martes, 25 de noviembre de 2014

Pedofilia y movimiento gay.

Por Juan Manuel Salinas Aguirre
Las palabras del cardenal Tarsicio Bertone, ex secretario de estado del Vaticano, provocó el enojo de varias organizaciones que luchan por los derechos de los homosexuales.
El clérigo había rechazado la versión de que la pedofilia estuviera relacionada con el celibato afirmando que la verdadera vinculación es con la homosexualidad.
Pese al descontento la pedofilia tiene una vinculación histórica con la homosexualidad, especialmente con los primeros años de luchas por la equidad social.
Adolf Brand, activista alemán gay y editor de la primera revista para homosexuales creía en una homosexualidad masculina, viril y pedófila antes de la Primera Guerra Mundial.
En Norteamérica la militancia pedófila estuvo insertada en los movimientos gays desde los inicios, sentando base en Nueva York y San Francisco. La formación pro pedófila se llamó NAMBLA (North American Man/Boy Love Association, en español Asociación Norteamericana por el Amor entre Hombres y Niños). La misma surge durante los años 70 de un ala del movimiento “Gay Liberation”, que nace luego del famoso disturbio Stonewall de 1969. Y hasta recibió el apoyo de algunas figuras importantes como el poeta beat Allen Ginsberg.
NAMBLA cree que los niños tienen el derecho a elegir libremente su sexualidad, rechaza que la pedofilia sea un trastorno mental y considera que la relación adulto-niño es sana y positiva.
No todos los homosexuales aceptaron a los pedófilos en esos años de lucha, muchos –en especial las lesbianas – protestaron por su presencia. Pero la agrupación llegó a afiliarse a ILGA (Asociación Internacional de Gays y Lesbianas) que a su vez figuraban como organismo ante las Naciones Unidas. ILGA también había aceptado en sus filas a otras organizaciones pedófilas como la neerlandesa MARTIJN. Esto no duró mucho y en 1994, la ONU, presionados por el gobierno de Clinton, exigió a ILGA que expulsara a los pedófilos.
Hoy día la militancia pedófila continúa y si bien las actividades son controladas, siguen siendo un peligro debido a sus numerosas páginas web y boletines que reparten en todo el mundo, como también los apoyos que estos ejercen hacia leyes “antidiscriminación”. Insisto, no quiere decir que todos los homosexuales sean pedófilos, pero la vinculación entre ambas orientaciones es una realidad comprobada.
Mientras, una sociedad sobresaturada de propaganda homosexualista, cada vez es más dócil a las distintas formas de la perversión organizada.


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