por Carlos Daniel Lasa
“¡Es una pavada!”, otra clásica “anibalada” del Senador Nacional.
En el programa Magdalena tempranísimo del día martes 29 de mayo del presente año emitido por Radio Continental (AM 590), la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú entrevistó al senador Aníbal Fernández. Cuando se le preguntó al senador acerca de la presentación fraudulenta del Curriculum Vitae que hiciera el Sr. Daniel Reposo, candidato a Procurador General de la Nación, respondió sin titubeos: “¡Es una pavada!”.
Resulta a todas luces claro que el Sr. Reposo mintió deliberadamente para engrosar su Curriculum Vitae. Más allá de la sanción jurídica que le quepa a tal conducta, sí sabemos que la misma es pasible, sin lugar a dudas, de una sanción moral.
San Agustín expresaba que “La mentira consiste en decir falsedad con intención de engañar”. ¿A quién tuvo la intención de engañar Reposo cuando falseó su Curriculum? La respuesta es muy simple: a la sociedad argentina. Su engaño, en efecto, tiene como finalidad acceder a un cargo que debiera estar al servicio del pueblo argentino. De allí que si Reposo fuese un hombre de bien, debiera hacer dos actos de modo simultáneo: renunciar a toda aspiración al cargo de Procurador General de la Nación, por un lado, y pedir disculpas a todos los argentinos por haber pretendido engañarlos, por el otro.
Ahora bien, la conducta del senador Fernández no queda exenta, por su parte, de una garrafal gravedad moral. El senador justifica una mentira que tiene por finalidad engañar a todo el pueblo de la Nación Argentina. Esta actitud del senador lo transforma, ipso facto, en cómplice de la mentira de Reposo. Se hace uno con él en la intención de engañar. Pero la intención de engañar por parte del senador no termina en el acto sofístico y mentiroso de pretender restar importancia a la mentira de Reposo, sino que el mismo se prolonga en todos los actos que el senador va a llevar a cabo para que este Señor llegue a ocupar el puesto al que aspira. Es como decir: una estafa continuada y descarada a todo el pueblo argentino.
La mentira se opone directa y formalmente a la virtud de la verdad. Y la verdad es uno de los fundamentos esenciales de la sociedad humana. Es la verdad la que mantiene en natural armonía al hombre interior y al exterior, realizando la correspondencia entre el pensamiento, los afectos, las palabras y la obras, y eliminando el doblez y la ficción que son como cánceres para una sociedad política sana.
En este sentido, Tomás de Aquino afirma que el hombre, en cuanto animal social, debe por naturaleza a su semejante aquello sin lo cual la sociedad no podría conservarse: la verdad. La verdad es una virtud debida a la convivencia social. Expresa Tomás de Aquino: “… puesto que el hombre es animal sociable, naturalmente un hombre debe a otro aquello sin lo que no podría conservarse la sociedad humana. Pero no podrían los hombres vivir juntos si no se creyeran los unos a los otros por la manifestación mutua de la verdad. Y por eso la virtud de la verdad alcanza de algún modo la razón de débito”[1].
Debiera saber, senador Aníbal Fernández, que las conductas a las que califica de “pavadas” conspiran contra la sanidad de la sociedad argentina, rompiendo toda forma de cordialidad y conduciéndola al envilecimiento. ¿No será, tal vez, que el Sr. Fernández haya perdido todo criterio que le permita distinguir el bien del mal y que considere, en consecuencia, que una vida moral recta equivale a una cosa de poca monta, a una pavada? ¿Será, tal vez, que se ha acostumbrado a pensar y ejecutar una política escindida del orden moral y que le parecen “normales” actitudes como las asumidas por el Sr. Reposo?
La concepción del senador Fernández vuelve a reeditar las posturas de los sofistas Gorgias y Calicles. Argentina necesita, desde hace ya mucho tiempo, una fuerte presencia de Sócrates. Cuando ello suceda (y los argentinos reaccionemos con toda severidad frente a toda forma de mentira y de vicio), estaremos gestando un campo propicio para que la verdad y la virtud comiencen a ocupar la escena pública y la bonanza se cierna sobre nuestra patria. Pero mientras los “Fernández” nos gobiernen… la vida de la Nación será siempre una desventura.
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Notas
1. Santo Tomás de Aquino. Suma Teológica, II-II, 109, 3, resp. a la 1ª objeción.
Viernes 01 jun 2012
Posted by Carlos Daniel Lasa in Política, Reflexiones.
Fuente: ¡Fuera los Metafísicos!
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