viernes, 10 de noviembre de 2017

El soborno y la corrupción agrada tanto al demonio


Papa Francisco   
Homilía sobre el evangelio del día "El soborno y la corrupción agrada tanto al demonio".
Pidamos al Señor la capacidad de practicar la honestidad en la vida.


Evangelio según San Lucas 16,1-8
El administrador astuto y deshonesto: En aquel tiempo, Jesús dijo también a sus discípulos: "Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le dijo: "¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto". El administrador pensó entonces: "¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!" Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: "¿Cuánto debes a mi señor?" "Veinte barriles de aceite", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez". Después preguntó a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" "Cuatrocientos quintales de trigo", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo y anota trescientos". Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz". Palabra del Señor.

Reflexión del Papa Francisco

La mundanidad, es el enemigo. Y es precisamente la atmósfera, el estilo de vida característico de la mundanidad, lo que agrada tanto al demonio. Por lo demás cuando pensamos en nuestro enemigo pensamos primero en el demonio, porque es justamente el que nos hace mal.

Un ejemplo de mundanidad es el administrador descrito en este Evangelio. Alguno de ustedes podrá decir: "pero este hombre hizo lo que hacen todos". En realidad, todos no!; éste es el modo de actuar de algunos administradores, administradores de empresas, administradores públicos, algunos administradores del gobierno.

Quizá no son tantos. En concreto es un poco la actitud del camino más breve, más cómodo para ganarse la vida.

El Evangelio relata que el patrón alabó al administrador deshonesto. Y ésta, es una alabanza al soborno. El hábito de los sobornos es un hábito mundano y fuertemente pecador. Ciertamente es una actitud que no tiene nada que ver con Dios.

En efecto, Dios nos ha mandado: llevar el pan a casa con nuestro trabajo honesto. En cambio, este administrador daba de comer a sus hijos pan sucio.

Y sus hijos, tal vez educados en colegios costosos, tal vez crecidos en ambientes cultos, lo habían recibido de su papá como comida sucia. Porque su papá llevando pan sucio a casa había perdido la dignidad. Y esto es un pecado grave.

Quizás, se comienza tal vez con un pequeño soborno, pero es como la droga. Incluso si el primer soborno es pequeño, después viene el otro y el otro: y se termina con la enfermedad de la adicción a los sobornos. Estamos ante, un pecado muy grave, porque va en contra de la dignidad...

Existe sin embargo, otro camino, el de la astucia cristiana, que permite hacer las cosas un poco ágiles pero no con el espíritu del mundo. Jesús mismo nos lo dijo: "astutos como serpientes, mansos como palomas". Poner juntas estas dos realidades es una gracia y un don del Espíritu Santo.

Por esto debemos pedir al Señor la capacidad de practicar la honestidad en la vida, la honestidad que nos hace trabajar como se debe trabajar, sin entrar en estas cosas.

Esta astucia cristiana, la astucia de la serpiente y la mansedumbre de la paloma, es un don, es una gracia que el Señor nos da. Pero debemos pedirla (Homilía en Santa Marta, 09 de noviembre de 2013).


Oración de Sanación

Mi Dios, muchas veces despierto sin ánimo ni alegría, cansado y abatido por tantos problemas y pesares que me dejan sin fuerzas y sin dirección.

Sana mi vida de todo sentimiento de pereza y de fracaso que intenta atormentar mi corazón. Dame tu mano poderosa para seguir de pie y con esperanza.

Señor, Tú eres bueno y generoso. Ayúdame a permanecer en tus caminos y realizar tu misión y el proyecto de vida que tienes planeado para mí.

Debo actuar con honestidad para darte los frutos que te mereces. Tú me llamas a poner luz en la oscuridad y a no dejarme envolver por las corrientes del mundo.

Estoy llamado a demostrarle al mundo que, con amor, es posible lograr la felicidad y destruir los muros del egoísmo y de la vanidad reinante.

Oh Señor, dame el don de discernimiento para que no me ganen las malas inclinaciones de irme por caminos cómodos auspiciados por el maligno.

Que pueda hacer brillar tus virtudes y pueda contribuir con tu proyecto de salvación en aquellos que han elegido vivir sin tus principios.

Confío en que, la abundancia de tu gracia, me fortalece y me da aliento para ser indetenible en mis batallas y alcanzar todo lo que me proponga. Amén
Propósito para hoy

En el camino de regreso a casa, obsequiaré un pequeño detalle a una persona conocida o a un vecino cercano.


Frase de reflexión
"Nuestra meta como cristianos es configurarnos cada vez más con Jesús, que es modelo para nuestra vida". Papa Francisco


Viernes 10 de noviembre de 2017

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