Abby Johnson sabe lo que es empaquetar y enviar trozos de bebés abortados y luego ir a cenar unas margaritas y comida mexicana.
¿Partes de cuerpos de bebés abortados usados en investigación? ¿Tomar un refresco mientras se detallan las ´tarifas´ de unos pulmoncitos, de un pequeño corazón?
Abby Johnson también lo vivió y lo cuenta. Ella trabajó en una clínica de abortos durante 8 años y llegó a ser directora de una clínica de abortos de la patronal Planned Parenthood en Texas. Tras presenciar un aborto guiado por ecografía, se replanteó su postura hasta llegar a aceptar la horrible verdad sobre el aborto: que daña a los niños, a las madres y a los trabajadores de esa industria.
Abby es hoy una firme activista provida con un servicio muy especial: contacta con trabajadores de la industria abortista y los ayuda espiritual, económica y logísticamente para que abandonen esa actividad. [ReL la entrevistó y ella lo explicó con detalle aquí].
Ante el vídeo con cámara oculta que se ha hecho viral en que la doctora Deborah Nucatola de Planned Parenthood explica cómo envían cuerpos de bebés abortados, o partes de ellos, y explica las tarifas del coste de transporte y embalaje de cada parte (pulmones, corazones, etc... entre 30 y 100 dólares), Abby ha escrito este texto diciendo a la abortista: "Yo también hacía eso, y usted no encontrará la paz ni la felicidad hasta que deje de trabajar en esa industria".
Este es su texto.
Estimada Dra. Nucatola: yo solía recoger tejido fetal para Planned Parenthood como hace usted.
Estimada Dra. Nucatola, he visto el vídeo que circula con su rostro. La he oído hablar sobre la recogida de partes del cuerpo de los fetos. La he visto beber a sorbos su vino mientras hablaba sobre cómo extraer un feto intacto.
Quiero que sepa que no estoy indignada con usted. No estoy indignada porque yo solía ser como usted.
¿Sabe?, mi antigua clínica de Planned Parenthood solía recoger partes del cuerpo de los fetos.
Yo solía hacer la criba y preparar los cuerpos para que fueran transportados al laboratorio de investigación con el que teníamos un contrato.
El otro día aprendí algo nuevo que odio por mi trabajo en la clínica. El hielo seco. Solíamos participar en estudios para los que teníamos que recoger tejido fetal y enviarlo a los laboratorios de investigación, todos para la investigación con células madre. Para mantener sus cuerpecitos en frío usábamos hielo seco.
Mi hija estaba realmente entusiasmada echando agua encima del hielo seco para ver el humo. Me quedé parada y no podía quitarme de la mente el recuerdo de sus pequeños cuerpos. Mis hijos gritaban excitados y yo sentía que no me podía mover. Tenía que tomar una decisión: o dejaba que el pasado me consumiera o podía reconvertir esos recuerdos y usarlos para el bien. Elegí hacer esto último. Me senté al lado del bloque de hielo y miré a mis hijos correr alrededor del humo. Pero ese hielo seco me hizo recordar ese lado particular de mi trabajo.
Toda la sangre, las partes del cuerpo y el tejido extra se recogían en un contenedor de cristal. Ese contenedor me llegaba al laboratorio POC (productos de concepción) a través de un "transfer de acero inoxidable para muestras".
Llevaba el contenedor a la pila, vertía todo en un enorme filtro, lavaba el contenedor y luego limpiaba la sangre del filtro.
Una vez tenía un cuerpo limpio, lo vertía en una fuente de horno de cristal situada encima de una mesa luminosa para ver radiografías.
En la fuente de horno ponía un poco de agua para que las partes del cuerpo flotaran, lo que me facilitaba su manipulación.
Durante la temporada de cosecha de tejidos, un cuerpo intacto valía como el oro. En el campo de la investigación del tejido fetal, un cuerpo fetal intacto es considerado la perfección.
Pero también eran bien recibidas partes desmembradas del cuerpo… y esto es lo que solíamos entregarles.
Controlaba el historial médico de la paciente para verificar que estuviera firmado el consentimiento para que donáramos los restos del bebé. Casi todas las mujeres lo firmaban porque lo hacíamos parecer como que donando ellas estaban ayudando a otros… altruismo durante el aborto.
Si la mujer había dado su consentimiento, entonces reunía todas las partes solicitadas (normalmente todas ellas) y las ponía en un contenedor especial enviado por el laboratorio de investigación. Al final del día, metía todos los contenedores cuidadosamente en la caja con hielo seco y los enviaba.
Esta fue mi vida durante ocho años. Las imágenes de esos diminutos cuerpos arderán siempre en mi mente. Y de una manera extraña, agradezco esas imágenes porque me recuerdan por lo que estoy luchando.
La doctora abortista Deborah Nucatola en el vídeo ya viral, con un buen vino, mientras explica que unos laboratorios le están pidiendo pulmones de bebé
Mientras la miraba a usted en el vídeo, podía verme a mí misma.
Después de un agotador día practicando abortos nos íbamos a tomar unos margaritas y comida mexicana. Comentábamos el día y casos concretos de aborto. Para nosotros no era repugnante. De verdad, no sentíamos nada sobre esto.
Hablábamos sin rodeos sobre la recogida de restos fetales, como si estuviéramos hablando de la cosecha de un campo de maíz. Era nuestra normalidad… y nos sentíamos orgullosos de vivir en ella.
Entiendo cómo es ese estado mental. Me doy cuenta de cómo algo monstruoso para otros puede parecer normal. Entiendo el mundo en el que vive usted. Entiendo la incapacidad de ver.
No creo que usted sea una mala persona. Yo no era una mala persona. Pero usted está muy equivocada, como lo estaba yo.
Quiero que sepa que me preocupo por usted.
He oído lo que se dice sobre usted, los odiosos e infames comentarios sobre su persona. Oír todo lo que se dice sobre usted me rompe el corazón. No me puedo imaginar lo que está usted sintiendo en estos momentos. Sé que la gente puede ser muy cruel. Yo aún recibo comentarios como estos a veces.
Pero no soy una de estas personas. Y nadie de nuestra organización -And Then There Were None- la considera una mala persona.
Nos preocupamos por usted. Queremos que encuentre la paz. Queremos que encuentre la verdadera felicidad y sabemos que esto no ocurrirá mientras usted siga trabajando en Planned Parenthood.
Creemos que su vida importa. Creemos que su vida tiene un valor infinito. Nos importa usted. Lucho con la misma intensidad para salvar a niños no nacidos como a personas como usted, con el fin de liberarlas de las garras de la industria del aborto.
Usted puede dejarlo. Podemos ayudarla. Somos un lugar seguro al que acudir. Llámeme al 888-570-5501 o escríbame a mi email personal abby@attwn.org.
(Publicado en inglés en LifeSiteNews, traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares).
ReL (17 julio 2015)
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