Por Fernando Gutierrez
La campaña electoral quedó paralizada. Lo que se ha visto hasta ahora es que cada parte reafirma sus posturas previas, elaborando incluso versiones conspirativas sobre el "plantado" del cuerpo en el río Chubut.
¿Qué impacto puede tener en las elecciones del domingo?
Fue inevitable: en medio de un clima enrarecido, el caso Maldonado tiñó por completo el cierre de la campaña electoral, al punto que pasó a segundo plano cualquier otro tema y obligó a una virtual paralización de los debates, las entrevistas y los actos proselitistas.
Para algunos, se trató de un silencio estratégico; para otros, la expectativa de que el cambio de humor pudiera mejorar sus chances en las urnas.
Lo cierto es que toda la agenda política quedó supeditada a las novedades sobre el cuerpo sin vida hallado bajo las aguas del río Chubut y que, según apuntan todas las señales, podría ser el del joven que está desaparecido desde el 1 de agosto.
Para la atención mediática y las redes sociales, no hubo otro tema. Como condimento, en las últimas horas han circulado fotos de un cadáver que presuntamente es el hallado en ese río.
En la TV, se multiplican las entrevistas a expertos forenses que explican cómo puede determinarse el lugar y las condiciones del deceso a partir del plancton alojado en el organismo.
Y, por supuesto, en las redes sociales proliferan acusaciones de distinta índole sobre si Maldonado fue muerto por la Gendarmería o por sus propios compañeros de la Resistencia Ancestral Mapuche.
Como medida del grado de influencia que este hallazgo tuvo en la agenda política, basta decir que dejó absolutamente opacada la noticia del pedido de desafuero y prisión para Julio De Vido, sospechado de corrupción en la gestión de una mina carbonífera.
Hasta ese entonces, la posibilidad de que el Congreso votara el desafuero del ex ministro kirchnerista y que éste quedara preso -justo en el tramo final de los actos proselitistas-, acaparaba toda la atención mediática.
No obstante, este tema quedó opacado rápidamente y la campaña electoral perdió su habitual componente festivo para sumergirse en una parálisis.
En la mañana del miércoles, se comunicó que Cambiemos había decidido la suspensión de todos los actos y hubo una orden de cuidado extremo a la hora de realizar declaraciones periodísticas.
Posiblemente, en las cabezas de los directores de la campaña oficialista todavía resonaban las desafortunadas declaraciones de Elisa Carrió, quien había afirmado que existía "un 20 por ciento de chances" de que Santiago Maldonado estuviera en Chile.
Luego, en lo que posiblemente haya sido la frase más desafortunada en la carrera política de "Lilita", hizo una insólita comparación entre el cuerpo hallado bajo las aguas heladas del Chubut y el estado de conservación de los restos de Walt Disney.
No es de extrañar entonces que la orden haya sido de "silencio stampa" para todos los candidatos, acompañada por la de extremar los cuidados por parte de funcionarios que debieran enfrentar los micrófonos.
La lupa sobre el impacto electoral
Ni bien llegó la noticia del hallazgo del cuerpo, comenzó una especulación inevitable: si la eventual aparición sin vida de Maldonado podría tener influencia sobre la intención de voto en las elecciones del domingo.
A fin de cuentas, el caso del joven artesano trascendió por lejos el mero caso policial y desde su inicio fue uno de los máximos exponentes de la "grieta" que divide políticamente a la sociedad argentina.
"Si fuera Maldonado (el cuerpo hallado), el Gobierno se encontraría en una situación compleja", apuntó el politólogo Rosendo Fraga, para quien resultará inevitable un costo político a raíz de las "cosas que dijeron algunos funcionarios".
Si bien no pronosticó una caída en la intención de voto de Cambiemos, recordó una de las máximas de toda campaña electoral: "Cuando vos estás en una situación en la que venís bien, todo lo que altera ese status quo te complica".
Lo que parece claro es que, desde la vereda opositora, habrá un intento para que el "factor Maldonado" sea el posible impulsor de un cambio de último minuto.
Desde el inicio de este caso, la oposición política ha sostenido la tesis de que al joven artesano lo hizo desaparecer la Gendarmería, en una situación asimilable a la de los delitos de terrorismo de Estado de los años '70.
Esto fue lo que llevó al Gobierno a denunciar un uso político de este tema tan sensible. Por ejemplo, señaló que los familiares se mostraron poco colaborativos con la investigación y que parecían más enfocados en que el Ejecutivo admitiera que hubo "desaparición forzada" que por la búsqueda del joven.
Por lo pronto, la polémica sobre quién tuvo la culpa de la demora en el hallazgo ya está instalada.
Para peor, la zona donde apareció el cuerpo ya había sido rastrillada sin resultados, lo que acrecienta las dudas sobre sobre si siempre estuvo allí o si fue depositado recientemente.
Fue llamativo, además, el hecho de que se encuentre río arriba del lugar donde Maldonado fue visto por última vez.
Una vocera de la comunidad mapuche Pu Lof Cushamen afirmó sin dudar que había sido "plantado" por terceros ajenos a esa agrupación, con el fin de perjudicarlos.
Fue inevitable: en medio de un clima enrarecido, el caso Maldonado tiñó por completo el cierre de la campaña electoral, al punto que pasó a segundo plano cualquier otro tema y obligó a una virtual paralización de los debates, las entrevistas y los actos proselitistas.
Para algunos, se trató de un silencio estratégico; para otros, la expectativa de que el cambio de humor pudiera mejorar sus chances en las urnas.
Lo cierto es que toda la agenda política quedó supeditada a las novedades sobre el cuerpo sin vida hallado bajo las aguas del río Chubut y que, según apuntan todas las señales, podría ser el del joven que está desaparecido desde el 1 de agosto.
Para la atención mediática y las redes sociales, no hubo otro tema. Como condimento, en las últimas horas han circulado fotos de un cadáver que presuntamente es el hallado en ese río.
En la TV, se multiplican las entrevistas a expertos forenses que explican cómo puede determinarse el lugar y las condiciones del deceso a partir del plancton alojado en el organismo.
Y, por supuesto, en las redes sociales proliferan acusaciones de distinta índole sobre si Maldonado fue muerto por la Gendarmería o por sus propios compañeros de la Resistencia Ancestral Mapuche.
Como medida del grado de influencia que este hallazgo tuvo en la agenda política, basta decir que dejó absolutamente opacada la noticia del pedido de desafuero y prisión para Julio De Vido, sospechado de corrupción en la gestión de una mina carbonífera.
Hasta ese entonces, la posibilidad de que el Congreso votara el desafuero del ex ministro kirchnerista y que éste quedara preso -justo en el tramo final de los actos proselitistas-, acaparaba toda la atención mediática.
No obstante, este tema quedó opacado rápidamente y la campaña electoral perdió su habitual componente festivo para sumergirse en una parálisis.
En la mañana del miércoles, se comunicó que Cambiemos había decidido la suspensión de todos los actos y hubo una orden de cuidado extremo a la hora de realizar declaraciones periodísticas.
Posiblemente, en las cabezas de los directores de la campaña oficialista todavía resonaban las desafortunadas declaraciones de Elisa Carrió, quien había afirmado que existía "un 20 por ciento de chances" de que Santiago Maldonado estuviera en Chile.
Luego, en lo que posiblemente haya sido la frase más desafortunada en la carrera política de "Lilita", hizo una insólita comparación entre el cuerpo hallado bajo las aguas heladas del Chubut y el estado de conservación de los restos de Walt Disney.
No es de extrañar entonces que la orden haya sido de "silencio stampa" para todos los candidatos, acompañada por la de extremar los cuidados por parte de funcionarios que debieran enfrentar los micrófonos.
La lupa sobre el impacto electoral
Ni bien llegó la noticia del hallazgo del cuerpo, comenzó una especulación inevitable: si la eventual aparición sin vida de Maldonado podría tener influencia sobre la intención de voto en las elecciones del domingo.
A fin de cuentas, el caso del joven artesano trascendió por lejos el mero caso policial y desde su inicio fue uno de los máximos exponentes de la "grieta" que divide políticamente a la sociedad argentina.
"Si fuera Maldonado (el cuerpo hallado), el Gobierno se encontraría en una situación compleja", apuntó el politólogo Rosendo Fraga, para quien resultará inevitable un costo político a raíz de las "cosas que dijeron algunos funcionarios".
Si bien no pronosticó una caída en la intención de voto de Cambiemos, recordó una de las máximas de toda campaña electoral: "Cuando vos estás en una situación en la que venís bien, todo lo que altera ese status quo te complica".
Lo que parece claro es que, desde la vereda opositora, habrá un intento para que el "factor Maldonado" sea el posible impulsor de un cambio de último minuto.
Desde el inicio de este caso, la oposición política ha sostenido la tesis de que al joven artesano lo hizo desaparecer la Gendarmería, en una situación asimilable a la de los delitos de terrorismo de Estado de los años '70.
Esto fue lo que llevó al Gobierno a denunciar un uso político de este tema tan sensible. Por ejemplo, señaló que los familiares se mostraron poco colaborativos con la investigación y que parecían más enfocados en que el Ejecutivo admitiera que hubo "desaparición forzada" que por la búsqueda del joven.
Por lo pronto, la polémica sobre quién tuvo la culpa de la demora en el hallazgo ya está instalada.
Para peor, la zona donde apareció el cuerpo ya había sido rastrillada sin resultados, lo que acrecienta las dudas sobre sobre si siempre estuvo allí o si fue depositado recientemente.
Fue llamativo, además, el hecho de que se encuentre río arriba del lugar donde Maldonado fue visto por última vez.
Una vocera de la comunidad mapuche Pu Lof Cushamen afirmó sin dudar que había sido "plantado" por terceros ajenos a esa agrupación, con el fin de perjudicarlos.
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Precisamente este punto se está convirtiendo en otro de los grandes ejes de debate: ¿quién resulta más perjudicado si, efectivamente, el cuerpo fue colocado allí en estos últimos días?
Los partidarios al Gobierno señalan enfáticamente que una situación de este tipo bajo ninguna circunstancia lo beneficia. Además, sostienen que el uso político sólo puede tener la intención oculta de interferir en la tendencia que venía mostrando la campaña.
Por otro lado, en los primeros análisis periodísticos, hubo recordatorios sobre cómo los mapuches dificultaron la acción judicial, impidiendo en las primeras semanas un rastillaje de la policía en la zona, bajo el argumento de que era un "territorio sagrado" mapuche y que se le debía un respeto cultural.
El primer juez que tuvo la causa a su cargo se avino, inicialmente, a ese pedido, por lo cual ha sido criticado duramente.
Luego, cuando sí hubo una orden de la Justicia para allanar el "Pu Lof", llamó la atención la reacción de Sergio Maldonado, el hermano de Santiago.
Es que no sólo no apoyó el esfuerzo judicial por la búsqueda sino que mostró irritación por lo que consideró un "circo mediático" para distraer la verdadera responsabilidad de la Gendarmería.
Fernando Iglesias, candidato a diputado por Cambiemos y uno de los más activos voceros del Gobierno en las redes sociales, escribió en Twitter: "Es demencial lo del juez Lleral, felicitándose de que sólo después del diálogo la comunidad mapuche le permitió entrar en territorio sagrado".
"El Estado es responsable pero a la vez no puede investigar, ya que la comunidad mapuche no le da el visto bueno. Peronia", agregó en tono sarcástico.
El refuerzo de los prejuicios
En definitiva, ahora que apareció un cuerpo, ambas partes afirman lo mismo que vienen sosteniendo desde el primer momento.
Para la oposición, es la demostración de que hubo un accionar represivo violento contra una protesta popular y que luego se intentó realizar un "camuflaje".
En tanto, para el Gobierno, las señales apuntan a la intención de un uso político del caso, a través de un hecho de alto impacto en el que pudiera denunciarse a la Gendarmería y, por ende, a la conducción política.
No por casualidad, señalan funcionarios, uno de los puntos centrales de los actos por Maldonado tuvo como eje central del reclamo la renuncia de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Además, reiteran que mientras el Estado intentó aclarar la situación, los mapuches y la familia de Maldonado pusieron trabas a la búsqueda.
De momento, la mayoría de los analistas creen que el impacto del caso Maldonado sobre la intención de voto será marginal: mientras no haya información precisa y todo quede en terreno especulativo, cada una de las partes hará la "lectura" que refuerce sus posturas previas.
Distinto sería si surge algo inesperado que modifique la percepción de la opinión pública, como por ejemplo, la irrupción de algún dato que permita confirmar, de modo fehaciente, que alguna de las partes mintió.
Algunos recordaron el atentado sufrido en la estación ferroviaria Atocha, de Madrid, en 2004, a pocos días de la elección presidencial.
El gobierno de Aznar intentó instalar la idea de que la explosión había sido causada por la ETA, ya que eso fortalecería la necesidad de un gobierno "duro" contra el terrorismo.
Cuando se supo que se trataba de la organización islámica Al Qaeda, hubo un vuelco de la población que le dio la victoria a Rodríguez Zapatero: se produjo el voto castigo a un gobierno que expuso a la ciudadanía en una guerra que no sentían propia.
El politólogo Marcos Novaro remarca que lo que inclinará la balanza de la opinión pública será la percepción de quién dijo la verdad y quién mintió.
En su visión, nada es peor que la situación de incertidumbre, incluso si se llegara a comprobar que Maldonado fue muerto por un gendarme.
"Aun en ese caso, ya no se trataría de una desaparición forzada. También habría quedado demostrado que el Poder Judicial y las fuerzas de seguridad (aunque tarde y bastante mal) trabajaron para esclarecer el hecho y castigar a los culpables. El Estado de Derecho en la Argentina no saldría tan mal parado", afirma.
Para este analista, el kirchnerismo es quien lleva las de perder, porque ya no puede beneficiarse con los planteos sobre desaparición forzada y el activismo internacional sobre la amenaza a las libertades.
No obstante, destaca el escaso margen para las teorías conspirativas: "Si los forenses trabajan bien y llegan a una conclusión irrefutable, ¿igual dirán que son parte de la ‘campaña de encubrimiento'?", se pregunta.
"El divorcio respecto a la realidad de los hechos para estas facciones radicalizadas es parte de su identidad, es un hábito ya acendrado. Pero aun bajo este tipo de parámetros extremos, negar que en este caso se equivocaron será muy difícil", concluye Novaro.
iProfesional 19-10-2017
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