se desprecia lo que significan el valor de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, la dignidad de las personas compuestas por cuerpo y espíritu, las maravillas de la sexualidad humana en su esplendor de la masculinidad y de la feminidad y muchas otras características propias del ser humano, que eran patrimonio y orgullo del pueblo argentino hasta no hace muchos años atrás.
Respecto a la “Ley de identidad de género”, su título es una real mentira. El género -por más que sea una palabra que los llamados expertos han impuesto en reuniones internacionales y nacionales- es un término que se usa en gramática para señalar lo masculino (el), lo femenino (la) o lo neutro (lo). Ahora también la aplican al sexo, diciendo que éste “no es lo que se es, sino lo que se elije”. Que no hay sexo biológico de varón o mujer, sino que se puede elegir pertenecer al género masculino, femenino, heterosexual, homosexual, travesti o transexual. Sostienen que todo es elegible y que la persona puede adoptar lo que quiera o en lo que se sienta más cómodo. Eso no es cierto. Se es siempre, desde huevo, embrión, feto, recién nacido, niño o adulto de sexo masculino o femenino.
Por eso, es falso de falsedad absoluta lo que declaran los artículos 1 y 2 de la Ley de identidad sexual cuando la definen como “vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente”.Si hay un problema psicológico hay que tratar de solucionarlo, pero no llamar a las cosas con denominaciones opuestas: al varón, llamarlo mujer o a la mujer, varón. La ley falsamente dice que eso es verdad. No lo es, aunque lo diga la ley. Y no lo es, aunque haya sido aprobada en el parlamento por la casi unanimidad de los legisladores presentes.
Basándose en la falsedad de los mencionados artículos 1 y 2, los restantes artículos de la Ley de identidad de género no hacen sino enumerar una serie de disparates éticos y legales que sólo enumeraremos en forma resumida para tener una idea de las falacias y groseros errores que expresan.
Los artículos 3ro, 4to. y 6to. permiten que toda persona pueda solicitar gratuitamente y sin intervención de gestor o abogado, la rectificación registral del sexo en las oficinas correspondientes, sin acreditar requisito alguno. El artículo 5to.permite realizarla a los menores de edad con el consentimiento de los padres o con simple autorización judicial por “vía sumarísima”. El art.8vo. permite una nueva rectificación posterior, esta vez por vía judicial.
El artículo 11mo. es de una importancia especial y el más aberrante, porque autoriza “intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, a su identidad de género autopercibida”. Estas largas, costosas y peligrosas intervenciones, son mutilaciones que deforman el cuerpo, para adaptarlo al deseo y elección de la persona que así lo decide. Incluso se permiten en menores de edad.
En forma absolutamente injusta, autoritaria y abusiva obliga a que “los efectores de salud públicos, privados o de obras sociales garanticen el cumplimiento de esas operaciones” aberrantes. Y más grave aún es que, todas esas prestaciones mal llamadas de salud, que en realidad son mutilaciones antinaturales, quedan incluidas en el Plan Médico Obligatorio. Es decir son gratuitas y toda la población debe costearlas con los aportes habituales. Es obligatorio costear complicadísimos tratamientos quirúrgicos u hormonales y sin embargo no es gratuito el útil tratamiento psiquiátrico y psicológico necesario para enfocar estos problemas. Paradójicamente, se gastarán ingentes sumas en estos casos mientras hay centenares de familias argentinas que no tienen cloacas en sus viviendas y muchas de ellas ni siquiera tienen viviendas y hay miles de niños que carecen de los alimentos proteicos básicos o de los antibióticos o quimioterápicos necesarios para curar diversas infecciones y parasitosis.
El Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires, rechaza esta ley aberrante. Pero consciente de que hay personas que tienen problemas de sexualidad pide a las autoridades se creen consultorios especializados en el tratamiento integral de estos casos que se basen en adecuar las emociones y sentimientos al verdadero sexo biológico.+
Buenos Aires, 15 May. 12 (AICA)
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