por Hernán Andrés Kruse
Nadie va a invertir en serio en Argentina hasta que los hechos de corrupción de Cristina sean juzgados y condenados.
En su edición del 17 de marzo, Clarín publicó una nota de Marcelo Bonelli en la que detalla un supuesto diálogo que habrían mantenido Mauricio Macri y Felipe González durante la reciente visita del presidente de la nación a España. “Presidente: ¿por qué no va presa Cristina Kirchner? Quiero que sepa que nadie va a invertir en serio en Argentina hasta que los hechos de corrupción de Cristina sean juzgados y condenados”. La divulgación de este supuesto comentario del ex premier español desató un escándalo con implicaciones internacionales, lo que obligó al veterano dirigente del PSOE a brindar las aclaraciones de rigor. “Es totalmente falso y no se corresponde con mi pensamiento”, afirmó. Apenas tomó conocimiento del supuesto apriete de González al presidente de la nación, la ex presidente Cristina Kirchner se valió de las redes sociales para contraatacar enviando dos cartas documento a los involucrados para que procedan a ratificar o rectificar las palabras reproducidas por Clarín. Horas más tarde, González desmintió en una entrevista haber dicho eso y solicitó a Clarín que aclare la situación.
Haciendo un uso político de la situación, la ex presidente escribió en las redes sociales: “Intimo a ambos a que en el plazo de veinticuatro horas de recibida, ratifiquen o rectifiquen de manera pública tal información” (…) “Ya manifesté en reiteradas ocasiones, no temo que una medida de esas características, por cierto absolutamente ilegal, se tome en mi contra. Por el contrario, el pueblo argentino tiene el derecho de saber si el Presidente de la Nación cumplió con los deberes a su cargo de rechazar manifestaciones que además de ser una extorsión sin precedentes constituyen una intromisión indebida en asuntos internos, además de exclusivo resorte de la Justicia”. En la carta documento que le envió al ex presidente español, la ex presidente expresa que le “cuesta imaginar la escena de un ex presidente de un gobierno democrático extorsionando al presidente en ejercicio de otro país democrático para que vaya presa otra ex presidente, de ese mismo país, bajo la amenaza de que de no suceder eso no habría inversiones económicas”. Más adelante, calificó al asunto como “de inusitada e inédita gravedad institucional” y “de repercusión internacional”, y aseguró que “el pueblo argentino tiene derecho de saber cuáles son los condicionamientos que pretenden ser impuestos por los supuestos inversores” representados por el ex premier español.
El bloque de diputados nacionales del kirchnerismo respaldó a la ex presidente a través de un comunicado en el que expresan su repudio por la “campaña persecutoria del Grupo Clarín”. Además, exigen a los protagonistas de la supuesta conversación que aclaren la situación. “No creemos que el episodio sea cierto”, pero “si el presidente Macri calla, su silencio también implicará respuesta”, dice el texto. Por su parte, Oscar Parrilli, ex titular de la AFI, manifestó: “lo conozco personalmente a González. Y esta es una conversación entre dos: Felipe González y Mauricio Macri, por eso le estoy reclamando que aclare si es cierto”. Considera que no sería de extrañar que este episodio forme parte de una operación mediática tendiente a esmerilar las chances electorales de Cristina. Al respecto, consideró que “Magnetto, que se está volviendo loco porque ve que el gobierno se cae a pedazos y ya no sabe qué hacer para sostenerlo, manda una orden clarita a sus amanuenses de Comodoro Py para que metan presa a Cristina. Los inversores no van avenir, porque no hay motivo para venir a la Argentina. Pero no por Cristina, porque no hay consumo interno. Si el consumo está cayendo, si cada vez hay menos gente que puede comprar cosas, las exportaciones caen, ¿a qué van a venir a invertir?” Entrevistado telefónicamente por Gustavo Sylvestre, Felipe González dijo que acababa de enviar una nota a Clarín para desmentir todo. “Espero que el periódico la recoja para rectificar la información”, agregó para luego reconocer que le había causado “asombro” la columna de Bonelli. El otrora líder del PSOE se basó en sus “convicciones democráticas” para justificar la necesidad de salir a desmentir lo antes posible el contenido del artículo. “No creo que haya que pedirle a nadie y menos al Poder Ejecutivo que elimine a enemigos potenciales por la vía judicial. No sé cómo se le ha podido ocurrir a la persona que hizo la nota poner eso en mi boca”, enfatizó. Por su parte, Bonelli se valió de su página web para confirmar la noticia, basada en fuentes confiables (fuente: Nicolás Lantos, “Es falso y no corresponde a mi pensamiento”, Página/12, 18/3/017).
Luego de ocho días de huelga y una masiva movilización en La Plata, la Margaret Thatcher del macrismo decidió redoblar la apuesta. En efecto, furiosa por el desafío de los gremios docentes María Eugenia Vidal le solicitó a Jorge Triaca, Ministro de Trabajo, que de comienzo con los trámites pertinentes para quitarle personería gremial a los sindicatos que ignoraron la conciliación obligatoria. Marcelo Villegas, ministro de Trabajo de Vidal, dijo que “se está evaluando la aplicación de multas a los gremios docentes que hayan adherido a medidas de acción directa existiendo un proceso de conciliación obligatoria” y agregó que “estamos recolectando actas e información de los medios gráficos, radiales y televisivos”. Roberto Baradel, titular de Suteba, expresó a Página/12 que “en democracia nunca sucedió algo semejante: demuestran que son un gobierno autoritario”. “El cumplimiento de la conciliación obligatoria se dirime en la Justicia. Es la justicia la que debe pronunciarse sobre la ilegalidad o no. Está claro que están buscando confrontar y no resolver el conflicto”, sentenció.
Por el momento, el conflicto entre los docentes y el gobierno de Vidal continúa. Los seis sindicatos provinciales que integran el Frente Gremial Docente decidieron rechazar la oferta salarial del 19 por ciento en tres cuotas. Dicha actitud encolerizó a Vidal quien, apoyada por el Gobierno nacional, desató una ofensiva antigremial sin precedentes desde el retorno a la democracia en diciembre de 1983. Prueba de ello es la denuncia para que le inicien juicio político al juez Luis Arias, quien tuvo la mala idea de considerar ilegal el descuento de los días de huelga. Mientras tanto Villegas dijo que ya se concretó “una presentación ante el ministerio de Trabajo de la Nación, como autoridad de aplicación originaria en tema personería para que inicie un sumario tendiente a verificar el incumplimiento de los extremos legales que justifican el uso de personería y aplique las sanciones que corresponda” y consideró que la medida se da “en el marco del cumplimiento de los deberes de funcionario público, cuando alguien no acata la conciliación obligatoria ni la Ley de Ministerios y se perturba la paz social al impedir el inicio del ciclo lectivo, porque éste no es un paro que se da en el transcurso del ciclo lectivo sino al inicio”.
Vidal decidió polarizar con Baradel para enervar el conflicto con los docentes de una vez por todas. Sus objetivos serían los siguientes: a) “imponer la idea de que el sindicalista era el responsable exclusivo y excluyente de la huelga de maestros y profesores”; b) “poner en duda su condición de docente”; c) “ocultar la unanimidad de los reclamos entre todos los sindicatos”; d) “generar disputas internas en el Frente Gremial justamente por el protagonismo que desde el propio gabinete nacional y provincial le otorgaron al titular de Suteba”; e) “advertir sobre la “desestabilización” del Gobierno”. En esta cruzada antigremial la gobernadora thatcheriana está dispuesta a no reconocer ningún límite ético ni político. Prueba de ello lo constituye su “pedido” a Baradel de confesar públicamente si es kirchnerista, como si ello constituyera un delito y su intención de pagarles un plus salarial a aquellos docentes que no adhieran a la huelga. “Thatcher” está, pues, dispuesta a todo. Al comienzo del conflicto afirmó que estaba decidida a convocar a los 60 mil que se habían ofrecido para reemplazar a los huelguistas. La normativa vigente protege a los alumnos del ingreso a las aulas de cualquier persona que pretenda enseñar, más allá de su buena o mala intención. Esa jugada fue tan solo el inicio de la escalada. Luego fueron expuestas públicamente las fotos de los hijos y el nieto de Baradel en América TV, para burlarse de las amenazas recibidas por el dirigente. Al inaugurar la Asamblea Legislativa el presidente de la nación dijo socarronamente que “Baradel no necesita que nadie lo cuide”. Como los gremios no aflojaron el gobierno de “Thatcher” decidió impulsar la quita de personería a los gremios díscolos. Guido Lorenzino, Defensor del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, se propuso mediar en el conflicto, enviando una carta a la gobernadora y a los referentes del Frente Gremial Docente ofreciéndose como si fuera el Cardenal Samoré para superar los obstáculos que “derivaron en la excesiva prolongación del conflicto docente, que afecta los derechos de los niños y padres que utilizan el servicio de educación pública y a los trabajadores a tener un salario digno y condiciones laborales adecuadas”. La respuesta del oficialismo fue contundente: para eso está la conciliación obligatoria, sentenció (fuente: Nora Veiras, “Vidal arremete contra los gremios docentes”, Página/12, 18/3/017).
En su edición del 18 de marzo, La Nación publicó un artículo de Eduardo Fidanza titulado “Se debilita “el aguante” al Gobierno”, en el que analiza la situación política del país y las chances del oficialismo de cara a las elecciones de octubre.
Dice el autor: “En febrero de 2016, cuando el período de Cambiemos empezaba, se describió en esta columna un agrupamiento de los votantes en base a una paradójica tendencia de opinión que marcaría el primer año de Macri: una minoría estimaba entonces que la situación del país era buena, mientras una amplia mayoría creía, sin embargo, que dentro de un año las condiciones iban a mejorar. El grueso de la sociedad, con realismo, proyectaba un futuro mejor, en tanto reconocía las dificultades del presente. Confiar en el futuro cuando un gobierno se inicia equivale a otorgarle un crédito temporal para que desarrolle su programa” (…) “Al cabo de más de un año, buena parte de la sociedad conserva ese optimismo tozudo y realista: aunque sólo el 18 por ciento opina que el país está bien, el 48 por ciento cree que mejorará en los próximos meses” (…) “Sin embargo, el clima favorable al Gobierno se está erosionando. La razón es sencilla y consiste en lo siguiente: la cantidad de optimistas se achica y la de pesimistas se incrementa. Hace 14 meses poseían expectativas favorables el 71 por ciento y negativas apenas el 29 por ciento. Hoy, los desilusionados suman el 52 por ciento y los optimistas el 48 por ciento” (…).
“Esta mutación implica otro fenómeno, además de la erosión de la confianza en el oficialismo: muestra que el electorado se polarizó, volviendo al ballottage de 2015. Pero con un matiz crucial: ahora Cambiemos podría perder. Si se profundiza en la naturaleza del optimismo y el pesimismo se esclarece la nueva relación de fuerzas. Por empezar, entre los optimistas existe un corte nítido. Unos son incondicionales de Macri” (…) “otros adoptan una actitud realista: sostienen que el país está mal, pero va a estar mejor. Estos son los que, para usar el lenguaje común, le hacen “el aguante” a Macri” (…) “Los incondicionales están unidos al Presidente y su gobierno por una identificación afectiva. Los realistas, en cambio, lo apoyan por un contrato que puede ser cumplido o defraudado. Lo que se comprueba es que estos optimistas se están pasando al pesimismo. Eso significa que siguen pensando que el país está mal, aunque ahora creen que en el futuro empeorará. Están decepcionados, hicieron el aguante, pero el beneficio nunca apareció y a ellos se les agotó el tiempo” (…) “¿Por qué razón se migra del optimismo al pesimismo y, por lo tanto, se resta apoyo al Gobierno? La hipótesis más consistente es que la mutación se debe principalmente a razones económicas: el 51 por ciento de los pesimistas afirma que su ingreso no alcanza para llegar a fin de mes; el 65 por ciento sostiene que el principal problema personal y familiar es de naturaleza económica y destacan tres motivos: la inflación, la desocupación y los bajos salarios, en ese orden” (…) “Por último, cuando se analiza a los pesimistas, que suman hoy un poco más de la mitad del electorado, también pueden hacerse distinciones. Ellos provienen de dos orígenes muy distintos: unos son votantes duros del kirchnerismo que detestan a Macri; los otros son los defraudados por Macri, que ahora se aceran a la oposición no por afecto sino por despecho” (…) “Lo que pierde el Gobierno nadie lo cosecha. Cristina sólo conserva a sus fieles, Massa se desmoronó, el resto del peronismo no asoma. Con ese panorama, y como suele suceder en las democracias contemporáneas, los votantes elegirán en octubre no a los que consideren mejores, sino a los menos malos”.
En su edición del 18 de marzo, Página/12 publicó un artículo de Luis Bruschtein titulado “Kilombito”. Dice el autor: “(…) La crisis es como una inundación, el desastre crece desde abajo y los movimientos sociales representan a los primeros y más perjudicados. Son miles que cortan las calles en todo el país. Las medidas del Gobierno hunden a los que casi no tienen ni lo justo, a los que tienen el agua al cuello. Se movilizaron por una ley de emergencia social y una ley de emergencia ocupacional para la creación de nuevos empleos y en defensa de los que ya existen. El Parlamento las aprobó, pero Macri vetó la creación de empleos. Pasaron los meses y nunca reglamentó la emergencia social” (…) “El comercio es más libre con 33 por ciento de pobreza, en un cálculo que no llega a dar cuenta de la verdadera dimensión de la catástrofe. Fue el mismo día que Macri se felicitaba por la flexibilización laboral de los 90 que expulsó a millones de personas del mercado de trabajo” (…) “La calle, la del recital-misa de los ricoteros y la del impresionante acto de la CGT, la de las decenas de miles de mujeres y las decenas de miles de docentes, la de los miles y miles de movimientos sociales y los miles de vecinos representan una heterogeniedad ciudadana que se rebela contra el Gobierno en un mes que no termina y que se anuncia con nuevas multitudes disconformes para el 24 con el movimiento de derechos humanos, para el 30 con las CTA y el paro del 6 de abril de la CGT” (…) “Es la masa, es el ruido, es el caos de la multitud, pero también es unión y comunión. Hay una identidad que reúne que es diferente en todos los casos, pero que al mismo tiempo reconoce puntos de contacto. Allí hay millones de personas que pueden reconocer un ámbito que comparten” (…).
“Hubo una emboscada mediática para el recital del Indio. Los titulares amarillistas y mentirosos de la agencia oficial Télam y del portal Infobae se replicaron en las redes y en los medios oficialistas y crearon una tragedia donde no la había” (…) “La represalia contra la CGT cayó como un rayo sobre la piel de algunos que hasta pocos días atrás eran sus aliados. Luis Barrionuevo denunció que el presidente Mauricio Macri lo llamó par apretarlo y que al día siguiente le mandó inspectores de la AFIP al gremio gastronómico. El Ministerio de Trabajo retiró la personería al gremio combativo del subterráneo para seducir a la UTA y lograr que se ablande el paro” (…) “El ministerio de Trabajo declaró ilegal la paritaria de los bancarios y ordenó una ofensiva contra los jueces que la convalidaron. La zanahoria de las obras sociales y una miríada de reclamos específicos de cada gremio se convierten en argumentos de una ofensiva oscura de extorsión sobre la CGT, que a su vez sufre la fuerte presión contraria de las bases. Pero la embestida vertebral es contra los maestros. Sobre ella se estructurarán las demás paritarias. Es de las primeras y allí el Gobierno representa a la parte empresaria, tiene que dar el ejemplo” (…) “A este gobierno no le importa que le ganen la calle, pero está desesperado porque no puede mostrar ningún resultado al establishment en los números macro de la economía. Sobre todo, duplicó la inflación que hubo en los últimos meses del gobierno kirchnerista y no puede bajarla” (…) “Es posible que afloje algo si consigue romper la unidad sindical. La estrategia es dividir, aislar a Suteba, que es el gremio más numeroso. Acusa de kirchnerista a su conducción, los medios oficialistas incluso publicaron entrevistas a la oposición trotskista del gremio” (…) “Es la imagen de un gobierno acorralado por el pueblo en la calle. Macri acusa a mansalva de kirchnerista a todo ese universo heterogéneo que transita la calle de la protesta. Es nada más que una estrategia que no describe una realidad bastante más compleja” (…) “El presidente dice que gobierna en representación de un 40 por ciento de la sociedad a la que le disgustan el gremialismo, los cortes de ruta y los paros docentes. El 60 por ciento restante estaría dividido por las diferencias en el peronismo. Son porcentajes arbitrarios, seguramente exagerados para sus interlocutores. De todos modos, a la mayor parte de ese porcentaje que dice que lo respalda porque le disgustan las protestas y los conflictos, tampoco le gustará un gobierno que los alimenta y no sabe cómo resolverlos, como sucede con el gobierno de Cambiemos”.
InformadorPúblico.com (19/03/2017)
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