domingo, 6 de marzo de 2016

La economía necesita de la racionalidad política.




Por: Darío H. Schueri 
“La mejor defensa es un buen ataque”, supo definir militarmente Napoleón Bonaparte.
Sin arrogarnos una exegética interpretación de las actitudes políticas del Presidente de la Nación Mauricio Macri, bien pareciera que apeló a este paradigma el pasado martes ante la Asamblea Legislativa al castigar dura y puntualmente a la inmediata gestión anterior por la dañina herencia recibida. El peronismo sobreactúa de ofendido para facturarle más caro el apoyo que no le retaceará.
Macri es consciente que el peronismo es como las bacterias: se multiplica dividiéndose, y que una vez logrado el primer objetivo de reducir al Kirchner- cristinismo a su mínima expresión, se pondrá el traje de vikingo e irá por su barba. El sortilegio de Cambiemos es el 2017. Todos los gobiernos que perdieron las elecciones intermedias sucumbieron en las urnas dos años más tarde en las generales.
Hoy daría la impresión que el gobierno nacional quedó como un arquero a medio salir en un córner, sobremanera en el terreno económico, que es el más sensible para la sociedad.
Hay inquietud en la población que todavía – y así lo marcan las encuestas – prefiere cargar las tintas sobre la pesada herencia recibida por Macri, caso contrario la devaluación, el aumento de tarifas, la inflación estimulada por esas dos decisiones, el recorte de gastos y la exoneración de empleados públicos contratados a última hora obedecerían solo a un capricho presidencial.
De todos modos, el humor popular es muy volátil, y como sucediera con otros gobernantes, nadie asumirá ninguna actitud culposa por el voto depositado. Como diría el escritor Jorge Asis, hay un espíritu cacerolero acechante.
En el oficialismo aguardan que el acuerdo con los “holdout” ó “fondos buitres” (previa aprobación del Congreso de un par de leyes vitales) le permita al país salir del veraz internacional y volver a ser sujeto de crédito que, bien utilizado para el fomento a la producción y la infraestructura, sería la plataforma de lanzamiento de las bienaventuranzas planteadas por Macri al finalizar su discurso en el Congreso.
Santa Fe no sería ajeno a esos beneficios (¿le daría el PS en el Congreso los votos necesarios al gobierno para derogar las leyes que le permita acordar con los buitres?) y la prueba de ello es que el Ministro de Economía de la Provincia Gonzalo Saglione está regresando de EEUU con buenas noticias en materia de colocación de bonos.
De todos modos, el propio Miguel Lifschitz advirtió que hay “luces amarillas” en el sector industrial. Los costos no dejan de subir y los mercados (interno y externo, básicamente Brasil) se contraen. De paso, el Gobernador aprovechó para marcar sus diferencias con el gobierno nacional (y sus personeros provinciales) sobre el protocolo anti piquetes: “hay que intervenir primero con diálogo”, aseveró.
Última oportunidad para los maestros.
Luego del enojo inicial por lo que consideraron “excesivas” las 48 horas de paro docente, el gobierno asumió que debería “estirarse” un poco más si no quería exponerse a un conflicto más serio con los maestros (que vienen auto estimulados por sus propios discursos) y se acercó al 35 % que en esta columna adelantamos hace varias semanas se negociaría, y que luego solicitaron los gremialistas. Les ofreció un 34 %.
Debido a que ATE y UPCN estarían dispuestos a conciliar, si la docencia no acepta lo ofrecido quedarían demasiados expuestos.
Una vez encauzado el aspecto salarial, docentes y estado deberán seguir trabajando en la zamarreada dialécticamente “calidad educativa”, que tiene como uno de sus ejes una buena remuneración docente y la posibilidad de su permanente actualización pedagógica, pero también considerar “una concepción amplia e integral del derecho a la educación”, tal como lo expresa el diputado radical Alejandro Boscarol en el enunciado de su ambicioso proyecto de Ley de Educación que está trabajando.
Renovaciones partidarias con la mira en el 2019
Los radicales y peronistas están enfrascados en la renovación de autoridades partidarias que casi coincidentemente en un par de meses ambos Partidos encararán.
Curiosamente, en ambas instituciones pilares de la vida política en democracia se apela discursivamente a la necesidad de darle “participación a los afiliados” para que con su voto consagre las autoridades partidarias, pero paralelamente se trabaja en listas de unidad.
Para acentuar aún más las contradicciones, legisladores y funcionarios nacionales y provinciales trabajan sobre trascendentes cambios en los sistemas electorales para darle, también, una mayor “participación y transparencia”, en este caso a la ciudadanía a la hora de votar.
En Santa Fe la boleta única (que se quiere copiar a nivel nacional) para algunos, caso el flamante licenciado en ciencia política Facundo Olivera, combinada con las PASO tiende a profundizar los procesos de personalización en las candidaturas, atentando contra las estructuras partidarias.
El diputado provincial Norberto Nicotra (Unión Pro) promueve que las elecciones primarias en Santa Fe sean de carácter optativo y no obligatorias.
Es así como el Peronismo santafesino llega a este recambio partidario del 8 de mayo con la necesidad de elegir una conducción que, además de contener todos los sectores internos (aún aquellos descarriados que transitaron otras aventuras en las últimas elecciones, pero volvieron) guíe al Partido hacia el objetivo universal: recuperar la Provincia en el 2019.
Nadie quiere quedar a la intemperie: Producción y Trabajo (Partido político y a su vez línea interna) pide espacios en el convencimiento de contar con seis concejales en esta capital y una banca de diputado provincial (Federico Reutemann). El Foro de Presidentes comunales Pueblos Libres ya le hizo saber a los encumbrados senadores peronistas (que buscan ungir un hombre de su espacio para la presidencia) que su desarrollo territorial no puede – ni debe – ser ignorado.
La Junta Electoral del PJ estaba aprobando el reglamento para las elecciones internas del 8 de mayo, con algunas condiciones que quizás limiten las ansias internistas de algunos dirigentes.
En el radicalismo santafesino co-gobernante a nivel nacional y provincial, que por estas horas atraviesa un decisivo proceso de inicio de era geológica interna que ya experimenta sus primeras manifestaciones en la Legislatura, definir la conducción partidaria es más que un mero trámite formal.
Con la firme convicción del Grupo Universidad de erigir al intendente de Santa Fe José Corral como precandidato a Gobernador en el 2019 (¿previo paso por la diputación nacional el año que viene?), acompañado por el Movimiento de Afirmación Radical M.A.R. representando a Cambiemos, se impone la necesidad notarial de que un representante de esos sectores esté en la cúspide partidaria.
Mientras tanto, el Nuevo Espacio Organizado NEO liderado por el dueto Fascendini – Michlig y la presidencia formal del Ministro de gobierno Maximiliano Pullaro, cavila entre avalar una lista de unidad o dar pelea interna. Ellos no comparten – por ahora- poltronas con Cambiemos; por el contrario, forman parte activa del gobierno de Lifschitz dentro del FPCyS, del cual tampoco abjuran los dos sectores restantes.
Así las cosas, las negociaciones pasarían por ceder la presidencia del Partido (hoy en manos de Mario Barletta de Universidad) a los socios directos del M.A.R, reservándose la presidencia de la Convención Provincial para NEO, mientras que José Corral (Universidad) a los fines de seguir siendo presidente del Comité Nacional más allá del año que viene (en que vence su mandato) sería el primer delegado al Comité Nacional.
Hoy para la sociedad todo lo escrito suena a un endogámico narcisismo de los políticos, condicionados por la economía que también espera de las variables políticas para mostrar su mejor – o peor – rostro.
En Capital Federal los hoteles no están atestados de inversores del exterior; cuanto más demoran las paritarias, más cae la actividad económica. La gente vio cómo su salario perdió poder adquisitivo. Es la única realidad.


– Desde Santa Fe (06/03/16) -




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