Reproducimos el texto completo de la reflexión de monseñor Héctor
Aguer, arzobispo de La Plata, en el programa "Claves para un Mundo
Mejor" (1 de septiembre de 2012) tal como fue publicada por Aica.
Hace unos días, la Academia Nacional de Educación publicó una
“Declaración sobre el Adoctrinamiento Político Partidario en las
Escuelas”.
Quiero leerles unos párrafos, que se refieren a acontecimientos que
son de dominio público y que están sucediendo actualmente. Dice:
“Grupos partidistas han desarrollado en varias escuelas del país
talleres de adoctrinamiento partidario con presencia en el interior de
los establecimientos de personas ajenas a la educación con banderas,
lemas, cantos y figuras de facciones políticas”. El texto advierte que
estas iniciativas están en contra de lo que prescribe la Ley de
Educación Nacional”.
“Sigue así: “Estos métodos de adoctrinamiento de niños y jóvenes, en
el seno mismo de las escuelas, aparte de ser violatorios de la Ley,
constituyen una práctica condenable, por haber sido históricamente
utilizada por regímenes totalitarios para adoctrinar a la juventud.
Valoramos las acciones de todos aquellos que preservan y respetan el
ideario de una sociedad democrática en la que no caben ni el silencio,
ni la tolerancia, la anuencia o la autorización por parte de las
autoridades educativas nacionales, provinciales o propias de cada
establecimiento frente a acciones de carácter sectario”.
“En realidad, los hechos que denuncia esta Declaración de la Academia
Nacional de Educación se inscriben en un escenario mucho más amplio,
que se venía preparando cuidadosamente. Me refiero a un cierto
adoctrinamiento -podemos llamarlo así- que se hace desde hace tiempo a
través de los diseños curriculares de algunas materias nuevas como
“Construcción de Ciudadanía” o “Política y Ciudadanía”.
Si uno lee, por ejemplo, los diseños curriculares de estas materias,
propios de la Provincia de Buenos Aires, advierte que la bibliografía
es por completo unilateral. Se inspiran en Nietzsche, Horkheimer,
Foucault, y Gramsci. No aparece ninguna cita de los grandes referentes
de la tradición social y política argentina.
Pareciera que la
finalidad de estas materias es lograr que los niños y adolescentes de
la Argentina de hoy se conviertan en pequeños teóricos críticos,
empeñados en cambiar la sociedad según aquellos planteos ideológicos.
Podemos asegurar que si da resultado este proyecto saldrán de nuestras
escuelas pequeños teóricos críticos, pero semianalfabetos. No se puede
ocultar el deterioro que se ha producido en la transmisión de los
saberes básicos que son leer, escribir y calcular. La reforma de los
años noventa aceleró la decadencia, y la reforma de la reforma la
agravó aún más.
Ahora interviene un nuevo factor, ya que en distintos lugares del país
se han registrado los hechos denunciados por la Academia; ya no es
sólo la teoría, sino también la praxis. Por otra parte, la misma
agrupación política intenta infiltrarse en las escuelas católicas, en
las que procura captar alumnos en actividades políticas para que luego
ellos, dentro de la escuela, hagan propaganda.
Nosotros, en realidad, no necesitamos que la agrupación aludida se
entrometa en nuestras escuelas, porque el proyecto educativo católico
incluye una dimensión muy importante de formación para la vida social.
Ante todo mediante el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia, y
por la formación de los chicos en los auténticos valores humanos,
especialmente en el respeto a la justicia y la práctica de la
solidaridad que se ponen en ejercicio en diversas actividades que
fomenten la participación de todos los alumnos.
A propósito de estos acontecimientos que han ocurrido en varias
escuelas del país, algunos analistas, hilando fino, han asociado esas
iniciativas con los proyectos presentados por algún legislador que
propone bajar la edad del derecho a votar, que en lugar de los 18 años
podría ejercerse a los 16. Estos analistas piensan, asociando estos
dos acontecimientos, que se quiere preparar en los colegios electores
para un determinado partido político.
Como vemos, esto está desfigurando la auténtica finalidad de la
educación. Sobre todo en un momento crucial en que todas las
estadísticas muestran el descenso cultural que desgraciadamente se
viene registrando en de la escuela argentina, a pesar del esfuerzo
denodado de muchos directivos y de muchos docentes.
Por eso reconocemos como muy importante la advertencia que hace la
Academia Nacional de Educación, formada por personalidades
indiscutibles del orden nacional, ajenos a una interesada militancia
partidaria.
Ellos, al igual que otras instituciones, han señalado la maniobra que
se está operando en las escuelas.
Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata
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