martes, 26 de junio de 2012

El salario familiar ideal: una idea de León XIII cobra fuerza


por Pablo Ginés (foto).

Allan C. Carlson es el fundador del Congreso Mundial de las Familias (www.congresomundial.es), un encuentro con representantes de asociaciones pro-vida y pro-familia de todo el mundo que tuvo lugar del 25 al 27 de mayo en Madrid, con 3000 inscritos, 300 voluntarios, 125 ponentes, y parlamentarios y expertos de 22 países distintos.

Casado, con cuatro hijos, luterano conservador, Carlson es uno de los grandes teóricos del movimiento familiarista mundial y especialista en Historia Moderna de Europa. 
Él está detrás de al menos una de las afirmaciones de la Declaración de Madrid 2012 que dice: Afirmamos el “salario familiar” ideal, que consiste en “una misma remuneración para las mismas responsabilidades familiares”. La compensación por el trabajo, la fiscalidad y la seguridad social deberían fortalecer los lazos familiares naturales. En esta frase hay ecos de la definición de sueldo justo que daba el Papa León XIII en 1891, en la encíclica Rerum Novarum, con la que se inauguró la Doctrina Social de la Iglesia en tiempos modernos, como recordaba un experto de la Conferencia Episcopal Española en 2011. 
Un salario [ha de ser] suficientemente amplio para sustentarse a sí mismo, a su mujer, y a sus hijos (RN 33) Pero, ¿cómo se aplica esto en pleno siglo XXI? 
Se lo hemos preguntado en persona al mismo Carlson: - Señor Carlson, la Doctrina Social de la Iglesia, desde el s.XIX, habla de que un sueldo justo es el que permite mantener a toda una familia... ¿Esto es hoy utopía? 
- En el siglo XIX, los sindicatos se oponían al trabajo de mujeres y niños, porque harían bajar los sueldos, y pedían eso, un sueldo familiar. Y tenían razón: cuando se incorporó la mujer, los sueldos se desplomaron. Y las familias se debilitaron. 
Hoy, en el s.XXI, es absurdo pedir leyes que dificulten el acceso de la mujer al trabajo, pero sí que se puede apoyar y reconocer el trabajo en casa, sea del hombre o de la mujer: que elija cada matrimonio. Hay países que dan ayudas a las madres trabajadoras... pero no lo hacen cuando ellas trabajan en casa, y eso es un error. 
Se deberían dar beneficios fiscales a las familias con hijos y a quienes dedican un cónyuge a educar sus hijos. 
 - Usted tiene un libro sobre "Terceras vías", donde coloca a Suecia, China, EEUU y Rusia en la misma categoría: "el Estado servil" (Fuente Análisis y Actualidad).
- Es un término que usaba Hilaire Belloc y también Chesterton. El Estado servil es aquel en que la familia y la persona pierden independencia ante la Gran Empresa y el Gran Estado. Belloc dice, y yo lo comparto, que la libertad se fundamenta en la familia con propiedad, algo de tierra, una casa, cierta producción... Sólo hay libertad cuando no dependes del gobierno, o de esas grandes empresas. Y ahí es donde están hoy esos países, cada vez más. 
- Su libro "Terceras vías" propone una "Vía familiar", alternativa al capitalismo y al comunismo... 
- Por Europa se extendieron variaciones del modelo sueco vendiendo seguridad: subvenciones, dinero por hijo, etc... Pero así el Estado logra que la familia sea dependiente de él, para luego manipularla ideológicamente. El Gobierno debe fomentar la libertad de la familia quitando impuestos y fomentando el matrimonio, porque el matrimonio ofrece muchos beneficios a la sociedad. Pero no me gustan las ayudas directas, sino a través de beneficios fiscales. 
Así nacerán más niños que, cuando crezcan, ya pagarán impuestos. 
- El sociólogo Eric Kauffman dice que, por razones demográficas, "los religiosos heredarán la Tierra", también en Europa. 
- Sí. Él analiza sobre todo grupos que hoy pueden parecer menores pero que crecen. Por ejemplo, los amish tradicionales en EEUU, que aún hablan alemán, eran solo quinientos en 1900. Hoy son trescientos mil. Los mormones son la religión que crece más rápido, en parte con conversos, pero sobre todo por su natalidad. ¡Eran marginales y ahora uno de ellos, Romney, puede ser presidente de Estados Unidos! 
Es conocido el caso de los judíos ultraortodoxos en Israel. En Egipto y Túnez los movimientos islamistas tienen más hijos y ahora influyen en política. Incluso en el protestantismo evangélico en EEUU hay un nuevo movimiento llamado "Quiverfull" (aljaba llena) que rechaza la anticoncepción: los hijos son una riqueza, como flechas en la aljaba del arquero, dice la Biblia. Pero la pregunta es: ¿pueden las familias proteger a sus hijos del control y manipulación del Estado para que transmitan sus valores a la siguiente generación? - Usted habla mucho de "familia natural" pero habrá gente que dirá que eso es un concepto católico o de Aristóteles, que no hay por qué asumirlo... 
- Aristóteles es el filósofo del sentido común, el que constataba las cosas que funcionan, no como Platón, que es un idealista teórico. Aristóteles era sabio y sabía lo que era la familia. En la tradición judeocristiana, sobre todo en los dos primeros capítulos del Génesis, vemos también la familia natural. Pero si esto no convence a alguien, que mire con honestidad lo que nos dicen los estudios sociales modernos: que el mejor entorno para crear niños sanos, felices, que crecerán como adultos productivos, es el matrimonio de hombre y mujer, casados. Ni otras variaciones, ni la cohabitación, ni los padres solteros, ni un segundo matrimonio, ni siquiera la adopción logra los mismos beneficios. Todas esas variantes aumentan los riesgos de problemas... porque ya no es natural. No nos engañemos. La ciencia social, la tradición judeocristiana y Aristóteles coinciden aquí. 
- La eugenesia tiene mala fama desde la época de los nazis... pero ¿volverá? 
- Está ahí, esperando, escondida en el fondo. En las revistas actuales se llama "biología social". Con la tecnología moderna podría llegar una nueva cultura eugenética, un "Mundo Feliz", como en la novela de Aldous Huxley. Por ejemplo, hoy la gente sólo quiere tener uno o dos hijos, así que puede querer que sean los mejores, y usar tecnología para ello. También lo vemos en esas multas a médicos que no hicieron bien un aborto y el niño logró nacer, o no detectaron una enfermedad del feto, para abortarlo. La eliminación de los niños con síndrome de Down es un ejemplo.

Cortesía ForumLibertas.com y ReligioenLibertad.com

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