domingo, 10 de enero de 2016

Macri & Massa en Davos 2016: Un país afuera de la “4ta. revolución industrial”.

Una mayoría importante de la sociedad argentina imaginó en varias ocasiones durante el largo período preelectoral, la posibilidad de un entendimiento responsable entre Mauricio Macri y Sergio Massa, que no pudo ser. Sin embargo, ¿podrá ocurrir ahora, al menos en cuestiones puntuales?
La idea de que es posible y necesario provocó la invitación del Presidente al diputado nacional neo opositor para ir a Davos (Suiza), al Foro Económico Mundial, una cita en la que descubrirán que el tema es la 4ta. revolución industrial, para la que la Argentina se encuentra incapacitada hoy día.
Luego de 12 años de gobiernos kirchneristas y una tendencia descendente, la Argentina volvió a caer 2 lugares en 2015 para quedar en el puesto 106. Por eso, el presidente Macri, acompañado por el líder del Frente Renovador, Massa, intentarán cambiar el rostro del país, algo elemental para recuperar la inversión.
Lo que los economistas describen como la Industria 4.0 o 4ta. Revolución Industrial será el tema del Foro Económico Mundial, en Davos (Suiza). Para la Argentina que, durante 12 años retrocedió en tecnologías, inversión y organización, parece ciencia ficción. Pero es el mundo que ya llega. Los líderes políticos, empresariales e intelectuales del mundo se encontrarán entre el 20/01 y el 23/01, para debatirlo e informarse.
Luego de la automatización de la industria en el siglo 18 (1ra. revolución industrial), llegó la división del trabajo y la producción en cadena de principios del siglo 20 (2da. revolución industrial), y más tarde la revolución tecnológica de finales del siglo 20 (Industria 3.0). Ahora se habla de la digitalización de los sistemas de producción, las fábricas "inteligentes", donde las máquinas se comunican entre sí (las empresas pueden ajustar la configuración de fábrica para crear/adaptar productos y servicios individuales): la 4ta. revolución, una nueva manera de organizar los medios de producción, y la manera en la que afecta a las personas, la sociedad y los países.
En verdad, Mauricio Macri ambiciona propósitos más modestos para su visita: exhibir su promesa de cambio como una cuestión de Estado, casi una causa nacional, para lo que precisa al neo opositor Sergio Massa. Pero, a la vez, en Davos ellos presenciarán ponencias que dejan a la Argentina en un nivel muy primario, básico, elemental, se diría que muy K.
 El diario El País, de Madrid (España), explicó así la tendencia que viene:
"Clic, semillas de amaranto. Clic, dos de nueces. Clic, plátano. Clic, tres de chocolate. El usuario entra en la empresa online Mymuesli, y, con solo 18 ingredientes, puede combinar su muesli hasta de 566 mil millones maneras distintas. El pedido se imprime en la fábrica y el propio producto va pidiendo a cada expendedora de comida cosas distintas. "Va de Internet al paquete de manera personalizada". Esta fábrica inteligente es para Wolfgang Wahlster (Saarbrücken, 1953), asesor científico de la canciller alemana Angela Merkel y director del Centro de investigación alemán de inteligencia artificial, el ejemplo perfecto de la cuarta revolución industrial que ha ayudado a empujar en su país de origen. (...)".
Cambios disruptivos
La idea es discutir cuál es la mejor respuesta ante los cambios disruptivos que están modificando la manera en que vivimos, trabajamos, consumimos, nos relacionamos entre las personas y entre las culturas, y entre los ciudadanos y los gobiernos. 
Cómo cultivamos nuestras habilidades, cómo conocemos gente, nuestros patrones de consumo, nuestro sentido de la privacidad y nuestra noción de propiedad, están todos siendo alterados por esta revolución, explica Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, entrevistado por la revista Foreign Affairs. 
Hasta la manera en que hacemos la guerra es distinta: se está modificando la naturaleza misma de los conflictos. Mientras tanto, en el extremo sur del continente americano, un país sigue cayéndose cada vez más del mapa, según quedó en evidencia en el Informe de Competitividad Global, que presenta anualmente el Foro de Davos. 
La economía argentina ha caído tan bajo que en varias áreas se encuentra calificada entre los últimos países de los 140 que toma en consideración el informe 2015-2016. 
Luego de 12 años de gobiernos kirchneristas y una tendencia descendente, la Argentina volvió a caer 2 lugares en 2015 para quedar en el puesto 106. Por eso, el presidente Macri, acompañado por el líder del Frente Renovador, Massa, intentarán cambiar el rostro del país, algo elemental para recuperar la inversión. 
El Informe de Competitividad Global mide, entre otros aspectos, la institucionalidad de los países, su infraestructura, la estabilidad macroeconómica, la educación y la innovación. Argentina “enfrenta una profunda crisis institucional, con puntajes bajísimos en derechos de propiedad (puesto 133), ética y corrupción (puesto 137), influencia indebida (puesto 135), eficiencia gubernamental (puesto 138) y ética corporativa (puesto 138)”, explica el informe. 
“La calidad de la infraestructura (puesto 122) también está entre las más bajas de la región”, detalla. En el lado positivo, a Argentina le va mejor en los rankings de tamaño del mercado (puesto 27), recepción de tecnologías de comunicación e información (puesto 52), educación superior y formación (puesto 39,  una de las mejores de la región). 
La “4ta. revolución industrial”
Industria 4.0 o “4ta. revolución industrial” es un término que denomina a las nuevas tecnologías de manufactura, intercambio de datos y automatización, explica Wikipedia. 
La velocidad, escala y fuerza de los cambios que se están produciendo a todo nivel no tiene precedente en la historia de la humanidad, explica el portal del Foro Económico Mundial. 
“La interacción entre campos como la nanotecnología, la investigación del cerebro, la impresión en 3D, las redes móviles y la informática, creará realidades previamente impensables”, agrega. 
Los modelos de negocio de cada una de las industrias se verán transformados, el acceso a la tecnología continuará propagándose y la cantidad de cosas nuevas que se pueden incorporar es infinita, porque así lo es nuestra imaginación. Más gente podrá inventar nuevos productos y servicios, de manera rápida y barata. 
En el futuro, “el talento, más que el capital, representará el factor crítico de la producción”, explica Schwab. Esto tendrá como consecuencia un mercado de trabajo cada vez más escindido en 2 segmentos:
> baja habilidad/baja paga, y
> alta habilidad/alta paga. 
El resultado es un mercado laboral con demanda fuerte en los extremos -tanto de arriba como de abajo- en cuanto a educación y calificación, pero un agujero en el medio. Según Schwab, la 4ta. revolución industrial tiene el potencial de:
> Subir los niveles globales de ingresos
> Mejorar la calidad de vida de las poblaciones alrededor del mundo
> Bajar los costos de transporte y la comunicación
> Hacer más efectivas las cadenas de suministro a nivel global
> Bajar el costo del comercio
> Abrir nuevos mercados 
> Traer crecimiento económico
“Una transformación distinta”
De todos modos, los economistas Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, citados por Foreign Affairs, han señalado que la revolución podría generar, si no sabemos responder a ella adecuadamente, mayor desigualdad, en particular por su poder disruptivo en los mercados laborales. 
Esto es así porque:
> La automatización reemplaza el trabajo a través de todo el espectro de la economía
> El desplazamiento de trabajadores por las máquinas podría exacerbar la brecha entre retribución por capital y la retribución por trabajo.
Estos factores traen aparejado el riesgo de que esto aumente las tensiones sociales. La revolución  tendrá la potencialidad de mejorar la calidad de vida, pero, 
> ¿Cómo hacer para que eso se traduzca en una reducción de la desigualdad a nivel global? 
> ¿Cómo prevenir un mundo sin empleo, de baja productividad y desigualdad? 
> ¿Cómo asegurarse de que la 4ta. revolución industrial realmente mejore el estado del mundo? 
Son algunas de las grandes preguntas que discutirán dentro de unos días los principales líderes mundiales. 
“En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que la humanidad haya experimentado antes”, aseguró Schwab. 
La 4ta. revolución industrial nos obligará a redefinir nuestros límites éticos y morales. “Ni la tecnología ni la disrupción que viene con ella es una fuerza exógena sobre la que los humanos no tienen control. Todos nosotros somos responsables de guiar su evolución, en las decisiones que tomamos diariamente como ciudadanos, consumidores e inversores”, concluye Schwab.
3 razones de los cambios revolucionarios
Según Schwab, hay 3 razones para argumentar que las transformaciones que hoy estamos viviendo no son una mera prolongación de la 3ra. revolución industrial, y en cambio representan una revolución en sí misma. 
Antes de mencionarlas, vale la pena revisar de qué se trataron las anteriores. La 1ra. revolución industrial, que se inició en la 2da. mitad del siglo 18, utilizó agua y vapor para mecanizar la producción. 
La 2da., que se dio aproximadamente entre 1870 y 1914, introdujo la producción en masa a través de la cadena de montaje y la electricidad. 
La 3ra., la de la computadora e internet, usó la electrónica y la tecnología de la información para automatizar la producción. 
La 4ta. revolución industrial se está construyendo sobre la 3ra.: es la revolución digital, que está caracterizada por la fusión de tecnologías, que borra las líneas entre las esferas física, digital y biológica. 
El crecimiento exponencial que hubo a nivel de desarrollo informático en los últimos años, que incluye la inteligencia artificial, la utilización de software para descubrir nuevas drogas o de algoritmos para predecir intereses culturales, las tecnologías digitales de fabricación que interactúan con el mundo biológico, hace que el momento que estamos viviendo sea una etapa nueva. 
Ingenieros, diseñadores y arquitectos están combinando el diseño computacional, la fabricación aditiva (la sucesiva superposición de capas micrométricas de material, normalmente en forma de polvo, para conseguir un objeto deseado), la ingeniería de materiales y la biología sintética, para ser pioneros en proveer “una simbiosis entre los microorganismos, nuestros cuerpos, los productos que consumimos, y hasta los edificios en que habitamos”, explica Foreign Affairs. 
¿Por qué estos cambios no son una mera prolongación de lo que ya existía sino que representan un verdadero quiebre? 
Por 3 factores, según la revista:
> Rapidez. La velocidad a la que se introducen las innovaciones hoy en día no tiene precedente histórico. Comparada con las anteriores, la cuarta revolución industrial está yendo a un ritmo exponencial más que a un ritmo lineal.
> Alcance. Los nuevos elementos disruptivos están cambiando a casi todas las industrias de todos los países.
> Impacto en los sistemas. La amplitud y profundidad de estos cambios modifican sistemas enteros de producción, administración y forma de gobernar.
La fábrica inteligente
“Tendremos una 4ta. revolución industrial”, coincide el profesor Detlef Zühlke, quien investiga cómo será la industria del futuro, según la versión británica de la revista Wired. Se trata de hacer a las fábricas “menos estúpidas”, explica Zühlke, quien lidera un centro de investigación de tecnologías de fabricación inteligente, ubicado en el Centro Alemán de Investigación de Inteligencia Artificial. 
“Habrá cientos de miles de computadoras en todos lados. Algunas de estas tecnologías serán disruptivas”, adelanta. ¿Cómo podría la inteligencia artificial modificar la manera en que se produce? 
En la fábrica del futuro, explica el experto alemán, todas las máquinas andarán sobre ruedas. Se tratará de “cyber-sistemas físicos, combinando sistemas mecánicos con la electrónica para conectar todo”, explica la revista Wired. ¿Y para qué las ruedas? 
Un día, diferentes módulos en la fábrica podrían potencialmente conducirse de un lado a otro para permitir que las fábricas alteren la línea de producción. Por el momento, el movimiento de módulos debe ser hecho por seres humanos. 
De esta manera, los módulos podrán desempeñar distintas tareas y tendrán la capacidad de entender cuándo deben cambiar de tarea. Sólo con agregar o quitar una pieza, un módulo de almacenamiento podría convertirse en uno de control de calidad, o en el brazo de un robot. 
Nuevos módulos pueden ser incorporados en cualquier momento, un proceso que Zühlke compara con jugar con Legos. Uno de los factores que hicieron posible esta investigación han sido los dispositivos USB que venimos usando hace años en nuestras computadoras. 
“Por más de una década. Ha sido fácil enchufar una nueva impresora u otro dispositivo USB y que sea reconocido instantáneamente”, explica Wired. Un cambio disruptivo ha sido el desarrollo de un puerto USB a escala industrial, asegura Zühlke. Si bien por el momento, las fábricas inteligentes son solo un proyecto de investigación, se espera que la tecnología se adopte dentro de la próxima década. Los lugares en donde se están desarrollando estas investigaciones, además de Alemania, son China, Japón, Corea del Sur y USA. El resto del mundo está “bastante inactivo”, según Zühlke.
Impacto en los gobernantes y los conflictos
La convergencia de los mundos físico, digital y biológico y la aparición de nuevas tecnologías y plataformas habilitan a los ciudadanos a involucrarse más con los gobiernos, hacer oír sus opiniones, coordinar esfuerzos y evitar ser supervisados por las autoridades públicas: afirma Schwab en Foreign Affairs.
Simultáneamente, los gobiernos ganan herramientas tecnológicas para aumentar su control sobre la población, basándose en los sistemas invasivos de vigilancia y la posibilidad de controlar la infraestructura digital. 
En cuanto a los conflictos, la 4ta. revolución industrial impactará profundamente la naturaleza de la seguridad nacional e internacional, afectando tanto la probabilidad como la naturaleza de los conflictos. “La historia de la guerra y la seguridad internacional es la historia de innovación tecnológica, y hoy no es la excepción.” 
Los conflictos de hoy entre Estados son, cada vez más, de naturaleza “híbrida”, combinando las técnicas tradicionales del campo de batalla con elementos previamente asociados con actores no estatales. 
“La distinción entre guerra y paz, combatiente y no-combatiente, y hasta violencia y no-violencia (piensen en la ciber-guerra) se está volviendo incómodamente borrosa”, según Schwab. 
Nuevas tecnologías como armas biológicas o las que pueden ser manejadas remotamente se vuelven más fáciles y accesibles de usar, lo que lleva a que los individuos o grupos pequeños tendrán la capacidad de un estado en lastimar masivamente a una población. A la vez, nuevas tecnologías desarrollarán nuevas maneras de protegerse y mayor precisión en alcanzar el objetivo de un ataque.


Ciudad de Buenos Aires (Urgente24).

09/01/2016| 08:43 

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