Durante el fin de semana, trascendió información sobre gestiones del Sumo Pontífice para garantizar la paz social en nuestro país. Se habla de una convocatoria a empresarios, sindicalistas y dirigentes políticos. Nerviosismo en el kirchnerismo.
La preocupación por la crisis económica y social que se vive en la Argentina ha trascendido las fronteras de nuestro país y tocó las puertas del Vaticano, donde el Papa Francisco ha tomado nota de la gravedad de lo que está ocurriendo y, sobre todo, de lo que puede llegar a suceder si no hay un rápido cambio de rumbo.
En ese contexto, durante el fin de semana que pasó, trascendió que el Sumo Pontífice, que es una de las diez personalidades con más poder del planeta, habría realizado una convocatoria a empresarios, sindicalistas y funcionarios del Gobierno. El objetivo: garantizar la paz social. Supuestamente, el encuentro estaba previsto para el 19 de febrero y, además de Francisco, se habló de la posible participación del ministro de Trabajo, Carlos Tomada; del presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA),Héctor Méndez, y de su vicepresidente, Daniel Funes de Rioja, y del secretario general de la Uocra (sindicato de la construcción), Gerardo Martínez. Se comentó, asimismo, que el secretario general de la CGT oficialista, Antonio Caló, que viene de ser desairado por la primera mandataria, quien le recriminó públicamente su frase de que “los salarios en la Argentina no alcanzan para comer”, también pueda formar parte del cónclave.
Los contactos de Francisco con Caló no son azarosos. En los tiempos en que nuestro país se encaminaba por la senda del desarrollo, a partir del trabajo y la producción, los metalúrgicos constituían el gremio más importante. De ahí que, ante cualquier proceso de reconstrucción nacional, los obreros industriales, que son los que le dan valor agregado a la economía y que hoy están a la retaguardia ante una economía que gira en torno al Estado y a los servicios, deban volver a cumplir un rol fundamental.
Asimismo, resulta evidente que la escalada de precios generada por la devaluación y las fracasadas políticas K, requiere que haya un punto de mesura. Incrementos salariales superiores al 50%, sin un aumento en la producción y la productividad, podría constituir más leña en el fuego inflacionario. Y entraríamos en un círculo vicioso muy difícil de salir, como ya vivimos durante las crisis hiperinflacionarias de finales del gobierno de Alfonsín y de principios del menemismo.
Operaciones K
Ayer, el gobierno K operó para intentar desinflar la expectativa de una posible intervención del Papa. Por eso, hizo circular un cable de la agencia Télam, que pertenece al Estado, con declaraciones de la periodista del diario Crónica (uno de los medios que vive de la pauta oficial), Alejandra Barrios, autora de una de las biografías de Francisco y supuesta amiga del Sumo Pontífice, desmintiendo esas versiones. Según el cable en cuestión, la periodista habría hablado telefónicamente con el Sumo Pontífice.
No obstante, el Vaticano y las máximas autoridades de la Iglesia en nuestro país decidieron mantener el silencio. No ratificaron ni rectificaron ninguna de las informaciones que circularon en las últimas 48 horas. Es lógico que, ante la trascendencia de lo implicaría una participación de la Iglesia en asunto internos de la Argentina, desde el Vaticano opten por mantener un bajo perfil.
Nuestro Papa Gaucho, desde que ocupa el trono de Pedro, viene demostrando ser un gran tiempista. Y sabe que no es inteligente, en estos momentos, que la Iglesia aparezca públicamente con intenciones de querer intervenir en asuntos de Estado, que le atañen a la clase política.
Ahora bien, sólo hablar con cualquier sacerdote católico aparece la preocupación que existe en esta institución milenaria por el rumbo que ha decidido encarar el gobierno. El Papa, que es el máximo referente en la Tierra de más de 1.200 millones de fieles católicos, cuenta con información certera, de primera mano, sobre lo que puede venir en la Argentina. En ese sentido, recibe los aportes de los servicios de inteligencia más importante del mundo. Francisco ama a su patria y, seguramente, hará lo mejor para los argentinos.
A favor de la unificación de la CGT
El Santo Padre considera que la unificación de la CGT evitaría el desborde de la puja distributiva y procura favorecer un diálogo entre las distintas fuerzas políticas.
Fuentes del movimiento obrero interpretaron la invitación del Papa como un gesto "claramente político" vinculado a las paritarias, la inflación y a la creciente puja social. Esperan que Francisco pida "profundizar el diálogo" y "la búsqueda de la unidad" en sentido amplio.
La reunión del 19 de febrero, en Roma, tendrá el marco de la Organización Internacional del Trabajo como una manera de Bergoglio de darle un tinte global. Es por ello que irán dirigentes sindicales y Daniel Funes de Rioja, que además de ser vicepresidente de la Unión Industrial y titular de Copal (cámara de alimentos) en junio próximo asumirá como presidente de la Organización Internacional de Empleadores (OIE), que es parte activa de esa organización.
Fuente: Hoy en la Noticia (10/2/14)
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