La semana pasada, la directora de la nueva editorial Talitakum nos hizo llegar personalmente algunos excelentes libros que ahora estamos disfrutando; uno de ellos es el del P. Bernardo Olivera, monje trapense y ex-superior general de esa orden, autor del libro «Perspectiva e ideología de género«, Talitakum, Buenos Aires 2019, 124 pp.
Casi al mismo tiempo en que lo estábamos disfrutando, un lector nos acercó este artículo que ahora presentamos y que, a grandes rasgos, puede servirle al lector conocer la línea de su pensamiento.
Nos alegramos de que alguien, luego de la desaparición del Padre Sanahuja, haya todavía sacerdotes que sigan alzando la voz sobre estos temas y por estos lares para,
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
NUEVO ORDEN MUNDIAL Y PANDEMIAS
Meditación monástica en tiempos de clausura universal.
Fidelidad creativa en un eventual cambio de época
P. Bernardo Olivera[1]
Fuente: Cuadernos monásticos 214
Los cristianos y, por lo mismo, los monjes, no somos “del” mundo, pero vivimos “en” el mundo. Por eso, no somos ajenos a las alegrías y dolores que embargan a nuestro mundo contemporáneo. Vamos, entonces a reflexionar sobre una “nueva” y compleja realidad socio política con incidencia a escala mundial denominada “Nuevo Orden Mundial”. Conocemos, en parte, la variada literatura que existe al respecto. No es fácil encontrar estudios serios hechos por personas competentes. Pero, evidentemente, los hay, y muchos. No se trata de buscar y encontrar “conspiradores” a escala planetaria, sino de discernir un signo en nuestros tiempos que no puede ser ignorado para comprender el presente y futuro de la vida monástica.
1. Un poco de historia reciente
Al concluir la “guerra fría”, con la disolución de la URSS y la caída del muro de Berlín (1990), cambió la estructura bipolar vigente desde la conclusión de la Segunda Guerra Mundial. El vencedor fue el sistema capitalista con su ideología liberal. EE.UU. y sus aliados europeos son los agentes que elaboran e imponen el nuevo orden.
Comenzó al mismo tiempo una revolución cultural laicista y marxista en sus aspectos más radicales. Se establece un nuevo diseño ético, se suprimen presupuestos antropológicos fundamentales y se domestica a las mayorías culturalmente indefensas. Esta realidad, en parte, es conocida hoy como la “Ideología de género”.
El Cardenal Joseph Ratzinger compuso en el año 1997 un Prefacio para un libro de M. Schooyans, miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales y consultor de Consejo Pontificio para la Familia. El libro tiene este sugestivo título: El Evangelio frente al Desorden Mundial (Publicado originalmente en francés en el año 1997). El entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe constató el fracaso de la ideología marxista y denuncia un intento liberal de establecer un “nuevo orden mundial” que traiga la felicidad en este mundo. Dice el Cardenal Ratzinger:
…Hay, tentativas de construir el futuro que se inspiran, en forma más o menos profunda, en las fuentes de las tradiciones liberales. Estas tentativas están asumiendo una configuración cada vez más definida, la cual está presente bajo el nombre de Nuevo orden mundial, y encuentran expresión cada vez más evidente en la ONU y en sus Conferencias internacionales, en particular en las de El Cairo y de Beijing (Pekín), que en sus propuestas de caminos para arribar a condiciones de una vida distinta traslucen una auténtica y propia filosofía del hombre nuevo y del mundo nuevo. Una filosofía de este tipo no tiene ya la carga utópica que caracterizaba al sueño marxista. Por el contrario, ella es muy realista sobre los límites del bienestar, solicitado a partir de los límites de los medios disponibles para alcanzarlo, y recomienda, por ejemplo, sin por esto buscar justificarse, no preocuparse del cuidado de aquéllos que ya no son productivos o que no pueden esperar más una determinada calidad de vida. Además, esta filosofía ya no espera que los hombres, habituados ahora a la riqueza y al bienestar, estén dispuestos a hacer los sacrificios necesarios para alcanzar un bienestar general, sino que propone las estrategias para reducir el número de los comensales a la mesa de la humanidad, para que no se resquebraje la felicidad pretendida que algunos han alcanzado. La peculiaridad de esta nueva antropología, que debería constituir la base del Nuevo orden mundial, se torna evidente sobre todo en la imagen de la mujer, en la ideología del “empoderamiento de las mujeres”, nacida en la Conferencia de Beijing. El fin de esta ideología es la autorrealización de la mujer, pero los principales obstáculos que se interponen entre ella y su autorrealización son la familia y la maternidad. Es por eso que la mujer debe ser liberada, en forma particular, de aquello que la caracteriza, es decir, de su especificidad femenina. Ésta última está llamada a anularse frente a una “equidad e igualdad de género”, frente a un ser humano indistinto y uniforme, en cuya vida la sexualidad no tiene otro sentido que el de una droga voluptuosa de la que se puede hacer uso sin ningún criterio. En el temor a la maternidad que se apodera de gran parte de nuestros contemporáneos entra seguramente en juego también algo todavía más profundo: el otro es siempre, a fin de cuentas, un adversario que nos priva de una parte de la vida, una amenaza para nuestro yo y para nuestro libre desarrollo. Al día de hoy, ya no existe una “filosofía del amor”, sino solamente una “filosofía del egoísmo”.
Pronto se cumplirán los 25 años de esta profética afirmación del Cardenal Ratzinger; nos asombra la claridad de su discernimiento. El paso del tiempo le ha ido dando la razón.
2. Acercándonos al presente
El Papa emérito Benedicto XVI, en su Encíclica social, Caritas in veritate, fechada el 29 de Junio del 2009, hizo una relectura de la carta Populorum progressio para celebrar los cuarenta años de su publicación. El Papa emérito deseaba ofrecer unas orientaciones pastorales para el desarrollo integral de la humanidad en una época cuya novedad principal ha sido el estallido de la interdependencia planetaria, ya comúnmente llamada globalización (CV, 33).
La “globalización”, en palabras de Benedicto XVI y citando a Juan Pablo II: “no es a priori, ni buena ni mala. Será lo que la gente haga de ella” (CV, 42).
Podría referirse a una integración planetaria de la humanidad entendida como una gran familia, pero esto tendría que verificarse según ciertos criterios: “La verdad de la globalización como proceso y su criterio ético fundamental vienen dados por la unidad de la familia humana y su crecimiento en el bien. Por tanto, hay que esforzarse incesantemente para favorecer una orientación cultural personalista y comunitaria, abierta a la trascendencia, del proceso de integración planetaria” (CV, 42).
Pero también podría tratarse de una “ideología de la tecnocracia”. Es decir, puede ser vista como vehículo del primado de la técnica planetaria como forma dominante de pensamiento (Cf. CV, 14).
“El proceso de globalización podría sustituir las ideologías por la técnica, transformándose ella misma en un poder ideológico, que expondría a la humanidad al riesgo de encontrarse encerrada dentro de un a priori del cual no podría salir para encontrar el ser y la verdad” (CV, 70).
“Pero la racionalidad del quehacer técnico centrada sólo en sí misma se revela como irracional, porque comporta un rechazo firme del sentido y del valor” (CV, 74).
Llegados a este punto nos podemos preguntar: ¿es necesaria una autoridad planetaria que rectifique rumbos y lleve a la humanidad al bien común? Nadie ignora las ventajas y riesgos que esta eventual autoridad traería consigo.
El mismo Benedicto XVI, ya reconocía que la Organización de las Naciones Unidas en su actual estructura “necesita con urgencia una reforma”, pues carece de la imparcialidad y solidaridad requerida para una autoridad política mundial, dado que en ella gobiernan los fuertes en desmedro de los más débiles (CV, 67).
Además de lo recién dicho, la supuesta autoridad mundial debería disponer de poder efectivo y no sólo moral. Y aquí aparece un segundo y serio riesgo: se debilitaría la autonomía de los estados y otros cuerpos intermedios. La subsidiariedad y división de poderes podría ser un remedio, pero… (cf. CV, 57). A pesar de todos los riesgos, pareciera ser que la familia humana requiere “un grado superior de ordenamiento internacional de tipo subsidiario para el gobierno de la globalización” (CV, 67), dando así concreción real al concepto de familia de naciones (cf. CV, 67).
Benedito XVI ha dejado planteada una inquietud. El reinado de Dios como Padre Nuestro podría ser el único camino adecuado para la fraternidad universal de todos en Jesucristo. Estamos en el ámbito de la utopía, entendida como deseo y aspiración de una plenitud, que sólo Dios puede colmar. ¿Acaso la Iglesia no está llamada a ser como “un sacramento o signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano (…) y constituye en la tierra el germen y el principio del Reino de Cristo y de Dios?” (Lumen Gentium, 1 y 5).
Por el momento, en el mundo de hoy, la eficiencia y la utilidad son los únicos criterios de acción y verdad. Está sucediendo lo que temía el Papa emérito: “Sin la guía de la caridad en la verdad, este impulso planetario (de la globalización) puede contribuir a crear riesgo de daños hasta ahora desconocidos y nuevas divisiones en la familia humana” (CV, 33).
3. Discerniendo poderes
Ahora bien, hay diferentes entidades, grupos y organizaciones que intentan darle un rumbo u orientación al fenómeno de la globalización; aparecen así lo que podemos llamar “globalismos”. Se trata ahora de discernir qué grupo está utilizando la globalización para su propio proyecto.
De hecho, existe una estructura de poder, compleja en su composición, cuya finalidad es imponer un Nuevo Orden Mundial, y que utiliza la globalización a fin de establecer sus planes.
Constatamos en la actualidad un par de estructuras de poder, una de derecha y otra de izquierda, aparentemente antagónicas, pero coincidentes en algunos puntos comunes, aunque por diferentes motivos.
Una de ellas, de índole liberal, lleva la iniciativa temporal porque se organizó más tempranamente –hablaremos enseguida de ella–; la otra, el “Foro de San Pablo”, se reorganizó más tardíamente, aglutinando todos los partidos políticos de la izquierda latinoamericana, desde reformistas hasta revolucionarios. Además, a las reuniones de esta última suelen asistir también representantes de movimientos sociales de izquierda de Europa y Asia. Desde hace un par de años, el “Foro” se ha convertido en el “Grupo de Puebla” y opera desde México y por medio de video conferencias.
Las Izquierdas comunistas o “populistas” y las Derechas liberales juegan continuamente una pulseada midiendo fuerzas en el ejercicio del poder mundial o, y aquí está la paradoja, estrechando manos y aunando esfuerzos en objetivos momentáneamente comunes, para volver luego a poner todos los medios para desestabilizarse mutuamente.
Veamos ahora los componentes de la Derecha liberal en cuanto estructura de poder mundial. Nos interesa identificar sus principales actores. Su acción conjunta va poniendo en cuestión la soberanía de los Estados, los cuales se van convirtiendo en simples mecanismos para adoctrinar y someter a la propia población. Estos agentes intervienen en todos los países a escala mundial. Ahora bien, ¿quiénes son estos actores? En forma sintética, podemos nombrar los siguientes:
–Órganos de propaganda: Hollywood, Cadena Nacional de Noticias…
–Organismos de Crédito: Fondo Monetario Internacional, Banca Mundial, Banco Internacional de Desarrollo…
–Usinas del pensamiento único: Universidades de prestigio internacional, como Harvard, John Hopkins y otras que dependen de ellas.
–Familias hegemónicas y banqueras: Morgan, Roschild, Rockefeller, Monsanto…
–Centros de holocausto prenatal: International Planned Parenthood Federation (IPPF)…
–Entidades “benéficas”: Ford Foundation, Soros y Open Society, Bill y Melinda Gates Foundation…
–Otras Asociaciones: Council of Foreign Relations, Trilateral Commission, Club Bilderberg, Federal Reserve o Banco Privado Mundial…
–Centro diseñador e impulsor de agendas demográficas y educativas universales: la Organización de Naciones Unidas y sus Agencias (Organización Mundial de la Salud, Fondo de Naciones Unidas para la Infancia…)
Vamos constatando que cada una de estas entidades y organizaciones (integradas por muchos “masones” y por personas política y socialmente de “derecha” y de “izquierda”…) cumple un cometido particular en beneficio de un objetivo común: reducir la población mundial en provecho de los países más desarrollados y ricos, modificar la institución familiar y el “código binario” (varón y mujer), asumir el poder político, integrar lobbies (LGTBIQ+) al servicio de la propia causa, revolucionar la cultura occidental de cuño cristiano, destruir la Iglesia Católica, baluarte de la Tradición…
La historia va demostrando que la Organización de Naciones Unidas (ONU), aunque su mismo “logo” pretenda mostrar a todos los Estados en un plano igualitario, está controlada por un comité muy particular, el Consejo de Seguridad con poder de veto, la igualdad no es más que una ilusión. Basta analizar su composición y financiamiento para darse cuenta de cuál es la realidad administrativa y las políticas que se van imponiendo. Desde hace ya varios años la ONU ha disfrazado su política antinatalista con el ropaje de “derechos humanos”.
Un importante organismo de la ONU, la Organización Mundial de la Salud (OMS), incorporó plenamente en sus programas los conceptos impuestos en las Conferencias de El Cairo (1994) y Pekín (1995), conceptos ambivalentes contra los que combatió el Papa Juan Pablo II. La OMS está sujeta a otras esferas de poder, entre los que la respaldan y colaboran con ella está la International Planned Parenthood Federation (IPPF, la institución anticonceptiva y abortiva más grande del mundo), el Population Council de la familia Rockefeller y más recientemente, el Partido Comunista de la República Popular de China. En la actual “pandemia” del “corona-virus”, la OMS mostró su verdadero rostro ideológico, volveremos enseguida sobre este tema.
Aunque resulte irónico, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), importante agencia de la ONU, que pasa su “alcancía” en los vuelos internacionales de las grandes compañías aéreas, promueve el aborto desde hace más de cincuenta años.
Todos los “nuevos actores” mencionados precedentemente tienen sus portales en la WWW y son de fácil consulta. Aunque algunos de ellos guardan la debida reserva sobre sus deliberaciones y decisiones, tal como el Club o Grupo Bilderberg.
Todo esto, que podría ser considerado “ciencia ficción” o caer dentro de la llamada “teoría conspiracionista”, ha sido una constante en la historia de la humanidad. Siempre han existido “grupos de poder” que han intentado dominar a la humanidad. La Sagrada Escritura nos habla de los “poderes de este mundo” y da sobrado testimonio de su obrar. Desde el Faraón de Egipto que procuró controlar a Israel mediante el infanticidio, hasta el libro del Apocalipsis que delata la hegemonía de un imperio que se impuso en toda la cuenca del Mediterráneo y más allá de estos confines.
Sin caer en fundamentalismos simplistas y evitando gnosticismos ajenos a la historia, hemos de tener en cuenta estas realidades a fin de afrontar el futuro con realismo y esperanza. Nuestro servicio a la Iglesia y al mundo consiste en orar y vigilar a fin de no caer en la tentación, incluida la del temor a ser encadenado en la cárcel de la “teoría de la conspiración”.
Estos “amos del mundo” ignoran algo que enseña la fe y demuestra la historia de la humanidad. Puede ser oportuno recordárselos a fin de que se conviertan y vivan: el Poderoso, cuyo nombre es Santo, dispersa con su brazo a los soberbios de corazón, derriba a los potentados de sus tronos y despide a los ricos con las manos vacías; al mismo tiempo que: exalta a los humildes y colma de bienes a los hambrientos…[2]. Finalmente, nos lo asegura un auténtico profeta, la Bestia y el Dragón serán arrojados a un lago de fuego en donde serán atormentados eternamente[3]. Habrá, entonces, un cielo nuevo y una tierra nueva, y el mundo viejo habrá pasado[4].
4. Pandemias
Agrego un último y reciente dato, tan reciente que todavía no ha concluido y nos encontramos aún sumergidos en él. Esta “inmersión” hace que abunden opiniones y lecturas de todo tipo que nublan la realidad e impiden un mínimo de objetividad. Si en el desvelamiento del Nuevo Orden Mundial había que ser cautos, en el presente que estamos viviendo hay que serlo aún más. Me estoy refiriendo a la Pandemia del Covid-19 que estamos todos sufriendo.
Es un dato fácilmente comprobable que varias “pandemias” han castigado, parcial o totalmente, a la humanidad en los años recientes. Baste recordar las siguientes:
-2002: Síndrome respiratorio agudo severo “Sars-CoV” que afecta a 26 países en 2003 y origina más de 8000 casos, con una tasa de mortalidad global de alrededor del 13 %.
-2009-2010: La pandemia de “Gripe A” con una mortandad aproximada entre 150.000 y 575.000 personas en el mundo.
-2014: La epidemia de “Ébola” del año 2014, la cual comienza en Guinea, en el mes de Marzo y se extiende en los meses siguientes a Liberia y Sierra Leona. Posteriormente llega a Nigeria, Senegal, Reino Unido y Estados Unidos. Su alta tasa de mortalidad fue de 4500 personas en medio año y no se conocen medidas curativas.
-2014: El virus “Zika” afecta a varios millones de personas y miles de bebés nacidos con microcefalia, aunque aún parece no haber certeza científica de la relación entre la microcefalia y el virus. La cifra de muertos se calcula en 4030 casos.
-2019-2020: La actual pandemia de “Covid-19”. Nuevo tipo de coronavirus (Sars-CoV2) detectado en el continente asiático a finales de 2019. Fue declarado pandemia el 11 de marzo de 2020. Hasta la fecha (9 de junio 2020), habría afectado a más de 7.000.000 de personas y ocasionado 410.000 muertes. La tasa de letalidad es 5,7% y la tasa de recuperación es 48,2%.
Las estadísticas, si son ciertas, mostrarían con claridad la severidad del “Covid-19”, su extensa propagación, el alto índice de contagios y una relativa mortandad.
Es verdad que entre las muchas voces que se han alzado, hay algunas que merecen crédito por su cientificidad, desinterés y virtud probada de los portavoces. Se habla así de: un virus modificado en laboratorio, manipulación de las estadísticas, confusión creada por las directivas de la OMS, prolongación innecesaria de cuarentenas que van destruyendo a los pequeños emprendedores, a las economías domésticas y nacionales, todo acompañado por un creciente desempleo… Además de: miedos inducidos por la prensa y autoridades sanitarias, expectativas de “la vacuna” (la cual será objeto de fabulosos negociados) como única tabla de salvación. Más allá de la veracidad, parcial o total de estas voces, subsiste el interrogante: ¿pandemia o falsemia y plandemia? Lo más probable es que se trate de las tres realidades a la vez. Alguien se ha referido al covid-19 como una “pum”, es decir: una pandemia universal mediática.
Obviamente, los países pobres (“sub-desarrollados”) serán aún más pobres y necesitados de ayuda, lo cual los hará aún más dependientes y a merced de quienes manejan la economía y el poder.
Otras voces anuncian que el “mundo post-industrial”, con su tecnología digital, bancos, finanzas, petróleo, gas natural… pertenece al pasado, aunque siga sobreviviendo en algunos ámbitos y regiones del mundo. Un modelo mundial y planetario va muriendo y otro va emergiendo. Un nuevo “tecno-paradigma trans-industrial” ha comenzado, sus principales elementos son: el hombre “post-humano”, la robótica, la inteligencia artificial, la “virtualidad” que va superando a la “realidad”, la tecnología tridimensional, la educación a distancia, la creciente emergencia de las redes sociales y el intento de controlarlas, la creación de nuevos bloques sociopolíticos…
Constatamos el empeño de grupos nacionales e internacionales por ganar a la juventud actual, promesa del mañana, mediante sistemas educativos ideologizados. Se trata de una prioridad, dado que los jóvenes de hoy serán los nuevos consumidores y agentes del nuevo paradigma emergente. El principal obstáculo que se opone a este propósito es la familia biparental y abierta a la prole. La solución es simple: hay que destruir a la familia mediante nuevos modelos “familiares” sin código binario ni prole natural. Esta destrucción es también algo fácilmente comprobable.
Si pasamos todo lo precedente por la criba del discernimiento, algo y, quizás, mucho va quedando. Es decir, tiene consistencia y volumen. Todo lleva a pensar que las pandemias son uno de los tantos medios que utilizan los agentes del Nuevo Orden Mundial para imponer su agenda y dominar a la humanidad. La globalización es el caballo de batalla, la Ideología de género es el arma cultural y las pandemias dan el golpe letal.
La Iglesia y, claro está, nuestros monasterios se encuentran en este nuevo contexto: no somos “del mundo”, pero vivimos “en el mundo”. Muchas “recetas” o soluciones precedentes, puede que ya estén caducadas. Se impone abrirse a Aquél que hace nuevas todas las cosas y prometió estar con nosotros hasta el fin de los tiempos.
5. Don a Entregar
La forma de vida cristiana y monástica que explicita la Regla de San Benito tiene ya quince siglos de existencia. Este carisma que suscitó el Espíritu Santo ha atravesado las vicisitudes de los tiempos y se ha encarnado en diversas geografías. Es responsabilidad de los monjes de hoy cooperar con el Espíritu Santo a fin de custodiar y enriquecer este don para comunicarlo a nuevas generaciones. Las circunstancias que vivimos en nuestros días son una oportunidad para volver, si fuera necesario, a lo esencial y entregarlo a otras manos que sabrán hacerlo fructificar.
Lo esencial del programa monástico según la Regla de San Benito, recibido para ser vivido y entregado, consiste en unos pocos elementos claves; ellos configuran una identidad al servicio de la Iglesia y del mundo. Concretamente:
-La finalidad de la vida monástica es la búsqueda de Dios (RB 58:7).
-A Dios se lo encuentra en Cristo (RB 4:21; 72:11).
-El cenobita lo busca bajo una Regla y un Abad (RB 1:2).
-El Opus Dei ocupa un lugar prioritario (RB 43:1-3).
-La oración privada es preparación y prolongación del Opus Dei (RB 4:56; 52:1-5).
-La lectura y meditación alternando con el trabajo equilibran la jornada (RB 48).
-La obediencia, taciturnidad, humildad son los pilares de la vida ascética (RB 5-7).
-La caridad fraterna bajo forma de buen celo domina la moral de la Regla (RB 72).
-El monasterio es un taller en donde el monje ejercita el arte espiritual (RB 4:78).
-La discreción es virtud esencial para que haya paz en la Casa de Dios (RB 64:17-19).
-La estabilidad es requisito para la fecundidad de esta vida (RB 4:78; 58:9,17).
Si es voluntad de Dios, y parece así serlo, la vida monástica continuará su andadura en el Occidente post cristiano. El Señor prometió su presencia y hacerse presente allí donde dos o tres se reúnen en su Nombre.
La Iglesia va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, anunciando la cruz del Señor hasta que Él venga. Y, nosotros, también.
P. BERNARDO OLIVERA
Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles
C.C.34 – B7300WAAAzul – Pcia. Bs.As.
ARGENTINA
[1] Abad emérito del Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles, Azul, Argentina.
[2] Cf. Lc 1,51-53.
[3] Cf. Ap 20,10.
[4] Cf. Ap 21,1.
septiembre 2, 2020 Que No Te La Cuenten
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