por MICHAL SEMÍN
Nota: Esta es una transcripción de una conferencia del ciclo Last Chance for World Peace (La última oportunidad para la paz mundial) ofrecida en Portugal en octubre de 2006. Michal Semín, de la República Checa, es presidente del «Instituto San José» y editor de la revista «Te Deum».
Hoy quiero enfocarme en un aspecto particular de la Revolución [anticristiana] que tiene que ver con la sexualidad humana y su regulación social: el control poblacional. No podremos entender el fenómeno del control poblacional sin tomar en cuenta la revolución sexual del siglo XX.
En un tema de la revista Chronicles de mayo de 2006, se encuentra el ensayo de Thomas Fleming sobre los resultados de la Revolución Sexual, titulado New Wine in Old Bottles (Vino nuevo en botellas usadas). Él escribe que «la revolución que nos hizo lo que somos hoy comenzó durante la gran revuelta contra el Cristianismo, conocido como Renacimiento, y entró en una fase aguda con la Revolución Francesa, aunque ha tomado muchas formas y ha tenido una variedad de objetivos… difícilmente se ha desviado de su meta fundamental: la liberación de la libido, la cual es una de las revoluciones más virulentas…»
Cuando Ntra. Sra. nos advirtió en Fátima contra de los errores de Rusia, ¿se refería también a los errores relacionados en la esfera de la sexualidad humana? Probablemente sí, si tenemos en cuenta que la Unión Soviética, comunista, fue el primer país en legalizar el aborto y abiertamente promocionaba la anticoncepción junto con otros pecados contra el sexto mandamiento. Europa oriental, bajo la influencia de las ideas de la “Ilustración” y el liberalismo, también realizó su gran asalto contra la moral cristiana, promoviendo la legalización del divorcio y con su batalla de la separación del Estado y la Iglesia. Hoy somos testigos de una diseminación mundial de estos errores particulares de Rusia y también atestiguamos muy poca oposición a éstos.
Pero, ¿es la liberalización de la libido sólo un asunto de conveniencia personal, sólo un fruto de la ética hedonista, o existe algo más siniestro detrás de esto? Obviamente, el hedonismo es parte de todo el cuadro, el hedonismo es un producto natural del rechazo de la metafísica en el pensamiento ético. Cuando el comportamiento humano no está regulado por normas objetivas morales, las cuales pueden ser descubiertas y conocidas por los seres humanos, entonces serán los apetitos los que guíen a la razón y a la voluntad.
La ética hedonista es uno de los frutos venenosos de la “Ilustración”, con su pervertida noción de “libertad”, en el sentido de licencia o libertinaje, lo cual es el “derecho” a hacer todo lo que a uno le venga en gana. La liberación sexual no comenzó en los años sesenta del siglo XX, esa década sólo representa el clímax de las fuerzas que se desataron muchas décadas antes. E. Michael Jones, en su libro Libido Dominandi: Sexual Liberation and Political Control (El dominio de la libido: Liberación sexual y control político), presenta de forma concisa y bien documentada el siguiente escenario: la liberación de la sexualidad humana durante y después del decaimiento del Cristianismo, es un acto consciente y orquestado de parte de aquellos quienes quisieron utilizarla como un medio de control de las masas. La filosofía materialista y mecanicista moderna dio a luz a la voluntad desnuda, emancipándose de las normas morales fundamentadas en lo trascendental. Pero el materialismo no tenía la solución, ya que persistió el problema de cómo controlar directamente al hombre y a la sociedad en la ausencia de la moral tradicional.
Libido Dominandi es en su mayor parte una exposición sobre la deshonestidad intelectual de la modernidad, comenzando con la idea de que la liberación sexual es sinónimo de [verdadera] libertad. Por el contrario, la liberación sexual ha significado y continúa representando un enorme y cada vez más creciente poder de los gobiernos, controlados por élites enriquecidas e incrementando cada vez más un control subliminal.
«Sólo hay dos opciones», escribe Jones, «ya sea controlándose uno mismo de acuerdo a la ley moral, o las pasiones lo controlarán a uno. También está la regla de la razón y el autocontrol, o por el contrario, está la revolución sexual y su tiranía [de los deseos]. El régimen [político] moderno sabe esto y explota la situación para su propio beneficio, en otras palabras, “libertad sexual” es, de hecho, una forma de control social, una forma de mantener el régimen [político] en el poder, explotando las pasiones de aquellos quienes se identifican con el régimen que ostensiblemente gratifica estas pasiones.»
«Dado este hecho, no debe sorprendernos que una de las principales propuestas de la “Ilustración” haya sido la liberación sexual, a la cual también se describió como una forma de control político. Me refiero al Marqués de Sade, quien fue prisionero en la Bastilla en el verano de 1789, escribiendo novelas pornográficas y atiborrándose de comida por la que pagaba para que se la llevaran hasta allí. A principios de julio, se fabricó una especie de megáfono primitivo con papel, con el que incitaba a las masas fuera de la prisión a atacar el edificio y liberarlo, junto con otros seis que estaban ahí. Sus últimas novelas, escritas durante el tiempo de la Revolución, explican que si la república insurrecta deseaba ganarle a la Cristiandad, deben liberar las pasiones de los hombres para que echen abajo el orden social.»
«El potencial, tanto para el control como para la insurrección, pasó por un cambio radical cuando la sexualidad se dejó de regular y se permitió que actuase como un estimulante perpetuo de agitación. De hecho, desde que el régimen de insurrección se fundamenta en la subversión de la moral, sólo puede existir por medio de su explotación de la sexualidad. Lo que le propone a las masas como libertad, en realidad es una forma de control social y político. Es desde esta perspectiva que deberíamos ver la legalización de la pornografía. No es sólo una especie de subproducto del régimen de insurrección, y que debe ser tolerado si todos queremos gozar de libertad, que es el argumento de los liberales de todo el mundo.»
«La pornografía es la esencia del régimen político revolucionario, porque sólo manejando las bajas pasiones de sus ciudadanos es que mantendrá el control sobre ellos. Al gratificar los deseos ilícitos, evoca la gratitud de los esclavos y crea, a partir de esta gratitud, el control político.»
Así que, ¿qué tiene que ver esto con el control poblacional, que es el tema principal de mi exposición? El control de crecimiento poblacional es un programa implementado por el régimen político para el control natal a través de la liberación sexual. El control del número de nacimientos sólo es posible cuando existe una ruptura y una perversión acerca de la finalidad de la sexualidad humana, la cual es la procreación, y cuando las pasiones reinan sobre los cuerpos y las almas.
El control poblacional es así condición sine qua non [necesaria] para la consecución del Nuevo Orden Mundial, sobre el cual, la luminaria New Age Marylin Ferguson dice:
«Por primera vez en la historia, la humanidad tiene a su disposición los controles del cambio, el entendimiento de la manera en que los cambios se producen… El paradigma de la Conspiración de Acuario que concibe a la humanidad enraizada en la naturaleza y fomenta la autonomía individual dentro de una sociedad descentralizada, considerándonos como administradores de todos nuestros recursos, interiores y exteriores. Viéndonos como herederos de ricas evoluciones, capaces de imaginar, inventar y experimentar, a todo lo cual todavía no hemos sino echado un vistazo.»
Cambio, novedad, trasformación, evolución, todas éstas son palabras claves del régimen liberal moderno. Según los dogmas de la filosofía moderna, no existe una naturaleza humana fija, nada define a la humanidad y el propósito de la vida humana es independiente del tiempo, la cultura y las costumbres locales. La vida humana, el hombre, es sólo un elemento dentro del continuo proceso evolucionista panteísta. Esta es la fuente ideológica de la “cultura de la muerte”: el aborto, la anticoncepción, la experimentación con embriones humanos, la fertilización in vitro, y también de las políticas de género y de las modas “unisex”, y por supuesto, de la eugenesia inspirada en el control poblacional.
Las Naciones Unidas y el control de crecimiento poblacional.
Desde su creación en 1945, cuando reemplazó al Vaticano como árbitro de influencia internacional, las Naciones Unidas se han convertido en el asiento del futuro gobierno monopólico mundial. Y la condición necesaria para este mundo colectivista es, como ya he indicado antes, el control total de los pueblos del mundo. Así, no es mera coincidencia que dentro del primer mes del establecimiento del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas, en la primavera de 1945, la O. N. U. estableció una Comisión de Población para recolectar datos demográficos y para estudiar sus relaciones con los factores económicos y sociales. Poderosas influencias New Age se sembraron en todas las agencias especializadas e interconectadas de Naciones Unidas, incluyendo la Organización Internacional del Trabajo (ILO), la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Consejo de Naciones Unidas para la Economía, la Organización para la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización para la Salud Mundial (WHO), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Banco Mundial, todos ellos adherentes institucionales a la ideología de la sobrepoblación.
Este “nuevo paradigma” no está del todo restringido a estas organizaciones supranacionales, éstas dominan los centros de poder de muchas naciones también, ellos trabajan hombro a hombro en la elaboración del “nuevo paradigma”, que será el marco político y legal de toda la humanidad. La razón por la que promueven programas de control poblacional está condicionada al humanitarismo, al desarrollo y ayuda de los países pobres, y no es sólo para reducir el número de los menos afortunados en términos monetarios ni supuestamente para cambiar su situación, los programas eugenésicos de control poblacional estuvieron, desde sus principios, inspirados en razones racistas, están pensados principalmente como un medio de control político y social. Los poderes que saben sobre el hecho que una población en crecimiento, después de todo, es un activo de la nación, y no un pasivo, se sienten amenazados, tanto en la política como en el aspecto militar, debido a la creciente confrontación de los poderosos contra el Occidente moribundo y los llamados países subdesarrollados con sus altas tasas de nacimientos.
Así, después de haber causado la escasez poblacional en los países occidentales a través del movimiento de liberación sexual, el régimen de los “Iluminados” necesita debilitar el crecimiento poblacional en otros países, para mantener el balance de poder global de sus estructuras. No temen ya que esas naciones y culturas dejen de seguir el plan ideológico de los “iluminados” y que sucumban a la sobrepoblación, donde ya existe una mentalidad darwiniana, que es donde nació la idea del control poblacional.
En sus primeros años se le conoció como el movimiento eugenésico, pero debido a que Hitler le dio mala fama, después de la II Guerra Mundial la Sociedad Eugenésica tomó el nombre de Planned Parenthood, sin embargo sus objetivos permanecieron, sólo cambiaron sus medios. Las mismas personas que apoyaron y financiaron el programa eugenésico se encargaron de controlar a los medios masivos de comunicación social que comenzaron a describir al control demográfico como una preocupación para la “salud” y la liberación.
¿A qué grado, debemos preguntarnos, están los católicos actuales seducidos por esta falsa y peligrosa sirena, por la “necesidad de frenar el crecimiento poblacional”? Como todos sabemos, la Iglesia siempre ha luchado contra la pesadumbre maniquea de la procreación, llamando a los católicos a ser generosos en el número de su descendencia. Como declaró Pío XII en su discurso de 1958: «Porque donde se encuentran con frecuencia, las familias numerosas atestiguan la salud física y moral del pueblo cristiano –la fe viva en Dios y la confianza en su providencia–, la santidad fecunda y alegre del matrimonio católico.» [http://www.matrimonioyfamilia.com/documento.php?titpagina=Documento&codigo=0535]
“Planeación familiar”: El lenguaje del enemigo.
Una familia grande era sinónimo de familia cristiana durante el pontificado de Pío XII, y antes. Pero los sesenta trajeron un cambio, la convulsión social representada por la revolución sexual fue tan persuasiva, que incluso la Iglesia católica no pudo erradicarla de su camino. Por cierto, ¿no está también la nueva orientación eclesiástica, después del II Concilio Vaticano definida en términos de cambio y novedad? Incluso en la Iglesia, todo debe ser presentado de una nueva manera, tenemos la Nueva Misa (nuevo rito de la Misa), la nueva evangelización, el nuevo Código de Derecho Canónico, hemos tenido cambios en la forma en que la Iglesia ve a las falsas religiones y al mundo moderno, etc.
En este contexto, no es sorprendente que también, con respecto a la procreación, encontremos un lenguaje y metodologías similares a las que utilizan nuestros enemigos. Incluso, aunque la famosa encíclica Humanae Vitae retuvo la enseñanza tradicional en contra de la anticoncepción artificial, en este importante documento papal podemos encontrar las siguientes palabras:
«Los cambios que se han producido son, en efecto, notables y de diversa índole. Se trata, ante todo, del rápido desarrollo demográfico. Muchos manifiestan el temor de que la población mundial aumente más rápidamente que las reservas de que dispone…» [http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_25071968_humanae-vitae_sp.html]
El “hecho” de que pueda haber un crecimiento demográfico con potenciales resultados desastrosos no es cuestionado en la encíclica. Desde entonces seguimos leyendo o escuchando desde los púlpitos acerca de “paternidad responsable”, acerca de que es conveniente limitar el número de hijos, incluso si no existen razones de peso para evitar los embarazos y tener más hijos. En los círculos conservadores católicos, donde se desaprueba el uso de anticonceptivos, se ha popularizado entre los jóvenes católicos actuales los programas de “planeación familiar natural”. Desde mi experiencia personal, de hace algunos años, puedo hablar del hecho de que nunca se me mencionaron las condiciones bajo las cuales es legítimo tener relaciones maritales sólo en los días infértiles. Cuando revisé la literatura sobre Planeación Familiar Natural (PFN), en su mayor parte trata acerca de cómo evitar el embarazo, en lugar de cómo entender mejor el ciclo femenino de tal manera que sea más fácil concebir. Lo que es perturbador es que la misma línea de pensamiento de la Planeación Familiar Natural se puede encontrar en alguna literatura, escrita en checo, sobre la anticoncepción, donde la Planeación Familiar Natural es presentada como un medio para evitar el embarazo, ¡destinada para las parejas de mentalidad “religiosa” o ecológica!
No estoy diciendo que la PFN es idéntica a la anticoncepción artificial, lo que digo es que muy fácilmente se puede disimular la anticoncepción artificial con esta modalidad y con propósitos fuera de los que establece la Iglesia.
¿Cómo sucedió el cambio de mentalidad, el cambio de estar abierto hacia la vida hacia aquel donde se evita los nacimientos por razones superficiales? Debemos entender que la Iglesia católica era el mayor obstáculo para los programas de control poblacional, y para su éxito en todo el mundo. La Iglesia y sus enseñanzas sobre la procreación tenían que ser atacadas, y atacadas desde dentro, a través de los mismos católicos. Los revolucionarios desesperadamente necesitaron de algunos católicos bien conocidos, quienes trabajarían para el cambio de mentalidad desde dentro de las estructuras de la Iglesia.
John Rock y la píldora.
Detrás del movimiento eugenésico poblacional se pueden encontrar nombres famosos, a los que ellos llaman “filántropos”: los Rockefeller, la Fundación Ford, y otros financieros conocidos de la revolución moderna, esto probablemente todos lo sepan, lo que quizás no conozcan es que las billeteras de esos personajes se beneficiaron con el trabajo de un obstetra católico llamado John Rock, por su exitoso esfuerzo para producir la píldora anticonceptiva, ¡si, la píldora es invención de un católico!
Rock estudió la función, sincronización y detonadores de la ovulación y la concepción, su trabajo llevó a un mejor entendimiento de los ciclos de fertilidad, lo cual ofreció el fundamento para el desarrollo del método del ritmo como control natal. En 1939 fundó la primera clínica del ritmo en los EE. UU. para pacientes del Boston Free Hospital for Women. Rock dejó claro que su clínica del ritmo tenía la intención de beneficiar a las mujeres con problemas de fertilidad, al permitirles identificar sus periodos más convenientes para la concepción. La intención de su juventud era ayudar a las parejas a lograr el embarazo, no a evitarlo.
Su trabajo coincidió con el de Gregory Pincus, otro investigador de Boston quien se encontraba probando el efecto de la progesterona en los conejos. En este punto, sin embargo, Pincus y Rock tenían diferentes metas, Pincus no buscaba incrementar las probabilidades de la concepción, sino evitarla, él deseaba desarrollar una píldora que detuviera la ovulación en los humanos.
En 1951, Margaret Sanger, una veterana defensora y difusora del control natal, presentó a Gregory Pincus con Katharine McCormick, una viuda ricachona quien estaba comprometida con la causa del control natal. Katharine McCormick dio por adelantado a Pincus un cheque por 40 mil dólares, por concepto de su trabajo en ese campo, eventualmente contribuyó con más de 1 millón de dólares para apoyar esta investigación tan controversial para las fuentes convencionales de financiamiento. Sin embargo, Pincus tenía un problema, debido a que no tenía licencia en medicina no podía llevar a cabo experimentos que involucraran drogas experimentales [Pincus era biólogo], y así, pensó en colaborar con su colega bostoniano John Rock. Sabía que Rock había tenido éxito al haber experimentado con tratamientos hormonales para controlar la sincronización y frecuencia de la ovulación en mujeres infértiles. En 1952, Gregory Pincus pidió a John Rock que trabajara con él para lograr conseguir un anticonceptivo oral, el Dr. Rock estaba en sus sesentas, aproximándose al retiro, cuando Pincus le hizo esta controversial proposición, y ya que él creía profundamente en la necesidad de un control poblacional mundial, para que las mujeres casadas evitaran la concepción, John Rock aceptó. Esta trágica historia no tiene final feliz, no sólo con la ayuda de un católico se desató la plaga de la mentalidad anticonceptiva, sino que Rock decayó y murió como un apóstata.
No obstante, su directo involucramiento al producir la píldora anticonceptiva tuvo un serio impacto sobre la población católica, la revolución sexual de los años sesenta fue, y podemos afirmarlo con justicia, un ataque demográfico no sólo en contra de otras naciones alrededor del globo, sino en contra del Catolicismo. Fue tan exitosa que, dentro de una década o dos, neutralizará de forma contundente la única oposición efectiva al régimen eugenésico democrático-liberal, la Iglesia católica.
¿Demasiada gente?, ¿demasiadas ratas?
Como todos sabemos hoy, el escenario de la bomba poblacional era falso, no sólo no existe ningún problema con el crecimiento poblacional, sino que lo que se avecina es un serio problema, al menos para los países occidentales, y es la falta de nacimientos, no su “exceso”. Recientemente la Unión Europea dio la alarma por sus bajas tasas de natalidad, lo cual tendrá como consecuencia la escasez de unos 20 millones de trabajadores para principios de 2030. En 1990 no había países europeos con tasas de natalidad menores a 1.3 niños por mujer; para 2002 sólo 15 países mantenían esta tasa, mientras que 6 estaban debajo de 1.4. Actualmente ningún país europeo mantiene estables sus tasas de natalidad y sólo Francia, con una tasa de 1.8, tiene el potencial de hacerlo. Los países del ex bloque soviético experimentaron marcadas reducciones de nacimientos durante su última década, con un alarmante 1.2 niños en promedio por mujer en la República Checa, Eslovenia, Latvia y Polonia, más bajos que incluso los países de Europa occidental donde se establecieron mínimos históricos, como en España, Grecia e Italia, los cuales tenían 1.3 nacimientos por mujer para la última década. Nunca en los últimos 650 años, desde el tiempo de la peste negra, habían decaído tanto las tasas de natalidad y fertilidad, ni tan rápido, ni por tiempo tan prolongado y en tantos lugares.
El verdadero católico es incapaz de decir que «existen demasiadas personas», eso equivaldría a decir que un individuo, un grupo o una nación entera son superfluos y que sería mejor si no vivieran. Esto sólo es producto de la mentalidad materialista, los seres humanos afectan o influyen sus vidas entre sí, algunas veces de forma benéfica, otras veces de forma perjudicial, y no podemos considerar el número de población con una actitud fría y distante, todos importan. Sin embargo, ¿qué hay acerca de las ratas?, se considera que hay muchas ratas cuando representan un peligro contra los seres humanos, ¿no es así? ¿Podemos utilizar la misma frase en el caso de la gente? Eso sólo desataría las consideraciones de primacía de unas personas sobre otras, así como el hombre afirma su primacía sobre los animales. Pero este precisamente es el espíritu de las conferencias sobre crecimiento poblacional, de que hay algunas naciones que se reproducen como ratas y que militan en contra de las élites bien nacidas, privilegiadas y hedonistas de los regímenes de “iluminados”.
La ideología del control poblacional reduce el valor de la vida humana a la productividad material y la eficiencia. Así es como se mide la calidad de vida, por el grado de utilidad para la sociedad. La siguiente cita es del famoso libro Limits to Growth (Límites al crecimiento) de Dennis Meadows, y lo dice claramente:
«El meollo del asunto no sólo es si la humanidad sobrevivirá, sino aún más, si podrá sobrevivir sin caer en un estado de existencia fútil.»
¡Ajá!, y como todos somos tan humanitarios, en vez de dejar que alguien viva en tal estado, haremos todo lo posible para evitar que lleguen a vivir [piénsese en los lisiados, los enfermos mentales, los desahuciados, los ancianos, etc.]. El hecho de que alguien no exista es mejor para este autor, la nada es así mejor que el ser en el pervertido mundo moderno maniqueo.
Pero Dios no tiene “demasiada gente”, la única actitud totalmente cristiana hacia la prole es: «El Señor podría o no concedérnosla o, el Señor podría o no arrebatárnosla, en cualquier caso, bendito sea el nombre del Señor.» Toda la perorata sobre el “exceso de gente” usurpa la prerrogativa divina.
La “anti-anticoncepción”.
Los pecados y las malas acciones tienen consecuencias, la escasez de población y las dificultades económicas que todos vamos a enfrentar pronto son sólo algunas de éstas. Pero lo que es mucho peor es el precio espiritual que estamos pagando, la falta de niños en nuestras sociedades refleja la falta de confianza en la Providencia de Dios y, consecuentemente, una separación cada vez más grande con Nuestro Creador y Redentor y con el orden de la salvación.
Incluso el Card. Ratzinger en el libro donde lo entrevista Vittorio Messori atestiguó el hecho de que el periodo posterior al II Concilio Vaticano no trajo la esperada revivificación de la Iglesia, sino que en lugar de ésta vino el caos. Así que en lugar de multiplicarse el flujo de las gracias, enfrentamos la situación de que tal flujo de gracias está bloqueado. Existen obstáculos que se interponen a este flujo: la falta de oración, la falta de apropiada formación religiosa y los pecados contra los Mandamientos, contra el sexto que es del que hemos hablado en esta plática, entre otros, todo esto se suma a la desorientación diabólica de la que la Hna. Lucía de Fátima hablaba. Esto significa que hay menos gracias penetrando en los corazones de la grey bautizada, ¿por qué menciono esto en una conferencia sobre control poblacional?
Existe una relación entre el grado o intensidad de la vida sobrenatural del alma y la perfección o virtudes de la vida natural, la gracia se construye sobre la naturaleza. Donde no se sigue la ley natural no hay gracias que tengan efecto positivo. Los cambios traídos por las mentes liberales mediante las “reformas” del II Concilio Vaticano son para la vida sobrenatural y para el elemento humano de la Iglesia lo que la anticoncepción es para la vida natural de una familia.
Lo que debemos hacer, como católicos, es declarar la guerra en contra de la mentalidad anticonceptiva, que es una plaga de nuestra época. Separándonos del “espíritu de los tiempos”, siendo contrarrevolucionarios y abiertos a la vida, confiando en Dios y en Nuestra Señora, quien ama a cada uno de sus hijos, y para quien no existe un alma inmortal indeseada.
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