Por Eduardo Cattaneo.
Hace unos días el diario “El Sol On Line”, de la provincia de Mendoza, daba cuenta de la “denuncia anónima” de una alumna de la Universidad Católica que acusaba a un profesor de la misma de ser homófobo.
En seguida la noticia llegó a los medios nacionales, el inadi y otros organismos gubernamentales se hicieron eco y pidieron explicaciones. Analizamos los hechos.
Más allá del análisis que pueda hacerse de los presuntos dichos del Lic. Samaja, hay una reacción de los medios y del gobierno que preocupa. La denuncia, que todavía es anónima, la hace una alumna que recursa la materia que dicta el profesor acusado, lo cual podría sugerir a cualquier persona bien intencionada que, en el mejor de los casos, la alumna podría haberse dejado llevar por una situación que la indisponía personalmente contra el profesor para tergiversar (con intención o sin ella) los dichos del mismo. Esto no fué analizado por ninguno de los medios de comunicación que se dedicaron a atacar al profesor sin verificar la información.
En seguida un grupo de alumnos de las universidades en las que da clase este docente (UCA y Universidad de Mendoza) se organizaron para manifestar su apoyo al profesor pero Samaja, agradeciendo el gesto, pidió que no siguieran adelante con dicha manifestación.
Un alumna llamada María Emilia Bonetti explicó, al diario Los Andes, que ella asistió a la clase en cuestión, que abordaba la problemática de la familia, y el debate entre los alumnos giró hacia la homosexualidad "Le pedimos su opinión y él dijo que no estaba de acuerdo, pero siempre es muy respetuoso y habla de la aceptación. Personalmente, no concuerdo con su visión, pero la planteó como una más".
Sabrina Videla, otra alumna, remarcó que sólo dio su parecer porque una alumna le preguntó varias veces qué pensaba. En tanto Marcelo Juárez, también de segundo año, agregó que el docente insiste en sus clases en la importancia del respeto de los derechos de cada uno y la libertad de elegir. María Victoria Lovisolo se mostró molesta con que el asunto no se haya discutido en la facultad y en cambio llegara hasta los medios nacionales, con lo que se perjudica la reputación del profesor y de la carrera.
Macarena Fernández de la Universidad de Mendoza declaró que: "Nunca impone su opinión ni inculca sus ideas". Sobre la postura del docente, indicó que su sugerencia fue que si surgía en terapia que el paciente es homosexual pero no tiene problemas con eso, se debe obviar el tema, y en cambio tratarlo cuando la persona sufre por serlo.
Emanuel Rava, otro alumno de la Universidad de Mendoza, contó que Samaja explicó la evolución del concepto de homosexualidad y que en el pasado se lo consideraba una enfermedad. "Es un profesor muy humanitario, que enfatiza la igualdad entre el hombre y la mujer", describió.
Estos testimonios, no parecen haber encontrado eco en los diarios nacionales, tal como ocurrió con la primera noticia que desató el escándalo. Los asociaciones de gays en seguida comenzaron a “condenar” al profesor pero nadie se preguntó sobre la veracidad de las afirmaciones de una alumna anónima y recursante que bien podría hablar desde el resentimiento personal.
El poder de la inquisición gay
El Prof. Samaja, al parecer, no tiene derecho a enseñar que existe una terapia de reorientación sexual (también conocida como terapia reparativa). Tal como pasara con el conocidísimo caso de Richard Cohen, ahora este profesor universitario será presionado para mantener en silencio y no enseñar a sus alumnos que muchos gays no se sienten bien con serlo y pueden volver a ser heterosexuales, con ayuda terapéutica.
Si pretende hacerlo será atacado por el Inadi, que ya expresó (por medio de la delegación San Juan, de donde es originario el profesor) “su profunda preocupación ante las conductas homofóbicas y discriminatorias del Lic. Marcos Samaja”.
El Gobierno de Mendoza, a través de la subsecretaria de Derechos Humanos, María José Ubaldini, pedirá un informe a la sede de la Universidad Católica Argentina en Mendoza para que explique por qué un docente de esa casa de altos estudios dijo a sus alumnos que la homosexualidad es una enfermedad.
El DSM VI y las presiones de los grupos gay
El primer manual para el diagnóstico y estadística de trastornos mentales (DSM I) definía la homosexualiad como "una desviación de la sexualidad encuadrada dentro de las conductas sociopáticas". En 1968, el DSM II afirma que la homosexualidad es un “trastorno de la personalidad con conducta desadaptada” y en 1973, se cambia el término "homosexualidad" por el de "trastorno de la orientación sexual", considerando patológica la tendencia molesta para el individuo. El DSM III (1980) la incluye dentro de los trastornos de la identidad sexual, una revisión del DSM III (1987) y el DSM IV (1994) suprimen todo diagnóstico referente a la homosexualidad. Y ello después de grandes presiones por parte de los lobbies gay.
El reconocido catedrático Aquilino Polaino, profesor de psicopatología en la Universidad Complutense de Madrid, asegura que la conducta homosexual “es una patología” que condicionará la orientación sexual del menor y explicó que el niño "lo observa todo como una esponja, lo imita y lo interioriza", por lo que necesita de "dos modelos de exposición", hombre y mujer, para aprender las relaciones y la diversidad entre los géneros. Imagínese el lector que si el Dr. Polaino viviese en Argentina ya hubiese sido quemado por la inquisición gay.
Claro que los españoles tampoco se salvan del poder de los colectivos LGBT, como lo demuestra el hecho de que la conocida tienda “El corte Inglés” sacó de circulación el libro “Conocer y Sanar la homosexualidad” escrito por Richard Cohen.
El buen nombre del Lic. Marcos Samaja ya ha recibido el golpe, sin embargo será difícil ahora que los medios aclaren las maledicencias que hasta ayer han ocupado sus páginas. Desde aquí un pequeño aporte para aclarar las cosas, ni defendemos ni atacamos a Samaja, pero nos asusta la furia del oculto tribunal que condena sin juicio a las personas que pretenden ejercer su libertad de expresión.
Viernes, 15 de Junio de 2012 00:00
Fuente: Argentinos Alerta.
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