martes, 19 de noviembre de 2013

El retorno de Antíoco IV Epifanes.

por Ricardo B. Mazza*
“Cayó en cama enfermo de tristeza, porque las cosas no le habían salido como él deseaba….sintió que se iba a morir…hizo venir a todos sus amigos y les dijo: ahora caigo en la cuenta de los males que causé en Jerusalén….reconozco que por eso me suceden todos estos males y muero de pesadumbre… (1 Mac.6, 8b.9b.10.12.13)
En estos días, la Liturgia Católica proclama en la Misa, textos del primer y segundo libro de los Macabeos, que como toda palabra de Dios tiene carácter perenne y por lo tanto ilumina el obrar del hombre de todos los tiempos. ¿Qué nos dice hoy día?
1. Contexto histórico.
Con la muerte de Alejandro Magno (año 323 a.C), rey de Macedonia, que conquistara toda Grecia y se lanzara sobre Persia, su imperio, el más vasto conocido hasta entonces, se desmiembra. Dos de sus generales se reparten el próximo Oriente: Tolomeo hijo de Lagos, se adueña de Egipto y funda la dinastía de los Láguidas, Seleuco se convierte en el soberano de Siria e inicia la dinastía de los Seléucidas.
A raíz de esta división, Palestina se encuentra una vez más entre dos fuegos. Durante un siglo predominan los Láguidas de Egipto, que se muestran respetuosos de las costumbres nacionales. Pero en el 199 a.C, Antíoco III de Siria derrota al ejército egipcio y Palestina cae en poder de los Seléucidas. A partir de estos momentos, la dominación comenzará a desbordar el ámbito político, para extenderse al terreno cultural y religioso. La opresión del pueblo judío entra en su etapa más crítica con el advenimiento de Antíoco IV Epifanes, es decir “manifestación divina” (175-164 a.C). Este rey promueve un vasto proceso de helenización de las costumbres y prácticas religiosas locales. Así queda proscripta la Ley de Moisés y se la suplanta por la legislación del Estad (El libro del pueblo de Dios, pág. 1213).
2. El proyecto de Antíoco IV
Indudablemente, la Palabra de Dios nos muestra la tentación del hombre no sólo de dominar a sus hermanos en el campo de la política, sino de establecer esa política como una nueva religión, queriendo silenciar la palabra y voluntad de Dios, único Señor de la historia.
Y así la historia de salvación del Dios verdadero que es salvación de la historia, es decir del hombre de buena voluntad, es trocada por la pretensión tirana del hombre que se erige en Dios, de tal manera que su palabra y legislación de Estado quiere cambiar el corazón del hombre imponiéndole sus proyectos .
Así actuó Antíoco IV que luego de ocupar Jerusalén emitió un decreto ordenando que todos formaran un solo pueblo y renunciaran a sus propias costumbres, imponiendo un culto oficial pagano ,renegando de la Ley de Dios con prácticas abominables (1 Mac. 1,41-51). La persecución religiosa sobre los que se mantenían fieles, fue crudelísima (vv.52-64).
Pero Dios suscitó en medio de su pueblo quienes deseaban mantenerse fieles a su ley, y a pesar de ser halagados con la posible amistad del rey, si apostataban, decidieron no apartarse del único Señor y se prepararon para defender el honor de Dios y el propio (véase el papel de Matatías y sus seguidores en 1Mac.2).
3. Aplicación a la actualidad 
También en nuestros tiempos se repite este deseo de los poderosos de querer imponer a los pueblos más débiles sus propias ideologías, culturas y concepciones avasallantes de la libertad humana.
Y así por doquier pululan en la sociedad actual la variedad más profusa de desatinos y la proliferación de costumbres reñidas con la ley de Dios.
Presenciamos permanentemente a los Antíocos modernos, que imponen a través de las clases dirigentes de los países (jefes de estado, legisladores, intelectuales, responsables de la economía y de la cultura) nuevas formas de dominación y esclavitud.
Si miramos a nuestra Patria, contemplamos cómo se va realizando un lavado de cerebro permanente para que la familia según el designio de Dios se convierta en familia “ensamblada”,en la que todo está permitido; el culto al consumismo será la nueva deidad; la violencia del más fuerte suplanta los valores de la paz y de la concordia; la traición es alabada; se pretende silenciar a Dios en la Iglesia mofada; la cultura del trabajo es vencida por la dádiva como nueva forma de dependencia; el triunfo de los prepotentes sobre los débiles que no son escuchados se instala cada vez más ; la corrupción generalizada como moneda corriente; el bien de unos pocos por encima del bien común, y hasta la pretensión delirante de querer suplir el sexo con el género.
También hoy, quien quiera oponerse a este proyecto recibirá el rechazo y la burla más atroz.
Pero esto no debe amilanar al hombre de buena voluntad. Se nos llama a dar razón de nuestra fe. Como los antiguos defensores de la ley de Dios, no sólo hemos de vivirla sino anunciarla sin miedo ni cobardías.
Nosotros hemos de sembrar la verdad y será el Señor de la Historia quien la hará fructificar a su debido tiempo a pesar de nuestras debilidades porque caminamos entre “las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios”.


Padre Ricardo B. Mazza



*Publicado  el lunes, noviembre 19, 2007 en http://ricardomazza.blogspot.com



ribamazza@gmail.com


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