por Salvador Aragonés
La pornografía causa trastornos físicos y psíquicos, violencia y afecta a la fertilidad.
“El consumo persistente de pornografía entre los chicos jóvenes puede generar problemas sexuales graves entre los varones, como por ejemplo la disfunción eréctil y la pérdida de la atracción hacia la propia pareja”. Así lo afirma Thomas Lickona, psicólogo del desarrollo. En su trabajo dedica especial atención a la familia, la escuela y los jóvenes. Es profesor emérito de la Universidad del Estado de Nueva York en Cortland, y fundador y director del Center for the 4th and 5th Rs – Respect and Responsibility ( http://www.cortland.edu/character ).
En una entrevista concedida a Family and Media, el profesor Lickona cuenta cuáles son los efectos negativos del consumo de pornografía entre los jóvenes. Señala que “el Journal of the American Medical Association Psychiatry sostiene que el uso de la pornografía genera una reducción de la materia gris del cerebro y una sensible disminución del interés hacia las mujeres reales”.
¿En qué se basan los estudios realizados sobre el consumo de pornografía entre los jóvenes? El profesor Lickona afirma que “los neurocientíficos identifican en la dopamina, un agente neuro-químico liberado por el cerebro, la explicación de todo esto. La dopamina es el neurotransmisor de la gratificación que está detrás de la respuesta: es el “¡sí, lo quiero!” de cualquier motivación y deseo. Para entendernos, sin ella no nos apetecería ni siquiera comer un helado en verano. Cuando el nivel de dopamina cae, lo mismo sucede con la motivación.
La dopamina aumenta sobre todo ante imprevistos y novedades, especialmente si son de tipo sexual. La pornografía consigue estimular continuamente al usuario, poniéndole delante “parejas” siempre nuevas que, a pesar de ser virtuales, obligan al cerebro a liberar dopamina en abundancia”.
“Han pasado dos años –afirma el profesor americano– desde que Terry Crews, famoso por sus anuncios de lociones para después del afeitado, ha denunciado públicamente su dependencia de la pornografía y su difícil lucha para salir de esta. Si es verdad que el consumo de pornografía causa formas de dependencia del todo similares a las del consumo de cocaína, alcohol y anfetaminas, ¿cómo se puede ayudar de modo eficaz a quien sufre este problema?”.
“Afortunadamente –dice el profesor Lickona– las conexiones neurológicas causadas por la pornografía no son irreversibles. Eliminando el consumo de material pornográfico se volverá a un nivel normal de liberación de dopamina. Muchas personas son capaces de salir solas de este túnel de dependencia, pero muchas otras necesitan ayuda y una asistencia concreta de un terapeuta, un psicólogo o una terapia de grupo”.
Hay varias organizaciones, parecidas a Alcohólicos Anónimos, que desintoxican de la adicción a la pornografía, como son Sexaholics Anonymous y Sex Addicts Anonymous. Además, recientemente el Doctor Kevin Majeres, psiquiatra de la Escuela de Medicina de Harvard, ha creado un sitio web, http://www.overcomingcravings.com, que proporciona los módulos específicos de apoyo, incluso online, para quienes lo necesiten.
Está también el psicoterapeuta católico Peter Kleponis, que propone un programa de deshabituación de la pornografía y señala que hay factores emocionales, como la soledad, la inseguridad, el estrés, el desasosiego e incluso heridas psicológicas como una separación o divorcio, que puede inclinar a las personas hacia la pornografía.
Según la Asociación Americana de Pediatras, el consumo de pornografía en los jóvenes tiene entre sus efectos la aceptación de la infidelidad en la relación de pareja y la percepción del matrimonio como algo obsoleto.
Al respeto, el profesor Thomas Lickona afirma que la pornografía –que es un gran negocio para sus promotores—genera entre los usuarios “una gran tolerancia hacia las violaciones, la fuerte disminución del deseo de formar una familia y de tener hijos, frente a los que no usan material pornográfico”, de acuerdo con un estudio realizado por la Asociación antes mencionada.
De acuerdo con este estudio, “la pornografía provocó en ellos una gratificación sexual impersonal y egocéntrica, que les empuja hacia relaciones libres y sin ataduras, más que hacia una relación de amor, del don de sí mismo y de compromiso con la asunción de deberes y responsabilidades”.
Por otro lado, “los investigadores también afirmaron que contraer matrimonio y ser padres son dos de los más grandes compromisos que podemos adoptar en nuestra vida. La pornografía proyecta en los jóvenes una visión diferente y totalmente opuesta, debilitando los valores basados en el amor, la responsabilidad y el sacrificio exigidos por el matrimonio y el crecimiento de los hijos”.
La pornografía, dice el profesor Lickona, “además de separar el sexo del amor, presenta una imagen muy deformada, casi inhumana, de las relaciones sexuales. No muestra los comportamientos sanos, como la conversación amorosa, los besos y los gestos de afecto. En la pornografía, todo es desviado y distorsionado. El abuso del sexo es la norma”.
Vídeos cada vez más violentos
“En un mercado muy competitivo –añade- los productores de contenidos pornográficos rivalizan para producir vídeos cada vez más extremos. En un estudio sobre los contenidos pornográficos más vistos, en primer lugar están aquellos con escenas muy violentas, donde la mujer es humillada verbal y físicamente”.
La revista Sexual Addiction and Compulsivity publicó una serie de estudios sobre la pornografía en diversos países, muy centrados en los efectos de la pornografía de Internet sobre los adolescentes. Estas son las principales conclusiones:
1.- Cuanto más material sexualmente explícito ven los adolescentes en Internet, más insistentemente piensan en el sexo. En definitiva, entran en un auténtico círculo vicioso.
2.- Cuanta más pornografía consumen los adolescentes, más probable es que sean propensos al sexo ocasional y a tener relaciones sexuales en edad temprana.
3.- Cuanto más material pornográfico miran los adolescentes, más probable es que practiquen comportamientos sexuales desviados y de alto riesgo.
4.- Si los adolescentes ven material pornográfico con escenas de violencia, es muy probable que sean agresivos en sus hábitos sexuales.
5.- Cuanto más material pornográfico ven los adolescentes, es más probable que caigan en la depresión y que cometan actos delictivos.
6.- Las chicas tienden a sentirse físicamente inferiores a las mujeres que ven en los materiales pornográficos.
7.- Los chicos tienden a tener miedo de no estar a la altura de los hombres que ven en los vídeos pornográficos.
Preguntado el profesor Lickona si se da en las mujeres igual que en los hombres, respondió que antes se daba casi siempre en los hombres, pero aumenta el consumo en las jóvenes, según estudios hechos recientemente en los Estados Unidos.
Aleteia (julio 3 de 2017)
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