Corrientes (AICA) (29/1/14): El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap., concedió una entrevista al diario El Litoral, en el que compartió su experiencia tras visitar al papa Francisco en Roma. Transmitió mensajes a los feligreses y reflexionó sobre el mensaje que el Santo Padre está brindando al mundo
El prelado aseguró que el Papa quiere que los hombres se reencuentren con Jesús, volver a entusiasmarse con su persona, gestar una cultura del encuentro y tener presente a las personas que viven en las periferias geográficas y existenciales.
¿Cómo fue el encuentro con el Papa?
- Me une a él una amistad de muchos años. Lo conozco de la época en que ambos éramos estudiantes, él terminaba sus estudios para el sacerdocio y yo estaba en los inicios; además tuvimos muchas otras oportunidades de encontrarnos y de cultivar una relación más estrecha.
¿Cómo lo vio al papa Francisco?
- Lo encontré muy bien, pleno, muy fortalecido física y espiritualmente ante la responsabilidad que le toca vivir. La pregunta que podemos hacernos es qué lo hace ser esa figura de tanto impacto, qué lo hace personaje con estas características que provoca la admiración no solo de católicos que están encantadas con la figura de este hombre. Obviamente, no se trata de algún impacto estético sino de lo que la persona del Papa refleja desde adentro, eso es lo que llega al corazón de la agente. A mi juicio, son tres conjuntos de notas que lo hacen una persona que impacta.
En primer lugar, es una persona cercana, sencilla y alegre. Una pareja de médicos italianos me decía que es la primera vez que los italianos sienten una persona tan cercana y con un mensaje tan claro y sencillo. Tiene un modo simple de acercarse a las personas, un lenguaje que todos entienden, y esa alegría es permanente aun con la tremenda responsabilidad que pesa sobre sus hombros.
En el segundo conjunto están la inteligencia, la calidez y la ternura. Se lo ve un hombre inteligente, no con una inteligencia fría, sino armonizada con la calidez y la ternura. Podríamos hablar de un ejemplo de inteligencia emocional. Estas notas sobresalen e impactan mundialmente.
La coherencia, la firmeza y la decisión están en el tercer conjunto. Es un hombre coherente, firme y decidido, y vemos que esto no es incompatible con la calidez y la ternura. Este conjunto armónico lo hace una persona confiable, cercana, y por eso impacta. El transmite una autoridad cercana, cálida y firme al mismo tiempo. Tenemos mucha necesidad en el mundo de tener un referente así. Estamos felices de que la Iglesia lo tenga.
El Papa rompió con muchas estructuras, ¿esto también se ve en su entorno íntimo?
- Estuve en la residencia Santa Marta, donde reside. Tuve ocasión de conocer esa residencia con anterioridad, alojándome en ella por períodos más o menos prolongados. Conocía el ambiente, que ahora cambió totalmente. Por ejemplo, los guardias suizos que eran herméticos en su trato con los visitantes ahora son afables, sonríen y saludan. Ese ambiente lo creó el Papa con su modo de ser y de vincularse con ellos. El Papa almuerza en el comedor común de la residencia, y cuando termina de cenar, por ejemplo, pasa por la recepción y saluda a todos. Eso desestructura y pone calidez en las relaciones humanas y crea un ambiente de familia.
¿El Papa siempre fue así?
- Alguno podría preguntarse cómo una persona adquiere esas notas de profunda humanidad, con un carácter tan armónico y tan destacado; cómo puede un hombre lograr ese cultivo de sí mismo, realizar, por decir así, ese trabajo artesanal sobre su propia persona; ¿qué lo motiva?, porque no se nace así. Lo motiva el encuentro personal con Jesús, allí esté el secreto de su persona.
El Papa, desde muy joven, dedicó mucho tiempo a cultivar la amistad con Jesús. A nosotros, que teníamos 19 años y él pasados los 30, en su función de profesor y tutor en el Colegio Máximo donde estudiábamos, nos impresionaba su capacidad de discernimiento y su vida de oración, y su visión espiritual de las personas, de las cosas y de los acontecimientos. Esa visión, nos damos cuenta ahora, la fue cultivando en esa temprana amistad con Jesús, él se dejó moldear por esa amistad. El Espíritu Santo, por el bautismo, es el que trabaja en nosotros si dejamos que lo haga. Jesús acompaña a cada uno desde su propia situación. A cada uno, si colabora con su gracia, le da fortaleza para cumplir con su misión. Eso sucede en la vida del Papa pero también en la vida del casado, si se abre a la gracia; como asimismo en la vida del funcionario público, si se abre a esa acción transformadora, tendrá la capacidad y la fuerza para actuar en coherencia con la misión de servir al bien de la gente y no de su intereses particulares.
¿Cuáles fueron esos encuentros personales?
- Fueron varios encuentros durante esos diez días que estuve allí. Uno fue más prolongado y otros consistieron en participar en varias cenas y almuerzos, a los cuales asistíamos un grupo muy reducido de personas, tres o cuatro. En esos encuentros hemos conversado de todo un poco: algunos recuerdos de años atrás, de personas amigas que tenemos en común; hablamos de temas más trascendentes vinculados a la Iglesia en la Argentina y en el ámbito universal, compartiendo la preocupación de cómo transmitir el mensaje de Jesús hoy en un mundo que ha cambiado mucho, en el que las situaciones nuevas exigen también un modo nuevo, un lenguaje adecuado para transmitir el mensaje de Jesús y la enseñanza de la Iglesia, para que sea comprensible y llegue al corazón de la gente.
A diferencia de Benedicto, que era un verdadero maestro en los contenidos que transmitía, el Papa actual, con un lenguaje más llano, directo y accesible a la gente, impacta de otro modo. Esa es la principal inquietud de la Iglesia hoy: cómo traducir el tesoro del Evangelio al joven de hoy y a las familias.
¿Qué mensaje dio en particular para la feligresía?
- Una de las cosas que nos dijo fue referida a su reciente exhortación apostólica Evangelii Gaudium, que es un texto bellísimo. Nos dijo que la tengamos muy en cuenta y que la 'bajemos' a la gente, para que se conozca y se utilice para iluminar y orientar toda la tarea pastoral en la Iglesia. Respondiendo a esa indicación, a fines de febrero voy a presentar a los agentes de pastoral y a todos los fieles de la arquidiócesis de Corrientes esa exhortación.
¿El Papa conoce la realidad del país?
- Se imaginan que no soy el único que habló con él, hay personas del mundo político, sindical, artístico y deportivo que se encuentran con él, y obviamente comparten su visión y sus inquietudes sobre la realidad del país. Él está al tanto de lo que sucede y, además, le interesa estar actualizado y acompañar muy de cerca el camino que vamos haciendo como pueblo y como nación. No hay que olvidar que el Papa es argentino y nunca va a dejar de serlo, aun cuando hoy tenga una misión universal en la Iglesia, por la que ya no nos pertenece exclusivamente a nosotros sino a toda la comunidad católica y, podríamos decir también que hoy pertenece a toda la familia humana.
¿Qué pudo hablar con los demás sacerdotes?
- Estuve con el sacerdote que el Papa invitó a subir al papamóvil, porque residíamos en la misma casa, y dijo que jamás en su vida se hubiese imaginado que el Santo Padre lo iba a invitar a subirse al papamóvil. Estaba conmocionado y, a raíz de ello, al día siguiente era requerido por los medios del mundo entero, hasta que al tercer día dijo "por fin hoy no me llamó nadie". Otra vez estamos en los gestos que impactan, en este caso a los sacerdotes, provocando en ellos una respuesta de entusiasmo en su vocación y misión, al sentirlo cercano a cada uno de ellos.
¿Cuál es el mensaje que dio el Papa para la comunidad argentina y correntina?
- Ante todo, lo fundamental para los que somos cristianos: necesitamos reencontrarnos con Jesús y volver a entusiasmarnos con su persona, como alguien que está vivo y actúa si uno lo deja actuar. En segundo lugar, de esta experiencia nace la cultura del encuentro, porque abre al encuentro con el otro. El amor de Dios, que es real y cuando es auténtico, se expresa necesariamente hacia el otro. El Papa, hablando con diplomáticos, insiste en la necesidad de la cultura del encuentro entre las personas y los pueblos. En tercer lugar: en esa cultura del encuentro hay que privilegiar a los pobres; si esa cultura es real y verdadera, se abre e incluye a todos, y es especialmente sensible hacia las personas que están al margen. Ahí tenemos las periferias geográficas y existenciales.
Es necesario abrir los ojos porque esa 'periferia' puede estar geográficamente muy cerca, en las personas con las que convivo diariamente. El encuentro con Jesús, nos muestra que la vida es hermosa y tiene sentido, que no caminamos solos, que debemos cuidar de los niños y de los ancianos y de las mujeres, especialmente de las personas que son víctimas de trata, los que padecen las consecuencias de las guerras, por ejemplo hoy en Siria y también en otros lugares donde la gente padece. La cultura del encuentro es un desafío muy importante también para la apertura y el diálogo con otras confesiones cristianas y otras religiones.
Concluyó con una imagen muy fuerte, que hemos visto por los medios en estos días: el Papa en la ventana del palacio apostólico con dos niños que soltaban dos palomas, símbolo de la paz. Sin embargo, apenas tomaron vuelo, esas palomas fueron atacadas por un cuervo. Hay que poner atención al mensaje de esa alegoría porque refleja el mundo en el que vivimos. Entonces, la propuesta del Papa es una propuesta de paz y, al mismo tiempo, una alerta para no dejarnos tentar por 'los cuervos' que llevamos adentro y que destruyen nuestros vínculos con los demás, empezando por el mundo más cercano y cotidiano que es la pareja, la familia, los vecinos, la comunidad y desde allí la sociedad en la que vivimos.+
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