Por JUAN SALINAS BOHIL
Sobre la fría mesa de acero de la morgue electoral yace exánime el resultado comicial del último domingo y analistas, periodistas, encuestadores, politicólogos, sociólogos, psicólogos y un rosario de opinadores profesionales intentan dar una pátina de seriedad a conclusiones obvias que deberían haber presentado con anterioridad.
Y como si fuera poco, todos los que perdieron, por hache o por be, manifiestan haber ganado. Es la Argentina igualitaria al por mayor. Lógico, todos los partidos se dicen “progresistas”.
La paliza dada por la Casa Rosada a la oposición en todo el país se veía venir. No lo advirtió quien no quiso, quien no pudo o quien creía que decirlo era perjudicar sus intereses económicos. Y en una elección del tipo presidencial se reparten billetes de todos los colores, en especial, negros. Pero tanta diferencia no pintó ni en la cabecita del mejor informado. A tal punto esto fue así que los cuadros más informados de los jóvenes idealistas de “La Cámpora”, en reuniones privadísimas habían asegurado a las segundas y terceras líneas de la agrupación que en caso de perder no iban a entregar el poder. Como se ve, esos cónclaves han dejado de ser reservados.
Por nuestra parte y continuando con nuestra ancestral costumbre de enemistarnos con todo el mundo, adelantamos el 3 de agosto pasado en la entrega “Excesivo triunfalismo opositor”, lo que con seguridad iba a suceder. Y sucedió.
Es el momento soñado para que el kirchnerismo (ahora les ha dado a algunos en denominarlo cristinismo como si fuera distinto en sus medios y fines a lo ya conocido) haga la plancha hasta la verdadera elección que se realizará en octubre para después sí, “profundizar el modelo”. Por lo visto, tendrá para ello apoyo masivo. Incluso de la gente del campo que lo enfrentó como lo hizo con Alfonsín cuando sus camionetas llegaron a la Plaza de Mayo y despanzurraron bolsas de granos frente a la casa de gobierno al grito de “Si quieren socialismo estas son las últimas bolsas que les damos”. La globalización los ha diversificado. Ahora le venden sogas.
Con opositores sin crédito, como Mauricio Macri que prefirió huir de vacaciones dejando en la parada huérfano de apoyo a su jefe de bloque en Diputados, ha trascendido que los opositores, sin chances de luchar por la presidencia concentrarían sus fuerzas en apuntalar las elecciones legislativas sin tener en cuenta que de nada podría servir cuando los tránsfugas suelen reproducirse al por mayor.
Con un 50% de intención de voto para el mes de octubre, puede decirse casi con seguridad que se aproxima un segundo periodo presidencial para la actual ocupante de la Casa Rosada y un tercero para el kirchnerismo. Nada puede enrostrárseles a quienes votaron a favor del gobierno aunque insistimos una vez más que los problemas que aquejan al país no se han solucionado y siguen agravándose.
Pero tampoco debería decírseles nada a quienes creyeron en la oposición. El aullador Páez dirá que les dan asco; el criollo señalará de manera socarrona, “A llorar a la iglesia”; y el habitante urbano enrostrará un displicente “Fuiste”. Sin embargo nos quedamos con Julio Bárbaro, un viejo conocedor de la política argentina cuando afirma, “Los votos no se analizan, se cuentan”. Parece que algunos aún no se han dado cuenta.
CORREO DE BUENOS AIRES.com.ar. 17/8/2011
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