por Luis E. Loría*
De acuerdo con Jared Diamond, en su libro Guns, germs and steel, la diferencia entre un cleptócrata y un sabio estadista es una de grado: depende de qué tan grande es el porcentaje de los tributos extraídos a la sociedad que retienen las elites y qué tan satisfechas se encuentran las personas comunes con los usos a los que se ha asignado el gasto con el objetivo de redistribuir la riqueza.
Al contrastar la definición de Diamond con los resultados de la encuesta de opinión del estudio “La Reforma Tributaria pendiente en Costa Rica: consideraciones para el diseño del Sistema Tributario”, que aparecerá publicado el próximo número de la Revista Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, se encontró evidencia de que existe una percepción de que el sistema tributario vigente es cleptocrático.
Al contrastar la definición de Diamond con los resultados de la encuesta de opinión del estudio “La Reforma Tributaria pendiente en Costa Rica: consideraciones para el diseño del Sistema Tributario”, que aparecerá publicado el próximo número de la Revista Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica, se encontró evidencia de que existe una percepción de que el sistema tributario vigente es cleptocrático.
Los resultados fueron claros. Al preguntar quiénes se benefician más del sistema actual de impuestos, tres cuartas partes de los entrevistados (76.7% opinó que son las elites, 45.3% los que más tienen, 27.6% las grandes empresas y 3.8% esas dos opciones). Ese resultado contrasta claramente con tan solo un 13.9% que considera que todos se benefician por igual, y un bajo 4.6% que opina que son los que menos tienen. En el mismo estudio, un 80% de las personas entrevistadas consideró que -en caso de que aumenten las recaudaciones de impuestos- el gobierno no invertirá los recursos adecuadamente. Esa percepción no puede ser ignorada por las autoridades económicas y los diputados en la Asamblea Legislativa.
Desventaja para la actividad productiva. El pago de impuestos constituye una de las principales desventajas para hacer negocios en Costa Rica. De acuerdo con el Informe Doing Business 2010, nos ubicamos la posición 154 de 183 países. Ante esa realidad, no debe sorprendernos que las últimas tres administraciones fracasaron en sus intentos por aprobar un nuevo paquetazo de impuestos. Es evidente que los ciudadanos y las empresas -con toda razón- rechazan nuevos impuestos, porque los consideran injustos e inconvenientes para el desarrollo de actividades productivas.
Los intentos por instaurar nuevos impuestos considerados como injustos, o que se invertirán de una manera inadecuada, históricamente contribuyeron a la desobediencia civil e incluso sirvieron como detonante para revoluciones en contra de los gobiernos que los promovieron. El ancien régime francés se desmoronó en un intento por impulsar una reforma tributaria. Al respecto, en 1791, Thomas Paine, explicó que, previo al estallido de la Revolución Francesa, el Ministro de Finanzas envió al Parlamento los edictos para dos nuevos impuestos recomendados por la Asamblea de Notables. La respuesta del Parlamento: “Que con ingresos tales como los que la Nación soportaba entonces, la palabra impuestos no debería ser mencionada, si no es con el propósito de reducirlos; y lanzaron ambos edictos fuera.”
*Economista, Strategic Advantage Consulting Group lloria@strategic-la.com Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla
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