Proponen la necesidad de «deconstruir» (deshacer, destruir) la familia, el matrimonio y la maternidad, para que el mundo pueda ser libre...
Autor: Enrique Sánchez Martínez | Fuente: Conoze
Uno de los objetivos principales de la «Ideología de género» (perspectiva de género, feminismo de género, etc.) es atacar familia y la religión.
Proponen la necesidad de «deconstruir» (deshacer, destruir) la familia, el matrimonio y la maternidad, para que el mundo pueda ser libre; además la Religión, ya que, según ellos, es la causa principal de la opresión de la mujer. Creo que esto debe realmente preocuparnos a todos.
Esta posición contrasta con la Declaración Universal de los Derechos Humanos promulgada por la ONU en 1948. El artículo 16 defiende a la familia y al matrimonio: «Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado».
La perspectiva del género no tiene como objetivo mostrar a la mujer como esposa y madre, aunque la mayoría lo sean, lo más importante es que estos conceptos desaparezcan. Existe una verdadera hostilidad hacia la familia. La principal razón del rechazo feminista a la familia es que, para ellas, esta institución básica de la sociedad crea y apoya el sistema de clases basado en el sexo y el género. Dice Christine Riddiough:«La familia nos da las primeras lecciones de ideología de clase dominante y también le imparte legitimidad a otras instituciones de la sociedad civil. Nuestras familias son las que nos enseñan primero la religión, a ser buenos ciudadanos, tan completa es la hegemonía de la clase dominante en la familia, que se nos enseña que ésta encarna el orden natural de las cosas. Se basa en particular en una relación entre el hombre y la mujer que reprime la sexualidad, especialmente la sexualidad de la mujer».
En cuanto a la Salud y Derechos Sexuales Reproductivos, incluyen como parte esencial la «libre elección» en asuntos de reproducción y de estilo de vida. Especialmente esta expresión se refiere al aborto a solicitud; mientras que «estilo de vida» apunta a promover la homosexualidad, el lesbianismo y toda otra forma de sexualidad fuera del matrimonio.
Reclaman «nuevos derechos» que exigen el derecho a determinar la propia identidad sexual. «..hacemos un llamado a reconocer el derecho a determinar la propia identidad sexual; el derecho a controlar el propio cuerpo, particularmente al establecer relaciones de intimidad; y el derecho a escoger, dado el caso, cuándo y con quién engendrar y criar hijos, como elementos fundamentales de todos los derechos humanos de toda mujer, sin distingo de orientación sexual».
Para las ellos existen cinco sexos. Rebecca J. Cook, señala que los géneros masculino y femenino, son una «construcción de la realidad social» que deben ser abolidos. Ahora no se debería hablar de hombre y mujer, sino de «mujeres heterosexuales, mujeres homosexuales, hombres heterosexuales, hombres homosexuales y bisexuales». Esto lo afirman contra todas las pruebas científicas existentes, según las cuales, sólo hay dos opciones desde el punto de vista genético: o se es hombre o se es mujer, no hay absolutamente nada, científicamente hablando, que esté en el medio.
Claro que desde sus orígenes, quienes están comprometidos con la defensa de la vida y los valores familiares, alzaron su voz contra estas propuestas. La Iglesia siempre lo ha hecho y recientemente desde el Papa Juan Pablo II, quien ya lo había advertido, jamás se ha aceptado esta ideología por ser nociva para el género humano.
En gran medida, el ataque hacia la religión viene de numerosas ONG (Organizaciones no gubernamentales) acreditadas ante la ONU, éstas se han empeñado en criticar a quienes ellos denominan «fundamentalistas» (Cristianos Católicos, Evangélicos y Ortodoxos, Judíos y Musulmanes, o cualquier persona que rehúse ajustar las doctrinas de su religión a la agenda del feminismo de género): «Nada ha hecho más por constreñir a la mujer que los credos y las enseñanzas religiosas».
Para el «feminismo de género», la religión es un invento humano y las religiones principales fueron inventadas por hombres para oprimir a las mujeres. Por ello, las feministas radicales postulan la re-imagen de Dios como Sophia: Sabiduría femenina. En ese sentido, las «teólogas del feminismo de género» proponen descubrir y adorar no a Dios, sino a la diosa. Carol Christ, autodenominada «teóloga feminista de género», afirma lo siguiente: «Una mujer que se haga eco de la afirmación dramática de Ntosake Shange: Encontré a Dios en mí misma y la amé ferozmente está diciendo: El poder femenino es fuerte y creativo. Está diciendo que el principio divino, el poder salvador y sustentador, está en ella misma y que ya no verá al hombre o a la figura masculina como salvador».
Los dueños de la perspectiva de género promueven el ataque frontal al cristianismo y a toda figura que lo represente, en especial a la Iglesia Católica. Atacan directamente al Vaticano por oponerse al aborto: «...este reclamo de derechos humanos elementales confronta con la oposición de todo tipo de fundamentalistas religiosos, con el Vaticano como líder en la organización de oposición religiosa a la salud y a los derechos reproductivos, incluyendo hasta los servicios de planificación familiar».
Contrastantes con todas estas posturas de ataque y agresión a la religión, a la Iglesia Católica, son las posturas de la mayoría de mujeres del mundo que defienden sus tradiciones religiosas como la mejor de las protecciones de los derechos y la dignidad de la mujer. Mujeres católicas, evangélicas, ortodoxas y judías agradecen en particular, las enseñanzas de sus credos sobre el matrimonio, la familia, la sexualidad, y el respeto por la vida humana.
El feminismo de género es un sistema cerrado contra el cual no hay forma de argumentar. No puede apelarse a la naturaleza, ni a la razón, a la experiencia, o a las opiniones y deseos de mujeres verdaderas, porque para ellos, todo esto es socialmente construido. No importa cuánta evidencia se acumule contra sus ideas; ellas continuarán insistiendo en que es simplemente prueba adicional de la conspiración patriarcal masiva en contra de la mujer.
La realidad es que falta formación e información. Aquí radica el peligro de la ideología de género, la mayoría de las personas en nuestro país, por falta de información, aún no están al tanto de esta propuesta y de los peligrosos alcances de la misma. Vale la pena pues, conocer esta «perspectiva de género» que en la actualidad ha tomado fuerza en los países desarrollados, y que se ha filtrado en nuestro medio. Sería bueno revisar los materiales educativos de las escuelas y las políticas sociales (equidad de género, etc.) de los gobiernos.
Numerosas series televisivas que nos llegan de Norteamérica, difunden abiertamente esta perspectiva, difundiendo el siguiente mensaje: la identidad sexual puede «deconstruirse» y la masculinidad y femineidad no son más que «roles de géneros construidos socialmente».
Durango, Dgo., 13 de Mayo del 2012
+ Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango
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