miércoles, 30 de octubre de 2013

El kirchnerismo obtuvo 39 bancas menos que en 2011.


Por Clarin.- Consiguió 48 asientos en la Cámara baja, lejos de los 87 con los que se alzó en la elección anterior. Y perdió votos en 23 de los 24 distritos del país.
Aún así, conserva la mayoría en el Congreso. Dos años, dos elecciones, dos mundos distintos. En octubre de 2011 Cristina Kirchner era reelecta con una avalancha de 11.865.055 votos. Una cifra récord de 54,11 por ciento de los argentinos le daba la reelección como Presidenta.

El Frente para la Victoria y sus aliados obtenían a su vez el 52,19 por ciento de los votos para diputados nacionales y se alzaban con 87 bancas en la Cámara Baja, recuperando el quórum propio que habían perdido en 2009. 
Este domingo, las boletas del kirchnerismo y sus aliados para diputados sólo sumaron 7.487.839 votos de acuerdo al resultado provisorio publicado hasta anoche por la Dirección Nacional Electoral, casi cuatro millones y medio de votos menos que los que recibió Cristina hace dos octubres y 3,3 millones menos que lo que recibieron sus candidatos a diputados por entonces. Así se quedaron con 48 bancas, 39 menos que las obtenidas dos años atrás y lo justo para mantener las que habían obtenido en la magra elección de 2009 y renovaban este año. 
El kirchnerismo obtuvo un peor resultado que hace dos años en 23 de los 24 distritos electorales del país. En algunos, el tobogán fue bien empinado. 
En la provincia de Buenos Aires perdió un millón ochocientos mil votos, una caída de 25 puntos porcentuales. Así fue que en 2011 logró quedarse con 22 de las 35 bancas en juego y el domingo apenas obtuvo 12. A la espera de los datos definitivos que se conocerán en algunas semanas, el escrutinio provisorio bonaerense se saldó ayer con un dato insólito: la boleta de Martín Insaurralde obtuvo el 32,18 % de los sufragios, exactamente el mismo guarismo que había alcanzado Néstor Kirchner en 2009. 
En Santa Cruz el FPV cayó más de 40 puntos, de los 65,4 de 2011 a los 24,7 de este año, luego de la ruptura con el gobernador Daniel Peralta, que facilitó el triunfo de la UCR. 
En Catamarca, el FPV cayó casi 30 puntos, de 68,4% a 38,7. 
En La Pampa, la caída fue de 21 puntos (56,9 % a 35,1 %). 
Gildo Insfrán perdió 24 puntos en Formosa, pasando de 79, 7 % a 55, 2%. En Corrientes fueron 23 puntos menos. 
En Mendoza, la caída fue de casi 20 puntos, al igual que en Jujuy y en Córdoba. 
La Rioja es un caso particular, porque si bien el FPV trepó nueve puntos, tuvo casi 20 puntos menos que los que sumaba en 2011 junto a el Frente Popular Riojano, que colocó a Carlos Menem en el Senado en alianza con el gobernador Luis Beder Herrera y apoyando la reelección de Cristina. 
Sólo en la particular Tierra del Fuego, donde la fragmentación y las alianzas se reconfiguran en cada comicio, el kirchnerismo y sus aliados lograron esta vez crecer de 43,8 % al 54, 4. La elección del domingo resulta así muy similar a la de 2009 para el oficialismo, el antecedente más cercano de elección puramente legislativa, que hasta hace poco era visto en los despachos oficiales como un piso al que era imposible retornar tras el 54 por ciento de Cristina en 2011. Lo cierto es que Insaurralde empardó la performance de Kirchner, y los testimoniales Daniel Scioli y Sergio Massa de 2009, el kirchnerismo logró exactamente el mismo número de bancas y apenas un punto más: 31,2% en 2009, 32,3 en 2013. 
Lejos, muy lejos, quedó otra elección legislativa pura, la de 2005, en la fase ascendente del ciclo kirchnerista, cuando la entonces primera dama bajó a la provincia de Buenos Aires para barrer con los restos del duhaldismo. Aquella vez, Cristina le sacó 25 puntos de ventaja a Chiche Duhalde en territorio bonaerense, el kirchnerismo y sus aliados alcanzaron el 40, 1 % de los votos en todo el país y sumaron 19 bancas, quedando a siete del quórum propio, que alcanzarían pocos meses después cuando los legisladores que todavía respondían a Duhalde dieron el salto al triunfante kirchnerismo que se convertía en la nueva fuerza hegemónica del PJ. 
Ahora el temor es precisamente el inverso. Esos 133 diputados que el oficialismo cuenta como parte de la tropa propia a partir del 10 de diciembre próximo han empezado a ver como el mapa político nacional se transforma bajo sus pies. Hay entre ellos peronistas con experiencia en mudar de piel y 17 aliados circunstanciales que no forman parte del FPV.


Fuente: Noticias Verdaderas.

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