por Luis Antequera
Como saben bien los lectores de esta columna, el pasado día 2 de abril (2013) conmemoramos (aunque en una total indiferencia por parte de España y de los españoles) el descubrimiento de los Estados Unidos por un español, Juan Ponce de León , quien de esta manera, daba inicio a una intensa presencia de España en el territorio de lo que hoy día se nos presenta como la más grande potencia política, económica y militar del mundo.
Ahora bien ¿cuánto de intensa? Pues bien, mucho más de lo que nadie pueda imaginar, y mucho más desde luego, de lo que estos ignorantes españoles que somos los españoles del s. XXI imaginamos.
Y es que además del descubrimiento de la Florida que debemos, como queda dicho, a Juan Ponce de León, españoles son también quienes desde los primeros tiempos de la colonización española de América descubren otros importantísimos hitos geográficos estadounidenses.
Ruta de Alvar Núñez Cabeza de Vaca
Entre 1527 y 1536 Alvar Núñez Cabeza de Vaca recorre a pie todo el sur de los Estados Unidos, escribiendo la que se puede considerar la primera crónica de la historia norteamericana, titulada “Naufragios”; en 1540 Vázquez de Coronado descubre el Cañón del Colorado, un año después Hernando de Soto el Mississippi…
Por el oeste del país, en la llamada California, se inicia también una rápida exploración del territorio por exploradores españoles tales como Francisco de Ulloa, Fernando de Alarcón, Juan de Fuca y Domingo del Castillo. En 1542, Juan Rodríguez Cabrillo explora el Pacífico Norte a la búsqueda de un inexistente estrecho de Anián que uniría los océanos Pacífico y Atlántico por el norte, como el de Magallanes lo hace por el sur.
1. Las Trece Colonias. 2. Territorios anexionados en 1773.
3. Luisiana adquirida a Francia en 1803.4. Colonización del noroeste. 5. Territorios conquistados a Méjico en 1848.
6. Rectificación de fronteras en 1853.
Aunque los siglos siguientes registran una cierta inactividad por lo que al tema se refiere, la cosa cambia cuando en 1769 el franciscano español Fray Junípero Serra funda la primera misión franciscana en el área de San Diego, a la que seguirán muchas otras.
Gaspar de Portolá descubre la bahía de San Francisco, y en 1776 el franciscano Francisco Palou funda la ciudad de San Francisco. En 1775 Bruno de Heceta llega al actual estado de Washington, en el extremo noroccidental de la Unión, en la frontera con Canadá; y Juan Francisco de la Bodega y Quadra incluso más al norte, hasta la isla de Vancouver y San Lorenzo de Nutca, ya en Canadá. La expedición de Alejandro Malaspina (1789-1794) arriba a la mismísima Alaska.
Para cuando Méjico accede a la independencia, el territorio que recibe de España se extiende, junto al que hoy conocemos como Méjico, por los actuales estados norteamericanos de California, Nevada, Utah, dos terceras partes de Colorado, una sexta parte de Kansas, Arizona, Nuevo Méjico y Tejas, territorios todos los cuales representan casi una cuarta parte del actual territorio norteamericano, los cuales cederá Méjico a los Estados Unidos como consecuencia de la guerra que enfrenta a ambos países y finaliza con el Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848. A ellos aún cabría añadir derechos jurisdiccionales indiscutibles de España aunque nunca practicados ni tampoco por Méjico, sobre los estados de Washington y de Oregón.
Por si esos dos focos de penetración española, uno al este, el otro al oeste, no fueran suficientes, la llamada Guerra de los Siete Años que enfrenta a Inglaterra contra Francia y España entre los años 1756 y 1763, aunque representa la victoria de la primera frente a las dos segundas, no significa para las posesiones norteamericanas de España gran menoscabo. Y es que aunque España pierda (provisionalmente, como veremos) la Florida, que pasa a manos inglesas, recibirá de Francia, como compensación por su colaboración, el inmenso territorio de la Luisiana, un territorio poco explorado pero jurisdiccionalmente hablando inmenso, el cual abarca todos los existentes al oeste del Mississippi, es decir, los de los actuales estados norteamericanos de Montana, Dakota del Norte y Dakota del Sur, Minnesota, dos tercios de Wyoming, Nebraska, Iowa, una tercera parte de Colorado, Kansas, Missouri Oklahoma, Arkansas y la actual Luisiana.
Bernardo Gálvez
Esta esplendorosa situación en términos territoriales (estamos hablando de casi dos terceras partes del actual territorio de los Estados Unidos) vigente para el año 1763 consistente en todos los territorios del oeste norteamericano más la recién adquirida e inmensa Luisiana, todavía se verá aumentada como consecuencia de la participación de España en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos y de la actuación en ella de los ejércitos de Bernardo Gálvez, saldada para nuestro país con la recuperación de la Florida en 1783, año que marca el de la máxima presencia hispana en el territorio norteamericano, y en el cual se completa el que propongo a los historiadores denominar “Camino Español de Norteamérica”, que posibilitaba recorrer de este a oeste, unos 5.000 kilómetros de media, el gigantesco continente norteamericano sin dejar de pisar suelo español.
A partir de ese momento lo que se produce es el proceso de “desamortización”, por llamarlo de alguna manera. Un proceso rápido que se salda en apenas veintiún años, los que van del 1800 al 1821.
En 1800, por el III Tratado de San Ildefonso que firman Mariano Luis de Urquijo, en nombre de Carlos IV de España, y Louis Alexandre Berthier, en nombre de una Francia en la que descuella la figura de un Napoléon que era ya el primer cónsul, Francia adquiere a España la Luisiana, aunque sólo tres años después, el fracaso de su aventura americana le obligue a vendérsela a los Estados Unidos.
En 1819 el Tratado Adams-Onís representa la venta ahora por España de la Florida a Estados Unidos, tras una guerra que se puede decir iniciada en 1813.
Y el 28 de septiembre de 1821, la independencia de Méjico representa, por lo que a nuestro tema se refiere, la pérdida de todos los territorios occidentales españoles en Norteamérica arriba citados, tras una larga guerra que se puede decir iniciada en 1810. Unos territorios que Méjico se verá obligado a entregar a los Estados Unidos, como decimos también arriba, en 1848.
Lo curioso es que si preguntáramos por la calle quién colonizó los Estados Unidos, Inglaterra o España, casi el 100% de los encuestados dirían que Inglaterra, siendo así que la colonización española empieza en 1513 y la inglesa en 1620, y siendo así que la colonización española recae sobre dos tercios del territorio y la inglesa sobre uno. A ello contribuyen, sin duda, el hecho de que el inglés sea la primera lengua de los Estados Unidos, y el hecho de que el proceso de unificación vaya de este a oeste y no de oeste a este, caso en el cual las cosas habrían sido muy diferentes. Pero también y no menos, la desidia y el desistimiento en el que hemos incurrido los españoles, y notablemente nuestros historiadores, por lo que hace a nuestra propia historia.
Blog: En cuerpo y alma (15 abril 2013)
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