Por el Dr. Horacio Boló
Mucho se ha escrito sobre este tema. Pero la mayor parte de la información está llamativamente tergiversada por motivos ideológicos o por ignorancia. Hay cuatro aspectos que vale la pena analizar, aunque sea brevemente: 1.- ¿Qué sabía Colón?, 2.- ¿Cómo era Colón? 3.- ¿Cuál fue el propósito del viaje? y 4.- ¿Cómo fue su primer viaje?
1.- ¿Qué sabía Colón?
Una de las ideas falsas es que en la época de Colón se ignoraba que la tierra era redonda y se desconocía su tamaño real. En el artículo “¿Quién descubrió que la tierra era redonda?” hemos mostrado que esto es mentira. Se sabía desde la más remota antigüedad que la tierra era redonda y se había medido con una precisión asombrosa para los elementos con que se contaba en la época su perímetro por Eratóstenes. Primera conclusión: como toda persona instruida de la época, Colón sabía que la tierra era redonda. Segunda conclusión: sabía con bastante aproximación la distancia que lo separaba de su objetivo, porque su objetivo no era la China o la India Oriental para buscar especias y beneficios comerciales; por otro lado un viaje de Europa a la China sin escalas hubiera sido un viaje demencial, imposible. Los antiguos sabían, por lo menos desde la época de Aristóteles, siglo IV antes de Cristo, es decir hace 2400 años, que bastaban pocos días de navegación para llegar desde España a la llamada India Oriental, tal como figura en el mapa de un monje benedictino Walsperger del 1448 y en el de Martellus Germanicus de 1489 y en los trabajos de Toscanelli y de Pierre d’Ailly, Cardenal de la Iglesia. De la obra de este último se conserva un ejemplar anotado por Colón donde resalta la relativa cercanía de ambos puntos. En una de estas notas Colón dice textualmente: “El fin de España y el comienzo de la India no son muy distantes y es evidente que este mar es navegable en pocos días con un buen viento.” Colón mismo en una carta a los Reyes Católicos del 18 de octubre de 1498 dice textualmente haber llegado a “…islas y tanta parte de tierra firme de los antiguos muy conocida y no ignota (desconocida) como quieren decir los envidiosos e ignorantes” Fue en el famoso monasterio franciscano de la Rábida donde pudo confirmar sus sospechas en cuanto a la existencia de tierras entre Europa y Asia y sobre la distancia real entre Europa y una tierra no conocida. Por otro lado, un marino de Palos, Martín Pinzón, había traído una copia de un mapa que encontró en el Vaticano donde se veían estas tierras. En las capitulaciones redactadas por la Corona Española para el viaje de Colón se habla del descubrimiento y posesión de tierra firme e islas en el mar.[1]
2.-¿Cuál fue el propósito del viaje?
La idea de las especias y de fomentar el comercio responde a una interpretación típica de nuestra época que sólo piensa en el beneficio y el goce y le cuesta aceptar que haya algo superior por lo que alguien esté dispuesto a emprender una acción. En ningún documento de la época se habla de economía ni de comercio. Eso lo ponemos nosotros con nuestra mentalidad. Como muy bien dice el historiador argentino Enrique de Gandía “hay que vivir como vivían aquellos seres, rezar como ellos rezaban, creer lo que ellos creían, instruirse como ellos se instruían, contemplar las catedrales…”
En ninguno de los documentos vinculados a la empresa se habla de encontrar una ruta a la India, se habla solamente de descubrir tierra firme e islas en el Mar Océano.
Entonces ¿cuál era el propósito del viaje? Para eso es necesario conocer el contexto geopolítico del momento y el ideal de la España de los Reyes Católicos y, por supuesto, la personalidad de Colón.
El Islam era una gran amenaza para Europa, baste recordar que la batalla de Lepanto que alejará definitivamente a los musulmanes del Mediterráneo fue en 1571 y el viaje de Colón en 1492. Por otro lado los Reyes de España, Fernando e Isabel, estaban empeñados en continuar la lucha contra el islam terminada la guerra contra los moros en España. Desde hacia muchísimos años existían conexiones entre las monarquías de España y Francia con los tártaros, mogoles y chinos. Las misiones eran continuas y recíprocas. Marco Polo, el célebre viajero veneciano, fue un enviado del Papa ante el Gran Khan y es más, los khanes, emperadores de Mogolia y China, le pedían misioneros cristianos.[2] Por lo tanto el objetivo fundamental del viaje era encontrar un estrecho que permitiera llegar al Asia y entregarles un mensaje de amistad y alianza contra los musulmanes a los khanes de Tartaria. He aquí unidos los dos motivos: el geopolítico de la alianza contra los musulmanes y el religioso, la evangelización de los mogoles, ya que el ideal cristiano de llevar la cruz y la palabra de Dios a todos los hombres tenía una fuerza que a nuestra civilización agnóstica le cuesta entender. Por eso Colón se esforzó en encontrar un estrecho en su cuarto viaje. En el diario de su primer viaje Colón dice textualmente al comienzo: “…después que Su Majestad había dado fin a la guerra contra los Moros que gobernaban Europa… a través de la información que le proporcionara a Su Alteza sobre las tierras de India y sobre un príncipe llamado Gran Khan lo que significa en nuestra (lengua) vernácula ‘Rey de Reyes’ que muchas veces él y sus antepasados han ido a buscar a Roma doctores en nuestra Santa Fe para instruirle en ella y que nunca el Santo Padre los ha provisto y que por lo tanto se han perdido muchos pueblos caídos en la idolatría… Su Majestad… enemigo de la secta de Mahoma resolvió enviarme a mí Cristóforo Colombo para ver la manera en que debe ser llevada a cabo su conversión a la Santa Fe.”
La idea de las especias y de fomentar el comercio responde a una interpretación típica de nuestra época que sólo piensa en el beneficio y el goce y le cuesta aceptar que haya algo superior por lo que alguien esté dispuesto a emprender una acción. En ningún documento de la época se habla de economía ni de comercio. Eso lo ponemos nosotros con nuestra mentalidad. Como muy bien dice el historiador argentino Enrique de Gandía “hay que vivir como vivían aquellos seres, rezar como ellos rezaban, creer lo que ellos creían, instruirse como ellos se instruían, contemplar las catedrales…”
En ninguno de los documentos vinculados a la empresa se habla de encontrar una ruta a la India, se habla solamente de descubrir tierra firme e islas en el Mar Océano.
Entonces ¿cuál era el propósito del viaje? Para eso es necesario conocer el contexto geopolítico del momento y el ideal de la España de los Reyes Católicos y, por supuesto, la personalidad de Colón.
El Islam era una gran amenaza para Europa, baste recordar que la batalla de Lepanto que alejará definitivamente a los musulmanes del Mediterráneo fue en 1571 y el viaje de Colón en 1492. Por otro lado los Reyes de España, Fernando e Isabel, estaban empeñados en continuar la lucha contra el islam terminada la guerra contra los moros en España. Desde hacia muchísimos años existían conexiones entre las monarquías de España y Francia con los tártaros, mogoles y chinos. Las misiones eran continuas y recíprocas. Marco Polo, el célebre viajero veneciano, fue un enviado del Papa ante el Gran Khan y es más, los khanes, emperadores de Mogolia y China, le pedían misioneros cristianos.[2] Por lo tanto el objetivo fundamental del viaje era encontrar un estrecho que permitiera llegar al Asia y entregarles un mensaje de amistad y alianza contra los musulmanes a los khanes de Tartaria. He aquí unidos los dos motivos: el geopolítico de la alianza contra los musulmanes y el religioso, la evangelización de los mogoles, ya que el ideal cristiano de llevar la cruz y la palabra de Dios a todos los hombres tenía una fuerza que a nuestra civilización agnóstica le cuesta entender. Por eso Colón se esforzó en encontrar un estrecho en su cuarto viaje. En el diario de su primer viaje Colón dice textualmente al comienzo: “…después que Su Majestad había dado fin a la guerra contra los Moros que gobernaban Europa… a través de la información que le proporcionara a Su Alteza sobre las tierras de India y sobre un príncipe llamado Gran Khan lo que significa en nuestra (lengua) vernácula ‘Rey de Reyes’ que muchas veces él y sus antepasados han ido a buscar a Roma doctores en nuestra Santa Fe para instruirle en ella y que nunca el Santo Padre los ha provisto y que por lo tanto se han perdido muchos pueblos caídos en la idolatría… Su Majestad… enemigo de la secta de Mahoma resolvió enviarme a mí Cristóforo Colombo para ver la manera en que debe ser llevada a cabo su conversión a la Santa Fe.”
3.-¿Cómo era Colón?
A los treinta años Colón vivía en Lisboa. Estaba casado con una mujer de la nobleza, era un experimentado navegante y con conexiones muy sólidas con el comercio marítimo. Por otro lado, dibujaba muy bien, tenía una caligrafía excelente y con su hermano Bartolomeo había aprendido a confeccionar mapas, arte en el que se destacó y que luego le sería muy útil para sobrevivir en España antes de su viaje. Muchos se hubieran conformado con esta posición.
Había leído a los autores antiguos: Aristóteles, Ptolomeo, Marino de Tiro, Estrabón, Séneca y Plinio. Leyendo Medea de Séneca quedó muy impresionado con un pasaje que dice que llegará una era en que el Océano romperá sus cadenas, se descubrirá una tierra grande y Tifis (un piloto) descubrirá nuevos mundos. Colón creyó que esta profecía le estaba destinada. Pero el rasgo más importante era su profunda religiosidad: “He sido bautizado Cristoforo (el que lleva a Cristo) y Cristoferens (llevando a Cristo) he de morir.” Rezaba y ayunaba como un monje, se confesaba y comulgaba con frecuencia y era muy devoto de la Virgen y de San Francisco de Asís y todos sus escritos comenzaban con la frase “Jesús con María esté en mi camino.” Sintió siempre que tenía una misión que cumplir: la convicción de que Dios lo había destinado a ser un instrumento de la propagación de la fe era mucho más poderosa que el deseo de gloria, riquezas y honores a los cuales estaba muy lejos de ser indiferente.
A los treinta años Colón vivía en Lisboa. Estaba casado con una mujer de la nobleza, era un experimentado navegante y con conexiones muy sólidas con el comercio marítimo. Por otro lado, dibujaba muy bien, tenía una caligrafía excelente y con su hermano Bartolomeo había aprendido a confeccionar mapas, arte en el que se destacó y que luego le sería muy útil para sobrevivir en España antes de su viaje. Muchos se hubieran conformado con esta posición.
Había leído a los autores antiguos: Aristóteles, Ptolomeo, Marino de Tiro, Estrabón, Séneca y Plinio. Leyendo Medea de Séneca quedó muy impresionado con un pasaje que dice que llegará una era en que el Océano romperá sus cadenas, se descubrirá una tierra grande y Tifis (un piloto) descubrirá nuevos mundos. Colón creyó que esta profecía le estaba destinada. Pero el rasgo más importante era su profunda religiosidad: “He sido bautizado Cristoforo (el que lleva a Cristo) y Cristoferens (llevando a Cristo) he de morir.” Rezaba y ayunaba como un monje, se confesaba y comulgaba con frecuencia y era muy devoto de la Virgen y de San Francisco de Asís y todos sus escritos comenzaban con la frase “Jesús con María esté en mi camino.” Sintió siempre que tenía una misión que cumplir: la convicción de que Dios lo había destinado a ser un instrumento de la propagación de la fe era mucho más poderosa que el deseo de gloria, riquezas y honores a los cuales estaba muy lejos de ser indiferente.
4.-Algunas características del primer viaje.
Colón partió el 3 de agosto de 1492 del puerto de Palos y primero se dirigió a las islas Canarias. La tripulación estaba constituida por 90 hombres de los cuales se conoce el nombre de 87; sólo cuatro no eran españoles. Sobre esto se ha creado la leyenda de que la tripulación estaba integrada por personas desesperadas, criminales y ex presidiarios. Nada más lejos de la verdad. La leyenda surgió a raíz de que uno de los tripulantes había matado a un hombre en una pelea y había sido sentenciado a muerte y entonces tres amigos de él lo sacaron de la prisión. De acuerdo a una extraña ley vigente en Castilla ellos también fueron sentenciados a muerte. Estos fueron los únicos presos que se acogieron a la orden real que suspendía todo proceso civil y penal a quien se anotara como integrante de la expedición. Por los datos complementarios que se conocen de los cuatro se sabe no eran presos comunes. Casi todos los miembros de la tripulación eran de Palos y de las ciudades vecinas, Cádiz, Sevilla, Córdoba, etc. Muchos se conocían e incluso eran parientes. Lejos estamos de un conjunto de criminales y desesperados.
Vale la pena resaltar el espíritu religioso que reinaba en la expedición. Todos los miembros se confesaron y comulgaron ates de su partida. Se rezaban algunas de las horas, como en los monasterios, sobre todo al atardecer, vísperas, y después de cenar, completas. Esta costumbre también se conservó en las naves de los países que se incorporaron a la Reforma. Y al final se rezaba el Salve Regina, como aún hoy se reza en los Monasterios. Al alba el grumete encargado de la guardia saludaba al día que nacía con este hermoso himno.
Bendita sea la luz
Y la Santa Veracruz
Y el Señor de la Verdad
Y la Santa Trinidad;
Bendita sea el alma,
Y el Señor que nos la manda;
Bendito sea el día
Y el Señor que nos lo envía.
Sería un ingenuidad y una falsedad pensar que era una expedición de ángeles: como toda empresa humana tuvo sus claroscuros, pero este era el espíritu que la guiaba.
Y para terminar, una nota romántica. Cuando Colón tiros sus anclas en las Canarias se encontró con la Gobernadora de la isla, Doña Beatriz de Peraza, que tenía menos de 30 años, era viuda y muy hermosa y se enamoró de ella. Los relatos hacen pensar que fue correspondido, pero su misión, a la que estaba predestinado, tuvo más fuerza. Esta historia nos recuerda el romántico episodio de Dido y Eneas en la Eneida de Virgilio.
Dr. Horacio Boló
BIBLIOGRAFÍA
“Admiral of the Ocean Sea: a life of Christopher Columbus” de Samuel E. Morrison. Northeastern University Press. Boston. 1983.
“Nueva historia del descubrimiento de América” de Enrique de Gandía. Universidad del Museo Social Argentino. Buenos Aires 1989.
“La empresa colombina y el descubrimiento” de Diego Luis Molinari. Historia de la Nación Argentina de la Academia Nacional de la Historia. Vol II, p. 342 y sigs. Buenos Aires 1937.
Octubre 13, 2018 Que No Te La Cuenten
Colón partió el 3 de agosto de 1492 del puerto de Palos y primero se dirigió a las islas Canarias. La tripulación estaba constituida por 90 hombres de los cuales se conoce el nombre de 87; sólo cuatro no eran españoles. Sobre esto se ha creado la leyenda de que la tripulación estaba integrada por personas desesperadas, criminales y ex presidiarios. Nada más lejos de la verdad. La leyenda surgió a raíz de que uno de los tripulantes había matado a un hombre en una pelea y había sido sentenciado a muerte y entonces tres amigos de él lo sacaron de la prisión. De acuerdo a una extraña ley vigente en Castilla ellos también fueron sentenciados a muerte. Estos fueron los únicos presos que se acogieron a la orden real que suspendía todo proceso civil y penal a quien se anotara como integrante de la expedición. Por los datos complementarios que se conocen de los cuatro se sabe no eran presos comunes. Casi todos los miembros de la tripulación eran de Palos y de las ciudades vecinas, Cádiz, Sevilla, Córdoba, etc. Muchos se conocían e incluso eran parientes. Lejos estamos de un conjunto de criminales y desesperados.
Vale la pena resaltar el espíritu religioso que reinaba en la expedición. Todos los miembros se confesaron y comulgaron ates de su partida. Se rezaban algunas de las horas, como en los monasterios, sobre todo al atardecer, vísperas, y después de cenar, completas. Esta costumbre también se conservó en las naves de los países que se incorporaron a la Reforma. Y al final se rezaba el Salve Regina, como aún hoy se reza en los Monasterios. Al alba el grumete encargado de la guardia saludaba al día que nacía con este hermoso himno.
Bendita sea la luz
Y la Santa Veracruz
Y el Señor de la Verdad
Y la Santa Trinidad;
Bendita sea el alma,
Y el Señor que nos la manda;
Bendito sea el día
Y el Señor que nos lo envía.
Sería un ingenuidad y una falsedad pensar que era una expedición de ángeles: como toda empresa humana tuvo sus claroscuros, pero este era el espíritu que la guiaba.
Y para terminar, una nota romántica. Cuando Colón tiros sus anclas en las Canarias se encontró con la Gobernadora de la isla, Doña Beatriz de Peraza, que tenía menos de 30 años, era viuda y muy hermosa y se enamoró de ella. Los relatos hacen pensar que fue correspondido, pero su misión, a la que estaba predestinado, tuvo más fuerza. Esta historia nos recuerda el romántico episodio de Dido y Eneas en la Eneida de Virgilio.
Dr. Horacio Boló
BIBLIOGRAFÍA
“Admiral of the Ocean Sea: a life of Christopher Columbus” de Samuel E. Morrison. Northeastern University Press. Boston. 1983.
“Nueva historia del descubrimiento de América” de Enrique de Gandía. Universidad del Museo Social Argentino. Buenos Aires 1989.
“La empresa colombina y el descubrimiento” de Diego Luis Molinari. Historia de la Nación Argentina de la Academia Nacional de la Historia. Vol II, p. 342 y sigs. Buenos Aires 1937.
Octubre 13, 2018 Que No Te La Cuenten
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