lunes, 10 de octubre de 2016

Elecciones en Estados Unidos: Ambos candidatos retan cualquier perspectiva católica.


Ante el segundo debate entre Hillary Clinton y Donald Trump.
 por  Jaime Septién  
En la primera parte de esta larga entrevista que concedió a Aleteia el doctor Hosffman Ospino, colombiano de origen, profesor de teología pastoral y catequesis en la Escuela de Teología y Ministerio de Boston College, tocó el tema del nuevo rostro (latino) del catolicismo en Estados Unidos.  Para 2035, la mitad de los católicos estadounidenses serán de origen latino.  O quizá antes.
Esto lleva a un enorme experimento de integración entre la comunidad latina y la anglosajona del cual podría salir un nuevo modelo de catolicismo, amplio, integrador y de puertas abiertas, “tal y como lo quiere el Papa Francisco”, dice Ospino.
Y de cara a las elecciones que hoy domingo 9 de octubre enfrentan el segundo debate entre Hillary Clinton del Partido Demócrata y Donald Trump, del Partido Republicano, el voto católico también enfrenta un dilema profundo.  ¿Qué saldrá de todo ello?  En esta segunda y última parte de la entrevista Hosffman Ospino  –una autoridad en lo que se refiere al catolicismo hispano en Estados Unidos– responde.
*–Doctor Ospino: hoy los católicos hispanos en Estados Unidos están divididos entre un conservador Trump que asegura que tiene 34 asesores católicos sobre temas de libertad religiosa, pero que los ataca continuamente, y una liberal Clinton que, sin atacarlos, está abiertamente a favor del aborto.  ¿Qué puede salir de esto?*
Yo creo que lo más importante, y lo que nos señala el tema de fondo de estas elecciones es que necesitamos, urgentemente, un catolicismo latino educado.  Cuando se mira al electorado latino se le mira con un carácter sentimental: que mi abuelita va a ser deportada por Donald Trump, entonces hay que votar por otro candidato.  O, como los latinos somos pro-vida y a favor de los niños, entonces no podemos votar por alguien que está a favor del aborto…  Esto es muy primario.  Repito: sentimental.  El catolicismo latino-estadounidense debe dar un paso adelante.
¿Qué hay, entonces, que hacer?
Preguntarnos (y actuar en consecuencia), en qué momento la comunidad católica latina nos vamos a sentar a discutir la complejidad del sistema político, social, religioso de los Estados Unidos –pero ya como estadounidenses—y ver cómo podemos enriquecerlo y como nos podemos enriquecer de este sistema.  Pasar del sentimiento a la propuesta.
¿Saldrá, el catolicismo estadounidense en su conjunto, robustecido tras estas elecciones?
Yo creo que vamos a ver un desfase entre las comunidades católicas de blancos y de latinos; jerarquía y pueblo…  Nos vamos a encontrar –creo yo—bastantes divididos.  Yo espero que la Iglesia católica salga fortalecida, pero va a ser bien difícil que esto suceda.
¿Tiene esto que ver, obviamente, con el perfil de los dos candidatos, no es así?
Ambos candidatos retan, desafían profundamente cualquier perspectiva católica.  Ya ni siquiera la ortodoxia católica, sino también la heterodoxia.  Bueno, hasta los católicos progresistas están siendo desafiados en este proceso previo a las elecciones y, desde luego, lo serán aún más en el momento de la elección el 8 de noviembre.
Para muchos estas elecciones serán algo así como un fin y un principio de algo…  ¿Para usted?
Pueden ser el cierre de un capítulo del experimento democrático en los Estados Unidos y el inicio de otro capítulo del cual aún no sabemos qué va a pasar.  Puede, incluso, llegar a ser la disolución de los partidos tradicionales.  De hecho ya se está viendo esta especie de disolución.
¿Y el papel de las iglesias, cuál será entonces?
También se va a definir bien claro cuál es su papel ya sean protestantes, católicas, evangélicas.  Anteriormente era sencillo posicionarse, tales con los republicanos, estos otros con los demócratas…  Eso se va a acabar, se va a acabar la idea del “single issue”, es decir, de que un solo tema define mi voto.  Va a llegar el momento en que hay que comenzar a pensar en un trabajo de participación democrática mucho más crítica.
¿Y eso qué implicaría?
Hacer concesiones.  Aprender a negociar.  Tomar posiciones y asumir las consecuencias.  A veces queremos todo.  Como dicen en Estados Unidos, queremos tener el pastel y comérnoslo al mismo tiempo.  Eso ya no es posible.


Aleteia (9/10/16)


No hay comentarios:

Publicar un comentario