jueves, 19 de noviembre de 2020

Monseñor Paglia: La vida es un don que requiere ser protegido

 
El presidente de la Academia Pontifica para la Vida señaló el vínculo existente entre amor conyugal y generación, "un don más que un deber".

“Cada niño nace dentro de una alianza que lo acoge y aunque venga a nosotros, no nos pertenece”, explicó el presidente de la Academia Pontificia para la Vida, moneñor Vincenzo Paglia, en su ponencia en el en el Panel del Foro sobre "Ética islámica y tratamiento de la infertilidad", organizado por la Cumbre Mundial de Innovación para la Salud (WISH), que examinó las tecnologías de reproducción asistida como la fecundación in vitro, la criopreservación, y la forma en que cada una de ellas plantea una variedad de preocupaciones éticas singulares.

En su exposición subrayó la importancia de la transmisión de la vida en el pensamiento católico, que se entiende dentro de la relación de factores que unifican la actividad sexual, el amor entre los cónyuges y la generación.

“Nuestra tradición, explicó monseñor Paglia, considera esta unidad como una verdad antropológica fundamental grabada en la experiencia común a todas las culturas y por ello el vínculo entre el amor conyugal y la generación, es un don más que un deber, y como tal requiere nuestra protección”.

El prelado fundamentó que la experiencia del nacimiento ayuda a entender el significado de la sexualidad humana, pues cada niño nace dentro de una alianza que lo acoge. De hecho, todo niño se genera en un encuentro entre un hombre y una mujer, que implica toda su existencia e historia, no sólo sus cuerpos o las células proporcionadas por sus órganos reproductivos.

“Generar, explicó, es acoger a un niño que, aunque venga a nosotros, no nos pertenece”.

“La experiencia religiosa permite considerar la cuestión dentro de un horizonte que trasciende las preocupaciones terrenales y evita absolutizar a un niño como algo que se debe tener, cueste lo que cueste”, consideró monseñor Paglia.

Suicidio asistido y eutanasia
El encuentro contó con otros paneles, entre ellos uno sobre “Covid y cuidados paliativos” y otro sobre “Religión y ética médica, reflexiones sobre la autonomía y la autoridad”, que se llevaron a cabo también con la colaboración de la Pontificia Academia para la Vida.

La doctora Nunziata Comoretto se refirió al tema del suicidio asistido y la eutanasia. Afirmó que autorizar legalmente una acción contraria a la protección de la vida humana (que es uno de los compromisos éticos fundamentales de los profesionales de la salud), sin admitir la posibilidad de la objeción de conciencia, significa -al menos- violar la libertad del médico, algo que señaló como “injusto” porque significaría anular la libertad del médico que merece la misma dignidad y respeto que la del paciente.

Las principales tradiciones religiosas se oponen a estas prácticas, lo que, según Comoretto, no significa ignorar el sufrimiento de los pacientes las solicitan, pues, la eutanasia y el suicidio asistido significan abandonar al paciente a su sufrimiento, lo que constituye una falsa compasión, en lugar de mirar el sufrimiento de los que nos rodean con responsabilidad y solidaridad. +

  19 de noviembre, 2020
    Ciudad del Vaticano (AICA)

 

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