Se consagra la libertad sexual pero solo para poder ser LGTBI (Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales e intersexuales), pero nunca si se quiere ser heterosexual. Hay libertad para abrazar la vida gay, pero no para salir de ella.
por Álex Rosal
Los enemigos de la libertad en España han conseguido un nuevo triunfo al aprobar la llamada “Ley de protección integral contra la discriminación por diversidad sexual y de género de la Comunidad de Madrid”, que suprime y recorta libertades individuales y colectivas.
Con la excusa de una supuesta protección a la diversidad sexual o a la ideología de género, lo que se pretende es imponer el pensamiento único: que todos piensen y se expresen de la misma forma; y para los rebeldes, multas. No hay sitio para los que piensen diferente. Se trata de fomentar la diversidad sexual, pero nunca la diversidad de pensamiento ni la sana pluralidad de acoger diferentes puntos de vista.
Nunca pensé que el Partido Popular pudiera mostrar tanto entusiasmo en votar una ley más propia de mentalidades totalitarias que de gente que ama la libertad. Es verdad que solo dos diputados peperos (David Pérez y Luis Peral) mostraron cordura en no sumarse a este aquelarre de modernos inquisidores, y se fueron al baño para no traicionar su conciencia…
¿Queremos matar nuestra democracia? Venga, muchachos, sigamos por este camino y lo acabaremos consiguiendo. Hoy va de la cuestión LGTBI (Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales e Intersexuales), pero mañana, una vez abierta la puerta a recortar las libertades individuales, vendrán otros colectivos con la misma aspiración totalitaria: que se imponga una única manera de pensar en beneficio de una supuesta mejora en la convivencia…
¿Cuáles son las imposiciones totalitarias de esta ley? Hay muchas, pero nos centraremos en las más importantes para no cansar al personal.
1.- Lo más terrible de esta ley es que penaliza y prohíbe que una persona quiera ser heterosexual. Se consagra la libertad sexual pero solo para poder ser LGTBI (Lesbianas, Gais, trans, bisexuales e intersexuales), pero nunca si se quiere ser heterosexual. Hay libertad para abrazar la vida gay, pero no para salir de ella. Curioso sentido de la libertad…
Si una persona, mayor de edad y en el uso de su libertad personal, aspira a ser heterosexual; no puede. Y si alguien le ayuda, le pueden multar con 45.000 euros.
Conozco a muchas personas, tanto hombres como mujeres, que en su momento optaron libremente por vivir una vida gay y, tras no experimentar nada divertido en ello, decidieron libremente explorar otros caminos. Y libremente, sin que nadie les presionara, optaron por cambiar de vida y hacer un camino a la inversa. Pasaron de tener sentimientos homosexuales a sentir atracción por personas de distinto sexo. Son miles, y en Religión en Libertad hemos publicado decenas de testimonios de España y de otros países que dan buena fe de estas historias. Todo ello gracias a la llamada Terapia del Cambio, en dónde no hay ni asistencia médica-psiquiátrica, ni pastillas ni medicamentos por medio. Eso va de otro rollo, y hay literatura suficiente para saber de ella sin filtros ni manipulaciones.
En el artículo 70, punto 4.c, de esta desdichada ley, prohíbe que los ciudadanos que viven en Madrid tengan la libertad de modificar su orientación sexual virando hacia la heterosexualidad, imponiendo además unas multas de 45.000 euros: “(Infracción para) la promoción y realización de terapias de aversión o conversión con la finalidad de modificar la orientación sexual o identidad de género de una persona. Para la comisión de esta infracción será irrelevante el consentimiento prestado por la persona sometida a tales terapias”.
2.- Esta ley se carga el principio de presunción de inocencia. Si te acusan de asesinato eres inocente hasta que no se demuestre lo contrario; si te acusan de ladrón puedes estar tranquilo ya que la parte acusadora lo tiene que demostrar, pero, ay amigo, si estás en Madrid y alguien del colectivo gay te acusa de algo, no es el acusador el que debe demostrar esa afrenta sino tú que eres inocente. En todos los demás ámbitos de la vida seguirá existiendo en Madrid la presunción de inocencia salvo para todo lo relacionado con el colectivo LGTBI (Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales e Intersexuales). Un verdadero disparate jurídico y una puñalada a la igualdad de derechos.
Esto es lo que dice la ley en su artículo 66: “En los procesos autonómicos, cuando el interesado aporte hechos o indicios razonables, fundamentados y probados por cualquier medio de prueba admitido en derecho, de haber sufrido discriminación por razón de orientación sexual, identidad o expresión de género, corresponde a aquel a quien se atribuye la conducta discriminatoria, la aportación de justificación probada objetiva y razonable de las medidas adoptadas”.
3.- La ley vulnera el derecho de los padres de elegir la educación de sus hijos. Los políticos, una vez más, y da igual que sean del PP o de Podemos, siguen actuando como si creyeran que son ellos, y no los padres, los que deben elegir qué tipo de educación es la correcta para los más pequeños. Y con esa confusión de raíz, van a obligar por ley a todos los colegios de la Comunidad de Madrid, tanto públicos, concertados como privados, a que el colectivo gay pueda adoctrinar a los niños desde infantil. Para ello, la administración madrileña pagará con dinero público las clases y talleres que deberán impartir los monitores de la LGTBI (Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales e intersexuales).
Que por ley, de forma obligatoria y con amenazas de multas y retiradas de conciertos, todos los colegios y niños de la Comunidad de Madrid tengan que ser educados en una ideología de género que es muy discutible en su enfoque antropológico, me recuerda al adoctrinamiento de la Formación del Espíritu Nacional, de tiempos del franquismo.
Álex Rosal es director de Religión en Libertad
ReL 15 julio 2016
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