Por Carlos Polo
Son más de 20 años en los que el Vaticano le ha pedido pacientemente a las autoridades de la Ex –PUCP que modifiquen los estatutos de esa casa de estudios para adecuarse a su naturaleza de origen, han llegado a su fin.
Son más de 50 años en los que la ex PUCP no ha cumplido la obligación de presentar al Vaticano las truculentas enmendaduras a sus estatutos, le han parecido poco a Marcial Rubio y compañía pues ahora insisten en seguir usando el nombre de “católico” aunque sus actos los conviertan exactamente en la antítesis del catolicismo.
Señalaba el diario peruano El Comercio en su editorial: “… usar los nombres de “católica” y “pontificia” va más allá del campo de lo errado para bordear el del cinismo… ¿es coherente que alguien pueda decir que el explícito rechazo del Papa es indiferente a su derecho a llamarse “pontificia” –literalmente, “perteneciente o relativo al pontífice”–?
Similarmente, ¿tiene sentido que uno insista en publicitarse como “católico” contra la declarada opinión del pontífice, siendo la religión católica, para bien o para mal, una religión organizada y jerárquica, donde éste tiene la última palabra? ¿No es hasta una falta de pudor insistir en llamarse con el nombre de una organización que no obliga a nadie a afiliarse a ella cuando al mismo tiempo uno está haciendo saber públicamente que no está dispuesto a cumplir sus reglas?
Es claro pues, que la pretensión de Rubio y la ex PUCP es seguir pareciendo lo que no sé es.
Los motivos secundarios cada día son más evidentes.
En primer lugar, que la opinión pública y principalmente los padres de familia de los estudiantes de la ex PUCP sigan pensando que se ofrece una educación (por lo menos) compatible con la Iglesia Católica.
En segundo lugar, continuar en el control de una herencia cuyos propósitos se han torcido hasta volverse precisamente lo contrario a los deseos del donador.
En resumidas cuentas, Rubio y la Asamblea Universitaria reclaman el pleno uso y vigencia de un nuevo “derecho”: seguir usando fraudulenta e impunemente un nombre y unos bienes.
Promoción del aborto desde la ex PUCP es clara señal de su anti-catolicidad. Recuerdo que en un debate televisivo sobre el carácter “católico” de la ex PUCP el conductor le dijo a mi adversario de turno: “Al margen de si estamos a favor o no del aborto, la Iglesia tiene una postura clara (contra el aborto)”. Es decir nadie que promueva el aborto puede ser considerado católico.
Para quienes trabajamos en la promoción de la Cultura de la Vida, la opción anticatólica de la ex PUCP es más que elocuente. Muchos de los principales promotores del aborto y la ideología de género en el Perú trabajan en la ex PUCP o en los Institutos que dependen de ella. (Ver Boletín del PRIhttp://www.lapop.org/index.php/boletines/403-boletin-140-a-proposito-de-un-debate-televisivo-sobre-la-pontificia-universidad-catolica-del-peru Muchas de las ONGs con esta ideología contraria a la vida reciben financiamiento de la PUCP o reciben su apoyo académico. No hay escenario abortista en el Perú donde la ex PUCP no esté directa o indirectamente involucrada.
Independientemente de cuál sea el desenlace jurídico y político de esta descalificación pública del Rector Marcial Rubio y de las autoridades universitarias por parte del Vaticano, los abortistas (entre muchos otros anti-católicos) ya no se podrán camuflar bajo el uso fraudulento de un nombrecito. Para las organizaciones a favor de una Cultura de la Vida esto es motivo de celebración.
En el colmo de la desfachatez, todavía los abogados de la ex PUCP argumentan que lucharán por usar el nombre porque fue registrado en el INDECOPI (Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual en Perú).
Me intriga saber cómo hará Rubio y compañía para eludir argumentativamente a una organización propietaria del nombre hace unos 2.000 años y que fundó la universidad con bienes puestos a su cuidado, que lo hizo válidamente con arreglo al derecho canónico, en concordancia con las leyes locales y en el contexto de las relaciones bilaterales del Estado Peruano y el Estado Vaticano.
Son demasiadas cosas por esconder y todas las estratagemas como la del nombrecito se han mostrado del todo insuficientes.
Rubio ya no podrá valerse de la permanente campaña anti Cardenal Cipriani para disfrazarse de “católico” en la confusión. Ya no podrá echar mano de Padres Garateas.
Hoy Rubio tiene un reto más difícil: decirle al Sumo Pontífice y a sus colaboradores directos que ellos no representan la “catolicidad” y por eso no entienden la forma de ser “católico” de la ex PUCP, promoción del aborto incluido.
Por eso creemos que, por fin, se ha aclarado el panorama.
26 de julio de 2012
Fuente: Population Research Institute Iberoamérica.
26 de julio de 2012
Fuente: Population Research Institute Iberoamérica.
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