jueves, 14 de agosto de 2014

La República y la “derecha moderna”.


Por Agustín Laje (*)
El reciente distanciamiento entre Pino Solanas y Elisa Carrió refleja que la ética y la política, si bien se cruzan en muchos sentidos y guardan entre sí relaciones dialécticas, en última instancia corren por caminos separados.
¿Esto qué quiere decir  en concreto? Pues que no puede esperarse mucho de una alianza que, pretendiéndose política, se establece sobre principios exclusivamente de orden ético.
En efecto, ni más ni menos que eso parece ser UNEN: una alianza más ética que política. Sus principales referentes así lo han vociferado numerosas veces: UNEN es la unión de dirigentes cuyo denominador común sería una lucha contra la corrupción. Al menos todos sus discursos se han articulado, por lo general, en derredor de esta idea.
La pregunta que de inmediato surge es: ¿No es la lucha contra la corrupción una lucha política? Pues depende de cómo se estructure el discurso contra la corrupción. Si el discurso contra tan nefasta práctica se limita a machacar sobre la condición malvada de tal conducta, tenemos un discurso vaciado de política. Hay simple indignación de carácter moral, pero no mucho más que eso. En cambio, si la lucha contra la corrupción configura un discurso que procura señalar aspectos estructurales e ideológicos que promueven y posibilitan tal práctica (y por tanto hallar y proponer modificaciones de fondo), hemos pasado de la ética a la política.
La verdad es que un principio ético no basta para sellar una alianza política. Y como decíamos al inicio de esta columna, eso mismo puso de manifiesto esta semana la controversia Solanas / Carrió, cuando aquél pronunció un discurso partidario en el que dijo que en UNEN no había espacio “para la derecha moderna”, y ésta agarró su cartera y se retiró en medio de la alocución, dejando ver frente a las cámaras su disgusto.
Carrió es una defensora de la República y eso hay que reconocerlo. Solanas es un defensor del socialismo del Siglo XXI (su modelo político siempre ha sido el chavismo), que por definición es antirrepublicano, y eso también hay que reconocerlo. La fractura de una alianza que dependía del discurso ético, en el marco de visiones políticas antitéticas, era inevitable.
Ahora bien, Carrió explicó su disgusto aseverando que Pino Solanas estaba traicionando a la gente de derecha que votó a UNEN y que, además, los valores republicanos “no son ni de derecha ni de izquierda”. Mi visión al respecto es contraria: por un lado, la gente de derecha que votó a UNEN lo hizo atendiendo a valores republicanos que Solanas jamás ha representado y que más bien ha denigrado (y por lo tanto no hay traición alguna; hay un simple caos ideológico connatural a UNEN que confunde a la gente por el problema del vacío político de la alianza al que ya nos referimos); y por el otro lado, los valores republicanos actualmente sí son valores propios de aquello que Solanas ha denominado como “la derecha moderna”.
Siempre que uno habla de “derecha” (no así de “izquierda”, pues los izquierdistas no temen reconocerse como tales) abre, sin quererlo, un debate que probablemente no buscaba pero que parece inevitable: ¿podemos seguir hablando hoy de “derecha e izquierda”?. A los efectos de adelantarme a las respuestas que puedo recibir, va la siguiente digresión: “derecha” e “izquierda” no significan nada en sí mismo. Son categorías funcionales a la falta de información política propia de un medio social complejo como en el que vivimos. Y en este sentido, la simplificación inherente a dos categorías bipolares no se borrará del imaginario colectivo, toda vez que el hombre no estudioso de lo político (vale decir, la inmensa mayoría) precisa de este “atajo” conceptual a los efectos de ordenar sus posturas y preferencias políticas. Luego, la dicotomía izquierda/derecha es ineludible por fuerza mayor y, en todo caso, lo que debe actualizarse (y de hecho se ha venido actualizando durante los últimos dos siglos) es su contenido concreto, esto es, aquello que la categoría está significando.
Cuando Pino Solanas habla de la “derecha moderna” se está refiriendo, por supuesto, a las distintas variantes del liberalismo, al que ha atacado desde siempre. Y dado que los valores republicanos buscan, en esencia, limitar al poder político, se tratan de valores que se encuentran en el corazón del liberalismo, es decir, de la “derecha moderna” a la que refiere y desprecia Solanas.
La separación de poderes, la periodicidad de los cargos y la publicidad de los actos de gobierno, son ideas que caracterizan a todo sistema republicano. Contrariamente, la centralización del poder en un caudillo carismático, la búsqueda de perpetuación en el poder a través de reformas constitucionales ad hoc y el ocultamiento sistemático de la información del manejo del Estado, configuran la realidad del socialismo del Siglo XXI.
El eje bolivariano, al cual adhieren tanto los Kirchner como Solanas y que dirigen ideológicamente los hermanos Castro, representa la actual izquierda latinoamericana guste a quien guste, y disguste a quien disguste. La República no tiene lugar en el ideario de este eje ideológico (al contrario, supone un obstáculo a derribar) y, en virtud de la lógica antitética que caracteriza a la dicotomía “izquierda/derecha”, puede decirse entonces que los valores republicanos constituyen valores propios de la “derecha moderna”.
Si tras la “derecha moderna” basada en los límites al poder político y la soberanía individual asoman pensadores como Locke y Montesquieu, tras el “socialismo del Siglo XXI” asoman pensadores como Marx y Gramsci. La dicotomía es evidente: división de poderes (República) o centralización del poder (populismo socialista). El uno de derecha; el otro de izquierda.
Así se plantean estas dicotomías en la “posmodernidad”; dicotomías que resulta auspicioso clarificar a los efectos de no acabar durmiendo con el enemigo o, peor aún, votándolo.


(*) Agustín Laje dirige el Centro de Estudios Libertad y Responsabilidad (LIBRE), es autor del libro “Los mitos setentistas” y coautor del libro “Cuando el relato es una farsa”.


Facebook: https://www.facebook.com/agustinlajearrigoni


La Prensa Popular | Edición 307 | Jueves 14 de Agosto de 2014

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