miércoles, 20 de junio de 2012

«La acción del Papa ha provocado fastidio; tratan de desestabilizar a la Iglesia»

El cardenal Bertone habla con “Famiglia Cristiana” sobre los “vatileaks” y sobre el caso del IOR: «No tengo ningún indicio de que los cardenales estén involucrados o de luchas entre eclesiásticos». 
por Andrea Tornielli.   


El cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado y principal colaborador de Benedicto XVI, vuelve a hablar sobre el caso de los “vatileaks” (después de haber vuelto de Polonia, en donde vivió «un clima totalmente diferente de las mezquindades y de las mentiras propagadas en estos meses». Ofreció una larga entrevista al director de “Famiglia Cristiana”, don Antonio Sciortino. 
 «Nos encontramos en un momento de muchas fatigas. Ninguno de nosotros quiere esconder las sombras y los defectos de la Iglesia. El Santo Padre nos sigue invitando, empezando por los que cubren roles de responsabilidad, a la conversión de la vida. No solo purificando nuestros comportamientos, sino también aumentando nuestra dedicación a la causa del bien». 
Pero Bertone también observa que «nos encontramos en un contexto italiano». Es más, en el extranjero es difícil «comprender la vehemencia de ciertos periódicos italianos». 
Desde el extranjero, según el cardenal Bertone, «se percibe mucho mejor que la publicación de múltiples cartas y documentos enviados al Santo Padre [...] constituye (como hemos subrayado en tantas ocasiones) un acto inmoral de gravedad inaudita. Es la violación de un derecho reconocido explícitamente por la Constitución italiana, que debe observarse con severidad». 
 Al respecto, el colaborador de Ratzinger se pregunta si la defensa de la privacidad del ciudadano todavía es válida en la sociedad civil: «Si quien escribe al Papa ve que se viola un derecho constitucionalmente garantizado en Italia, habrá que plantear un algún problema. El libro que salió recientemente (“Su Santidad” de Gianluigi Nuzzi, ndr.) y las cartas que publicaron los periódicos hace que sean más que legítimas algunas preguntas. 
La Constitución, el pacto que une a un pueblo y que permite alcanzar objetivos comunes, ¿acaso establece que hay ciudadanos de primera y segunda categoría? ¿Si quien escribe es un cristiano, sus derechos están constitucionalmente menos garantizados que los de otras personas?». 
 Sobre los probables motivos que yacen tras la operación de los “vatileaks”, Bertone afirma: «La gran acción aclaradora y purificante de Benedicto XVI, desde que era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en absoluta sintonía con Juan Pablo II, ha creado fastidio. Su acción para arrancar los episodios de pederastia en el clero, por citar solo una temática entre tantas, ha demostrado que la Iglesia tiene una capacidad de autoregeneración que otras instituciones y personas no tienen. Es evidente que la Iglesia es una roca que resiste a las borrascas. Es un punto de referencia inequívoca para muchísimas personas e instituciones de todo el mundo. Por esto tratan de desestabilizarla». 
 Según el Secretario de Estado, «muchos periodistas juegan a imitar a Dan Brown. Se siguen inventando fábulas y se vuelven a desempolvar leyendas». Y justamente Bertone desmiente completamente la noticia de un «monseñor del Vaticano» que habría ido a Génova con la intención de «disuadirme para que no aceptara la propuesta del Papa Benedicto XVI, que me quería como Secretario de Estado». 
 El cardenal insiste, en contra de la supuesta lucha de poder, que «en realidad, en la Secretaría de Estado hay una unidad de intención entre todos los colaboradores, un compromiso de colegialidad que no existe en otras partes». «Personalmente –añade– no tengo ningún indicio de que los cardenales estén involucrados o de luchas entre eclesiásticos para conquistar un poder imaginario». La dialéctica del diálogo es una tradición de la Iglesia desde el tiempo de los apóstoles, que no se amedrentaban a la hora de defender sus ideas, sin desgarrarse recíprocamente, «sino reconociendo siempre el primado de Pedro». 
 Sobre el ayudante de cámara Paolo Gabriele, arrestado en mayo, Bertone dice: «esta traición de la confianza fue el hecho más doloroso… El Santo Padre sintió dolor no solo por la traición de una persona de familia y porque fueron robados documentos, sino también porque la dialéctica normal y legítima que debe existir en la Iglesia asume el rostro de una oposición que parece querer dividir entre amigos y enemigos». Y revela: «El mismo Papa nos ha pedido en muchas ocasiones, de forma especial, una explicación sobre los motivos del gesto de Paolo Gabriele, que ama como a un hijo». 
Las averiguaciones, recuerda Bertone, «siguen en curso», y la institución de una comisión cardenalicia que refiere directamente al Pontífice «demuestra la voluntad de Benedicto XVI de aclarar absolutamente todo». 
 En cuanto a sí mismo, el Secretario de Estado afirma: «Yo me encuentro en medio de todo. Y vivo todo ello con dolor, pero también veo que está constantemente a mi lado la Iglesia real, las personas de todos los ámbitos que manifiestan su afecto y unidad. Son muchas las cartas que me han enviado cardenales, prelados, simples fieles para testimoniar su solidaridad. Hay un intento feroz para separar, para crear división entre el Santo Padre y sus colaboradores. Y entre los mismos colaboradores. Creo que se quiere golpear a los que se dedican con mayor pasión y también con mayor fatiga personal al bien de la Iglesia y de la comunidad». 
 Bertone también afronta la cuestión del IOR y del despido de Ettore Gotti Tedeschi. «La cuestión del expresidente del IOR es clara –afirma el cardenal. La publicación de las intervenciones del Consejo de superintendencia demuestra que su despido no se debe a dudas interiores relacionadas con la voluntad de transparencia, sino más bien porque se dio un deterioro en las relaciones entre los consejeros, por posturas no compartidas, que provocó la decisión de un cambio. Además, más allá de los escándalos del pasado (sobre los que se insiste periódicamente para sembrar desconfianza sobre esta institución vaticana), el IOR se fijó reglas muy precisas antes de la ley anti-reciclaje». 
 A final de cuentas, hablando del sentido de estos días difíciles, el Secretario de Estado afirma: «Jesús dijo a sus discípulos, como dice el Evangelio de Mateo: “Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí”. Es lo que viven el Papa y sus colaboradores. Ser alegres, incluso con los golpes y con el sufrimiento, es una de las realidades que el Señor dona a la Iglesia y a los apóstoles de hoy». 

Ciudad del Vaticano. 18 de junio de 2012 Fuente: Vatican Insider

No hay comentarios:

Publicar un comentario