miércoles, 28 de octubre de 2020

Exorcista Luis Escobar denuncia "ritual satánico" en el contexto de los ataques a Iglesias en Chile

"Satanás y sus seguidores se sirven de los incautos estimulando la euforia del odio, la violencia y la soberbia, como condimento de este ritual dedicado al demonio que pretende dejar una huella como mensaje: Muerte al Nazareno; pretensiosa frase que suele utilizar el demonio para dirigirse a Jesús."

    Quienes desde hace varios años vienen desplegando en Chile actos de extrema violencia, volvieron a ensañarse el pasado 18 de octubre de 2020 con la comunidad cristiana de ese país, mediante el ataque incendiario que destruyó dos importantes iglesias patrimoniales en la capital, Santiago de Chile. A saber, la Parroquia de la Asunción y a pocas cuadras de ésta, la Iglesia San Francisco de Borja.
 
¿Quiénes son los autores de estos “ataques”? La policía chilena los califica como “antisociales” y los medios de comunicación al referir estos hechos informan que sus responsables fueron “Manifestantes”, “Encapuchados”, “Grupo de Desconocidos”, “Anarquistas”.
 
Sobre este particular el sacerdote y exorcista chileno Luis Escobar hizo llegar a Portaluz un texto en el cual analiza los hechos y concluye que existen abundantes “signos satánicos” como para afirmar un vínculo identitario satanista en estos individuos que la policía chilena califica como antisociales y los medios internacionales perfilan de “anarquistas”.
 
El exorcista Escobar es activo usuario de Internet y le “llamaron la atención”, dice, fotos y videos que circulan “en las redes sociales como en los medios de comunicación”. Algunos hechos acaecidos durante las manifestaciones en Chile le llevan a concluir que existe una auténtica “catequesis satánica” que se expresa y busca validarse en estas instancias.
 
A continuación, publicamos el texto enviado por padre Luis Escobar.
 
La reflexión del exorcista
“No es al azar que al inicio de los festejos en la Plaza Baquedano pintaran de rojo la estatua del General Baquedano. No olvidar que este lugar es una tumba histórica, porque ahí están sepultados los restos de Un Soldado de identidad desconocida que defendió a Chile durante la Guerra del Pacífico.

Sobre este mismo lugar se desplazaron danzantes vestidos de rojo y disfrazados de diablos, tanto hombres como mujeres; danzaban emulando de forma engañosa un baile religioso tradicional del altiplano chileno-boliviano-peruano que honra a la Santísima Virgen María. Estos bailes religiosos, conocidos como diabladas, ponen de manifiesto la magnificencia de María, frente a la cual hasta los demonios se rinden en su presencia. No era lo que auguraba esta danza en la Plaza Baquedano de Santiago. Fue luego de esto que ocurrió el inicio de la profanación y quema de dos Iglesias cercanas.

En la primera de ellas se destruyeron signos religiosos relevantes para los cristianos católicos chilenos, como la imagen de Nuestra Señora del Carmen Reina y Patrona de Chile, cuya estatua sagrada terminó descabezada entre las llamas. Junto a la imagen de su madre la estatua del Sagrado Corazón de Jesús también fue violentada.  Fuego, gritos de burlas y de odio precedían a este ignominioso acto.
 
No suficiente con ello atacaron una segunda iglesia, dedicada nada menos que a la Asunción de María, simbolizada en una torre aguja que se yergue hacia el cielo como signo de María que se eleva a la presencia de Dios. Misma que fue incendiada y en su caída, la televisión abierta de Chile transmitió en directo los vivas y aplausos de una multitud eufórica que gesticulaba y bramaba por haber logrado tan maligna osadía. A estas alturas la catarsis del ritual retomaba bríos con gritos de: viva el diablo.
 
Por los antecedentes que aporta la historia del culto a Satanás en Chile, la evidencia de los hechos recientes y el conocimiento que comparto con mis hermanos exorcistas, en los mencionados ataques a las Iglesias en Chile del pasado 18 de octubre de 2020 hubo un ritual satánico. Liturgia en honor a Satanás que inició con danzas representando la algarabía de los demonios, culminando con la profanación de los templos y las imágenes de María Santísima.
 
Un ritual satánico requiere profanar los elementos sagrados de la Iglesia, generalmente la Eucaristía, los sacramentales o las imágenes religiosas; ya sea para destruirlas o bien para ser usadas en otros actos que simbolizan una ofensa a Dios. Quemar la iglesia de San Francisco de Borja es un acto que va más allá del anarquismo, más allá del ofender y atacar a la institución de carabineros. Satanás y sus seguidores se sirven de los incautos estimulando la euforia del odio, la violencia y la soberbia, como condimento de este ritual dedicado al demonio que pretende dejar una huella como mensaje: Muerte al Nazareno; pretensiosa frase que suele utilizar el demonio para dirigirse a Jesús.
 
Pero el ritual, esta catequesis satánica que fue posible ver en vivo por la televisión, requería ofender a María. Es muy significativo que hayan elegido quemar la Parroquia de la Asunción, pues el último dogma mariano declarado por la Iglesia es la Asunción de María al Cielo, triunfante y gloriosa ante Dios. Por cierto, es algo que le genera odio al demonio y por ello sus seguidores lo ritualizan derribando la torre aguja de esa Parroquia que se eleva hacia el cielo, representando a María, asunta en cuerpo y alma.

Hoy continúa la catequesis demoniaca con invitaciones a satanizar el 25 de octubre, con ofensas y obscenidades contra lo religioso, pseudo argumentando: La única Iglesia que ilumina, es la que arde.
 
¿Como neutralizar todo este culto? Amando a Dios sobre todas las cosas, optando por una vida centrada en Cristo, vencedor del mal, sostenida en una permanente vida sacramental y de oración. Sobre todo, con un gran amor a la Eucaristía, la que nos llevará a reconocer también a Cristo en el hermano y más aún, orando por nuestros enemigos. La oración frecuente de una iglesia herida y sufriente que se abandona en Cristo es el grito que podemos alzar hasta el cielo. No les quepa duda de que esta oración está llegando a Dios. Los ejércitos del cielo batallan con nosotros. Recuerden la Cruz, todo parecía vencido, oscurecía, todos se disiparon, quedaron llenos de pena, caminaban hacia Emaús y cada vez se oscurecía más; pero cuando Cristo se presenta y se ofrece en la fracción del pan, se les abren los ojos y se llenan de gozo porque pueden reconocer que nunca estuvieron solos.

En esta batalla con las armas de la fe, no nos olvidemos de María Santísima. Ella es la intercesora por excelencia y además es nuestra Madre. Nunca nos abandona y nos protege del poder de las tinieblas”.

 Actualizado 23 octubre 2020     Portaluz      

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