jueves, 25 de septiembre de 2014

Pan y circo. Corrupción y aborto. Benedicto XVI.

En España ha sido paralizada una ley de defensa de la vida, que no era una maravilla, pero al menos reconocía la vida del no nacido como un derecho y la dignidad de las personas que tienen minusvalías, desde el mismo instante de su concepción.
En un país en el que el 90% de los diagnósticos de Síndrome de Down se resuelven con el aborto, esta ley era un primer paso que resultaba esperanzador.
Pero, el marketing vuelve a hacer de la suyas y quienes creen que pueden manejar el voto de millones de personas, han determinado que esta ley quitaba votos al partido gel gobierno. 
Si los cálculos electorales son más importantes de centenas de miles de vidas humanas cada año, el voto deja de tener sentido. Cuando los votos son cheques en blanco que los partidos utilizan en su beneficio, hay que pensar que la democracia es tan sólo un simulacro que nos queremos creer. 
Benedicto XVI en la recepción a la asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida, en el año 2011, dijo que “a quienes quieren negar la existencia de la conciencia moral en el hombre, reduciendo su voz al resultado de condicionamientos externos o a un fenómeno puramente emotivo, es importante señalarles que la calidad moral del actuar humano no es un valor extrínseco u opcional, ni tampoco una prerrogativa de los cristianos o creyentes, sino algo común a todo ser humano. 
En la conciencia moral Dios habla a cada uno e invita a defender la vida humana en todo momento. En esta relación personal con el Creador está la dignidad profunda de la conciencia moral y la razón de su inviolabilidad. 
En la conciencia, el hombre en su integridad —inteligencia, emotividad, voluntad— realiza su vocación al bien, de modo que la elección del bien o del mal en las situaciones concretas de la existencia acaba por marcar profundamente a la persona humana en toda expresión de su ser. Todo el hombre, en efecto, queda herido cuando su actuación va contra el dictamen de su conciencia. Sin embargo, incluso cuando el hombre rechaza la Verdad y el bien que el Creador le propone, Dios no lo abandona, sino que a través de la voz de la conciencia, sigue buscándolo y hablándole, para que reconozca el error y se abra a la misericordia divina capaz de sanar cualquier herida” 
En España el número de abortos supera los 110.000 cada año. Es una cifra tan espeluznante que da miedo pensar en 10 años habrá un millón menos de personas entre nosotros. Incluso si somos profundamente ateos y utilitaristas, nos daríamos cuenta que caminamos hacia una sociedad insostenible e ingobernable. Una sociedad que hace esto, se está suicidando lentamente y el suicidio evidencia que no tenemos nada importante que legar a nuestros hijos. Parece que prefiramos desaparecer por medio de una cómoda e aparentemente indolora eutanasia social. Los medios se pasan todo el día hablando de beneficios sociales, asuntos sociales, ayudas sociales, etc… pero lo social es tan sólo una apariencia con la que los políticos intentan engañarnos para que no nos enteremos de nada. Lo social forma parte del “pan y circo” que llena la barriga y enturbia el entendimiento.
Se repite la receta de los emperadores romanos: “pan y circo” para que las personas se adormezcan y se dejen utilizar. Este es el significado que “lo social” tiene hoy en día: “pan y circo” que adormece las conciencias y acalla el grito de dolor que hay dentro de cada uno de nosotros. En tiempos romanos, la masacre de vidas entusiasmaba al pueblo romano. Hoy las victimas son tan inocentes o más que hace 2000 años, nuestros hijos y sus madres. Matamos de forma más aséptica, pero seguimos matando igual. 
Lo maravilloso, como indica Benedicto XVI, es que Dios no nos abandona aunque nosotros intentemos borrarlo de nuestra vida. Cuando rechazamos la Verdad, porque nos han dicho que es fría y dura, Dios sigue hablando en nuestro corazón. Cuando rechazamos la bondad, porque conlleva compromiso, Dios sigue actuando a través de nosotros. Dios espera que nos demos cuenta de nuestros errores y que rectifiquemos. 
No tengo duda alguna, que el aborto seguirá siendo un negocio millonario para unos pocos y que la sociedad seguirá dormida hasta que se encuentre, una sorpresa. Esta vez no serán los “bárbaros” del norte, como le sucedió la Imperio romano, sino los yihadistas del este, que tomaran por asalto una sociedad dispuesta a creer lo que le digan, para que le den su ración diaria de “pan y circo”.


Religión y Libertad  (25/9/14)

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