Cuando los gobernantes se dedican a exaltar el mal, a propagar el error, a saquear los bienes morales que constituyen la principal riqueza de un pueblo, es natural que acaben organizándose como bandas de ladrones, mientras el pueblo chapotea en la sentina de los vicios. Juan Manuel de Prada
domingo, 9 de febrero de 2020
El problema no es la deuda externa: ésta es una consecuencia
por Jorge Vitale
El problema de nuestra querida Argentina no es solamente la deuda externa. El problema son las acciones que la generan.
No va a ser difícil que el FMI postergue los pagos para dentro de tres años y que los vencimientos de todos los bonos se trasladen tres o cuatro años. La cuestión es que, pasado ese tiempo, sigamos con los mismos problemas.
No veo a este gobierno modificando los gastos políticos, llámese Congreso, legislaturas, organismos descentralizados y otras dependencias, para que de ese modo sea más atractivo ir a la actividad privada. Hoy la única opción es el empleo público, o los empresarios realizando contratos con el Estado.
En el empleo público existen convenios, que se jubilan a los 55 años, otros a los sesenta pero además, cuando se jubilan, cobran indemnizaciones de 20 meses. Los sueldos en la administración pública nacional son en promedio de más de $ 60.000, con sueldos de hasta $ 350.000. Es decir que hoy lo mejor es el Estado. Los sueldos privados promedio no superan los $ 30.000 y, cuando nos jubilamos como monotributistas, sea cual sea la categoría, siempre el mínimo. Por eso Alberto Fernández y cía., con los sindicalistas y los distintos grupos que lo integran, quieren menos empleo público, más empleo privado, o sigue todo igual. Yo creo que todo sigue igual. Por eso hay más impuestos, más empleo público, y después de esta prórroga en la deuda pública volvemos a lo mismo.
La pregunta es: ¿nuestra sociedad está dispuesta a estos cambios, o quiere que sigamos así? Si es así, el resultado va a ser igual. Cada uno que asuma le va echar la culpa al otro y cuando se retire del gobierno por las urnas nos encontraremos con más deuda. Por eso el problema no es la deuda; son nuestros representantes, pero en especial nosotros, que por ahora no queremos cambiar. Decimos que la corrupción es producto de todos los sectores y no se puede modificar. Yo creo, en cambio, que sí se puede modificar; por eso me atrevo a escribir estas pocas líneas, porque ya veo el final de esta nueva historia. Creo en un país en marcha donde la actividad privada sea pujante y un Estado que controle y cumpla su misión de justicia, seguridad, educación, salud y que sea buen administrador que no recaude a tontas y locas, que ese dinero sea distribuido equitativamente y que no generen más deuda.
InformadorPúblico.com • 09/02/2020 •
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