Las burlas a los católicos, tema recurrente en el orgullo gay.
Por José L. Román.-Esto que muestra la fotografía de la parte inferior es una de las imágenes siniestras, que las dos responsables políticas de la capital de España, Carmena y Cifuentes, con el beneplácito de los representantes políticos que se sientan en el Parlamento, están exportando al resto del mundo.
Un sodomita con un crucifijo como taparrabos, y otros tantos para repartir.
Decía la alcaldesa Manuela Carmena, que la prohibición de los belenes navideños en Madrid obedecía a que no todos los ciudadanos eran creyentes. Por el contrario, como buena comunista que impone sus postulados, sí o sí, da por hecho, autorizando el desfile de gays y lesbianas, que todos los ciudadanos madrileños son de la misma condición.
Hombres desnudos usando de taparrabos la Cruz de Cristo, y en el suelo, como puede verse, un montón de crucifijos dispuestos para su reparto.
Crucifijos como taparrabos y el ojal al descubierto. Así respetan estos degenerados las creencias religiosas de una gran mayoría de la sociedad madrileña y española. Los amos del desmadre por un capricho gubernamental. “Aquí te pillo aquí te mato”, como los chimpancés pero contra natura, por donde amargan los pepinos.
Y a esto le llaman evolución, ¿qué evolución, la de acabar con el matrimonio hombre mujer y la familia cristiana, y dar entrada masiva de musulmanes con varias mujeres cada uno y decenas de hijos, para que puedan parasitar en nuestros presupuestos? Evidentemente es lo que persiguen.
Pero, volvamos a la fotografía. Dígame señor fiscal, ¿ese sujeto que lleva puesta la Cruz de Cristo como taparrabos, no está cometiendo un delito contra nuestras creencias religiosas? ¿Su abyecto comportamiento, no atenta contra el culto católico que practican millones de ciudadanos españoles?
Si a cualquier español se le ocurriese recriminar, simplemente recriminar “in situ”, la actitud de ese sodomita por su repugnante comportamiento en la vía pública, y fuese observado por la “policía de Carmena y de Cifuentes”, automáticamente se le aplicaría, como poco, la ley antiterrorista.
Luego dicen que los cristianos somos unos intolerantes. A las pruebas me remito. El cinismo de esta gente y de quienes los auspician, avalan y defienden, no tiene parangón. Con estos gestos se retratan ellos mismos, y cargan de razón a quienes sostenemos que deben hacérselo mirar.
A ellos, como a todos sin excepción, también les llegará el juicio de Dios. Hasta entonces, que nadie se deje engañar cuando ciertos ministros de la Iglesia les vengan tocando el “palo de la lástima” y les anden pidiendo tolerancia y respeto para esta gente. Acuérdense de la fotografía. Ni tolerancia ni respeto.
Estos cínicos del taparrabos y el ojal al descubierto, no se atreverán con los musulmanes. Para con ellos, no hay ni orgullo, ni desmadre, ni ultrajes al profeta, no vaya a ser que los metan en cintura, y sirvan de péndulo de alguna grúa.
www.alertadigital.com (01/7/17)
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