Por: Darío H. Schueri
¿Qué extraño mecanismo socio- psicológico subyace en el inconsciente colectivo que, activado sobrenaturalmente por causas “terrenalmente lógicas” pone el marcha el reloj social que marca el fin de una época y el comienzo de otra?.
¿O se transforman en un gran acto reflejo ilusionista que sucumbe ante la realidad fáctica de la natural tendencia a conservar lo que todavía no se considera imprescindible cambiar?.
¿O se transforman en un gran acto reflejo ilusionista que sucumbe ante la realidad fáctica de la natural tendencia a conservar lo que todavía no se considera imprescindible cambiar?.
Sensible barómetro del humor social, Carlos Reutemann nos anticipó un año antes que la sociedad santafesina buscaba el cambio en el 2007 luego de 24 años de sucesivos gobiernos peronistas, y ni su pretendida fulgurante presencia podría revertirlo. El reloj social se había puesto en marcha. Tres años más tarde, el tiempo le daría la razón: por poco pierde la disputa senatorial a manos del socialista Rubén Giustiniani, apadrinado por quien traslucía como el otrora gran elector, Hermes Binner. “Las balas ya me entran”, reflexionó el “Lole” días después de aquella aciaga compulsa. ¿Hora de emprender sabiamente la retirada?. El sábado que viene lo sabremos.
Todo este metafísico prolegómeno decanta en el intento – vano por ahora – de escudriñar la sorpresivamente cautivante irrupción en el escenario político del actor humorista devenido también en expansivo empresario agropecuario Miguel Torres del Sel y las múltiples incógnitas que despierta en la azorada “clase política”. ¿Cuáles son los números reales de su actual intención de voto?. ¿ostenta Del Sel inquietantes 24 puntos, tal vez infartantes 25; o quizás previsible 18 %?.
“El Midachi” que pugna por dejar de serlo (“la Tota falleció”, anunció entre la algarabía del ascenso de su equipo del alma Unión de Santa Fe cuando un periodista porteño le pidió que la caracterice festejando el logro) es motivo obligado de conversación en cuanta mesa de café político se arme en la ciudad. Hay peronistas preocupados porque “nos está rasguñando los votos de abajo” y otros alucinadamente entusiasmados “porque el petiso es peronista, y si gana va a tener que convocar al gobierno a peronistas, con el PRO no le alcanza”. El resto de los ciudadanos, muchos de los cuales quizás lo votaron en la primera vuelta (primarias) prefieren guardar un sugestivo silencio sobre si votarían a Miguel Del Sel el 24 de Julio, agigantando el temor y la euforia de unos y otros, según el cristal con el cual se analice esa actitud.
La pregunta que naturalmente cae de madura sería: ¿Qué sucedió en estos años para que la sociedad santafesina vire tan bruscamente hacia un cambio total en la manera de hacer política?. ¿No satisfizo el cambio propuesto por Binner y avalado por una parte de la sociedad que votó a Bonfatti?. De ser así, ¿mienten soberanamente las encuestas que le otorgan al Gobernador santafesino mas del 50% de aprobación de su gestión?.
El joven político peronista santafesino Oscar Martínez esperanzaba con la propuesta de “una nueva forma de hacer política” postulándose para Gobernador; cuando advirtió que con su Partido 100% Santafesino no llegaba a la mitad de los dedos de una mano en las encuestas, se acopló a la candidatura de Rafael Bielsa para salir tercero.
El fenómeno electo social del 22 de mayo lo constituyó Omar Perotti el ahora elegido por la Sra Presidente para ser primer diputado nacional. El gringo de Rafaela sedujo al electorado independiente mostrando una eficaz administración, dotes de estadista y experiencia político que, si bien basó su estrategia de campaña en la asepsia para con el gobierno nacional, reivindicó la política como herramienta indispensable para cambiar las cosas.
¿Tienen los santafesinos un problema de reacción tardía y una década después del “que se vayan todos” lo expresan a través del outsiders
Miguel Torres del Sel?. Ahora bien, ¿Qué podría pasar si el discurso de Torres del Sel llegare a cambiar hacia el admisible “no estoy en contra de la política, pero sí de las malas prácticas y los malos políticos”, y con él logra encumbrarse electoralmente?. Inmediatamente mandaría a la guillotina política con juicio sumarísimo a quienes le sucedieran en los resultados por haber representado aquellas “malas prácticas” de la política.
En 1991 Carlos Reutemann – aunque dentro de la poderosa estructura del PJ por entonces ya gobernante se colocó – para el imaginario popular- la capucha de verdugo de la “clase política” tradicional y así fue como gobernó dos períodos e hizo gobernar a quien eligió (Obeid) otros ocho años mas, conformando a la clase media de centro derecha que se sentía identificada y al peronismo de base que lo admiraba. ¿Es Del Sel la reencarnación de Reutemann versión Siglo XXI?. ¿Representa el renacimiento del ideal pastoril de los santafesinos?. ¿Y las clases populares?; un “venenosamente lucido” pensador del Sur santafesino nos respondió con meridiana claridad: “sin proyecto que los incluya, votan al ídolo popular que algunas vez rió con él; ya fueron un poco feliz”.
A treinta días de las elecciones nadie se pregunta en el mundillo político santafesino – y porque no en algunos encuentros familiares – sobre la decisión de Ricardo Alfonsín de apoyar al senador norteño Federico Pezz para que sea su primer diputado nacional por Santa Fe en lugar del intendente santafesino y reciente precandidato a Gobernador Mario Barletta; ni mucho menos sobre la conformación de la lista de diputados nacionales del PJ en la cual por lo visto a tomado cartas directas en el asunto la propia Presidente (¿relegando a Agustín Rossi?). Ni de las chances que pudiera tener a nivel nacional el Gobernador santafesino Hermes Binner (¿otro fenómeno sociológico?). Ni de las redivivas posibilidades de que Jorge Obeid encabece la lista de diputados nacionales por Santa Fe de Eduardo Duhalde.
Todos quieren saber, aunque en sus manos y la birome para marcar la boleta única el 24 de Julio esté la respuesta, ¿cómo le irá a Miguel del Sel?. Como esperando la reacción del otro para tomar la decisión. ¿Se oculta quizás una actitud culposa por votarlo?.
Desde Santa Fe (20/6/2011)
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