Por Patricio Eleisegui (iProfesional)
Ese lapso de tiempo fue el señalado por el CEO, Miguel Galuccio, para activar su plan estratégico, apenas asumió.
Pero convencer a una empresa a poner plata mientras el Estado quiere regular precios, costos y ganancias resulta difícil. A esto se suma una nueva medida que trae polémica. El tiempo pasó y, finalmente, se cumplieron los famosos "100 días", plazo que se había fijado el nuevo CEO de YPF, Miguel Galuccio, para presentar el tan esperado plan estratégico de la firma. En aquel entonces, su entusiasmo era el de un profesional que venía a "comerse la cancha", el de un hombre que quería convertirse en el hacedor del "milagro YPF". Hasta se animó a decir: "Tenemos que ser los líderes en el desarrollo de yacimientos no convencionales de toda América Latina y los referentes a nivel mundial en yacimientos maduros".
Galuccio no se venía con "chiquitas", en cuanto a los objetivos trazados.
Claro que, en ese entonces, sus bríos no le hicieron ver un pequeño detalle: que la política (y los políticos) no iban a quedarse ajenos a su gestión.
No se imaginaba que mientras él trataba de convencer a empresas multinacionales a que valía la pena poner plata en la Argentina, el Gobierno iba a reglamentar la ley de Soberanía Hidrocarburífera por la cual dos personas, Axel Kicillof y Guillermo Moreno, iban a ser los encargados de determinar los precios de las naftas, controlar los costos de las firmas y definir los márgenes de rentabilidad "razonables" del sector.
La medida lo tomó por sorpresa. En ese momento entendió que iba a ser más difícil de lo que pensaba convencer a las grandes petroleras a poner plata en el país.
¿Cómo explicarles que dos funcionarios -que gozan de la confianza de la Presidenta- iban a decidir todo sobre el sector? Y, más complejo aún, ¿cómo asegurarles que sus desembolsos no correrán riesgos ante futuros cambios en las reglas de juego?
Cien días que pasaron muy rápido
Por lo pronto, y más allá de las buenas intenciones, tanto funcionarios vinculados con la operatoria de YPF como empresarios asociados a la petrolera remarcan que, desde la salida de la española a la fecha, poco han cambiado las cosas.
Y, lo que resulta más preocupante aún, es que los problemas que ya venían desde épocas de Repsol, lejos de resolverse, se profundizaron.
Hoy por hoy, la compañía enfrenta un serio problema de caja. Cabe recordar que en sus estados contables reconoció que posee deudas por u$s830 millones. "La sociedad podría sufrir problemas de liquidez en el corto plazo", expresó YPF en la bolsa de Nueva York.
Sucede que, por la expropiación a Repsol, entraron en vigencia "cláusulas de aceleración" en cuanto a su exigibilidad, que implicarían el pago inmediato de esa cifra.
Por lo pronto, tal como diera cuenta iProfesional.com, ya postergó algunas obligaciones tributarias y saldrá a buscar fondos por $3.500 millones a través de la emisión de nueva deuda, en el mercado local. Además, está previsto que el 13 de septiembre se apruebe una ampliación a u$s3.000 millones, a través de su programa de Obligaciones Negociables.
En este contexto, el Gobierno busca atenuar los problemas financieros incrementando la carga impositiva a las estaciones de servicios y modificando el corte de biocombustibles, tal como aseguraron a iProfesional.com fuentes del sector.
En paralelo, la baja en la extracción local de petróleo obliga a YPF a importar cada vez más.
A modo de ejemplo, sólo en junio, la firma concretó una compra récord de naftas, que orilló los u$s190 millones, de acuerdo con datos de la Secretaría de Energía.
La cifra en cuestión resulta similar al total de adquisiciones efectuadas en los primeros cinco meses del año.
El grueso de las mismas corresponde a gasoil grado 3, que se comercializa en los surtidores de la compañía bajo la denominación Eurodiésel.
Precisamente, la magnitud de la cifra hace que, puertas adentro de la compañía, se esté discutiendo volver a cambiar la composición de productos tales como el gasoil.
Esta decisión, según pudo constatar iProfesional.com, ahora enfrenta a la empresa con las automotrices, que ven este avance como preocupante, habida cuenta del tipo de motores que se utilizan en el país.
"Lo que sucedió con la nafta súper, que pasó de 96 a 93 octanos, ahora se quiere aplicar de otra forma al gasoil, que es el producto que más se importa. Aumentarán el corte con biodiesel, aunque los autos no lo resistan", alerta a iProfesional.com Rosario Sica, presidenta de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (FECRA).
"Esto se hará por decreto, según se discutió la semana anterior, y la decisión tiene el rechazo tanto de las agencias de autos, agrupadas en Acara, como de los estacioneros, porque los vehículos gasoleros de la Argentina no están preparados para soportar una proporción mayor de ese compuesto. Afectará a los motores", agrega.
Todo esto sucede en momentos en que, por primera vez, se discute un potencial acuerdo con la petrolera estadounidense Chevron para el desarrollo de gas no convencional en el yacimiento Vaca Muerta, en Neuquén.
Al respecto, días atrás Galuccio mantuvo una reunión con el presidente para América Latina y África de la petrolera norteamericana, el iraní Ali Moshiri. Pero el resultado final de estas conversaciones todavía sigue abierto.
A fines de julio, y pasada la "euforia" de la reconquista, iProfesional.com dio cuenta del "decálogo de exigencias" que muchas de las grandes compañías, con presencia global, ponían sobre la mesa a la hora de negociar un eventual ingreso.
Muchos de estos puntos, a partir de la mencionada Ley de Soberanía Hidrocarburífera -con Kicillof y Moreno interviniendo en el sector- parecen lejanos de cumplimentar.
Así, el espectro de posibles nuevos socios que pongan planta en YPF (en grandes cantidades como las requeridas) luce más acotado.
Estado omnipresente, pero que la plata la ponga otro
Sorprendió a muchos que Galuccio haya reconocido que YPF perdió potencia comercial y producción energética. No por exponer esta realidad, sino porque este declive se dio a lo largo de toda la administración kirchnerista.
También resultó "curioso" que mientras que el Gobierno avanza en una mayor injerencia del Estado en el sector privado, se busque un capitalista para la petrolera y se expongan las bondades de la firma justamente en el Council de las Américas, entidad fundada nada menos que por David Rockefeller.
"Créanme que, como líder de la empresa líder, yo voy a defender su inversión, créanme que podemos crecer haciendo dinero", se escuchó decir a Galuccio en ese convite.
El ejecutivo se arriesgó a señalar incluso que el crecimiento que tuvo el país desde 2003 a la fecha "no fue acompañado por la producción de petróleo y gas, que declinó a un 6 por ciento".
La frase resultaría lógica de escuchar si el actual Gobierno hubiese heredado la situación actual de otra administración. Pero, en este caso, "la herencia recibida" juega en contra.
El enfriamiento de la economía ¿ayuda?
En momentos en que cada gota de combustible cuenta se da la paradoja de que el menor ritmo de crecimiento de la economía le da una manito a la petrolera.
En efecto, los principales empresarios del segmento del expendio de combustibles dan cuenta de una notoria baja en la demanda de naftas "por un enfriamiento de la economía que resulta imposible de disimular".
"Mucho se habla de que no hay tanto faltante en las estaciones, pero eso no responde a que YPF mejoró el abastecimiento, sino a que cayó la demanda. La gente consume menos y, también, es menor el nivel de transporte de cargas", afirma a iProfesional.com Raúl Castellano, vicepresidente de Cecha, la cámara que reúne a los estacioneros de toda la Argentina.
En igual sentido Sica, de Fecra, pone en números lo que define como un "freno notorio del consumo".
"Los pedidos de naftas y gasoil, en lo que va del año, cayeron al menos un 20%. La realidad es que no hay faltantes porque la gente carga menos nafta", comenta a iProfesional.com.
"Hay menos actividad agropecuaria y en Buenos Aires los clientes cargan lo justo y necesario. En el interior, en cambio, la baja es mucho más notoria", agrega.
El polémico corte con biodiesel.
En mayo pasado, iProfesional.com dio cuenta de cómo YPF comercializaba nafta súper con un octanaje menor al habitual (ver: "Legado Repsol": se vende nafta de menos octanaje y advierten que la súper de YPF no es compatible en 90% de los autos).
En ese momento se destacó que la petrolera había bajado de 96 a 93 el número de octanos, lo cual dejó al producto en cuestión al borde de transformarse en nafta común.
El dato había encendido la polémica, ya que fuentes del sector estiman que el 90% de los vehículos que circulan en la Argentina requiere de combustible de 95 octanos.
¿Cuál había sido el motivo? Achicar los gastos de importación adquiriendo productos refinados mucho más baratos. No obstante, tal decisión no ayudó a resolver en forma significativa el problema de caja.
Ahora YPF evalúa implementar otra medida de características similares, pero en el gasoil. Así, la polémica otra vez vuelve a ganar protagonismo.
"El Gobierno evalúa subir, por decreto, el corte de gasoil con biodiesel para ahorrar en importaciones. La idea es que el combustible que se comercialice tenga hasta un 10% de ese compuesto en su mezcla", anticipa Sica, que da como inminente una resolución oficial al respecto.
"El problema es que tanto las petroleras como las empresas que integran Acara se oponen a esta decisión. Incluso mandaron una nota al Gobierno expresando su malestar. Esto sucedió la semana pasada", agrega.
Sica precisa que "las automotrices explicaron que los motores que se utilizan en la Argentina no están diseñados para superar el 7% de corte con biodiesel que ya posee el gasoil local. Si llevan el corte a un 10% los vehículos gasoleros sufrirán problemas mecánicos".
"En el Gobierno nadie hizo caso a esta advertencia. Lo que hizo el oficialismo es aumentar las retenciones a las exportadoras de biodiesel para que las empresas no vendan al exterior lo que producen y lo vuelquen al mercado interno. Esto asegura la disponibilidad del compuesto para así subir este corte tan dañino", asegura.
Rentabilidad en baja y cierre de estaciones
A esta preocupación hay que sumarle, además, el malestar de los estacioneros que anticipan nuevos cierres de estaciones de servicios por la postura de YPF de recortar beneficios y fijar nuevas pautas de abastecimiento.
Se implementaron modificaciones contractuales que derivaron en una nueva pérdida de rentabilidad para los puntos de venta que operan con YPF", asevera a iProfesional.com Castellano, de Cecha.
Y especifica: "En primer lugar, se dejó de reintegrar el impuesto al cheque. Al margen de ganancia de las estaciones -que había caído a un promedio del 7,5%- ahora hay que quitarle un 1,2 puntos porcentuales, producto del reintegro que no se hace".
"Esto se fijó de forma unilateral. Cuando se consultó el por qué de esta medida, desde la empresa comunicaron que se debía al creciente problema de rentabilidad que afrontan", agrega.
Pero las complicaciones para las estaciones de servicio no se agotan ahí. Castellano comenta a este medio que "YPF ahora pide pagos adelantados por el combustible que adquieren los puntos de venta".
"Esto antes no se hacía. Ahora el estacionero debe depositar un miércoles el monto por el combustible que estaría recibiendo un viernes. Es decir que actualmente el dueño afronta una baja en la venta, por la desaceleración de la economía; la suba de costos, por la quita de reintegros y, encima, más complicaciones financieras por el pago por adelantado del combustible", enfatiza con preocupación.
Con este panorama, Castellano dio por sentado que este año concluirá con el cierre de al menos unas 200 estaciones de servicio más, que se sumarán a las que ya dejaron de operar y que hacen más larga la espera de los argentinos a la hora de cargar combustible.
FUENTE: Por Patricio Eleisegui/iProfesional
Publicó: Noticias Verdaderas en la Época (30/8/12)
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