sábado, 1 de septiembre de 2012

Convención republicana: El «frío» Romney sorprende con un discurso emotivo y evocador centrado en valores tradicionales.

Se compromete públicamente a «proteger la santidad de la vida, honrar la institución del matrimonio y garantizar la libertad religiosa». Ovación de 20 segundos para el mormón Mitt Romney: «Hoy todos somos católicos» El candidato a vicepresidente, Paul Ryan, es católico firme y pro vida convencido Casi cuatro mil pastores negros advierten a Obama: no le votarán por el matrimonio gay.   Rescatan dos textos procatólicos de Lincoln para la inminente campaña por la libertad religiosa.       

Los compromisos de Mitt Romney con la llamada "derecha religiosa" de su partido y con los puntos que más preocupan actualmente a la opinión pública católica en Estados Unidos se circunscribieron a una única frase, aunque muy clara: "Como presidente, protegeré la santidad de la vida, honraré la institución del matrimonio, garantizaré la primera libertad de Estados Unidos, la libertad religiosa". 
Esto es: lucha contra el aborto, oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo, abolición de la obligación impuesta por Barack Obama de que todos los empleadores -incluidas instituciones de la Iglesia- ofrezcan a sus trabajadores seguros médicos que incluyan anticonceptivos e incluso abortivos. 
A pesar de que no incidió en esos puntos más allá de los escasos segundos que tardó en pronunciar la frase, el tono general de su discurso de aceptación de la candidatura, pronunciado este jueves por la noche en la convención republicana de Tampa (Florida), fue marcadamente pro-familiar. Y de un tono emotivo y evocador muy alejado de la frialdad y neutralidad que se le ha reprochado en muchos momentos de la larga carrera por la nominación que concluyó la pasada noche. 
Evocación de un tiempo mejor 
Y fue de una forma muy del gusto del público que le atendía: evocando, tanto en su vida personal como en diversas consideraciones, el tiempo en que la unidad y la solidez de la institución matrimonial y de la familia, así como la convicción religiosa, daban fortaleza al país. Se identificó como "un clásico baby-boomer", miembro de esa generación de posguerra que vivió unos años dorados de esfuerzo que, aprovechando su reciente fallecimiento, dibujó recordando la figura de Neil Armstrong. Apuntó a un tiempo en el que el gasto público y la deuda pública permitía a los norteamericanos decidir el destino de su dinero: "Ahorrar un poco más para el colegio, para hacer más por la anciana madre que vive sola, para dar un poco más a su iglesia o a la caridad". Al perfilar la difícil situación económica del país, alabó a quienes han tenido que trabajar más para salir adelante: "Lo hicisteis porque vuestra familia depende de vosotros. Lo hicisteis porque es lo que teníais que hacer", y porque ¿qué podíais hacer, salvo "trabajar más, vivir con menos, manteneros optimistas, abrazar a vuestros hijos un poco más, y tal vez dedicar un poco más de tiempo a rezar para que mañana fuese un día mejor". 
La familia Romney 
"Mi madre y mi padre dieron a sus hijos el mayor regalo de todos", continuó Romney cuando empezó a contar su historia: "El regalo de un amor incondicional... que Ann [su mujer] y yo hemos intentado traspasar a nuestros hijos y ahora a nuestros nietos. Todas las leyes y legislaciones de mundo jamás podrán sanar este mundo como el corazón y los brazos amantes de los padres y las madres. Si todos los niños pudiesen irse a dormir sintiéndose arropados por el amor de su familia -y por el amor de Dios-, este mundo sería más amable y un lugar mejor", proclamó entre aplausos. "Mamá y papá estuvieron casados 64 años. Y si os preguntáis cuál era su secreto, podríais preguntarle a la florista del pueblo, porque cada día papá le regalaba a mamá una rosa que ponía junto a su cama. Así es como ella supo un día que mi padre había muerto: salió a buscarle porque aquella mañana no había rosa. Mi madre y mi padre fueron auténticos compañeros, una lección vital que me modeló con el ejemplo diario", remató el candidato en una de las partes más emotivas de su discurso. También elogió a su mujer por haber criado a sus cinco hijos en años "muy duros" en que él se consagró al trabajo, días "con demasiadas horas y fines de semana trabajando, con cinco hijos que necesitaban iniciar una nueva guerra cada noche. Pero si nos preguntáis a Ann y a mí lo que daríamos por presenciar sólo una vez más una batalla entre los niños, o por despertarnos por la mañana sólo una vez y descubrir una pila de críos durmiendo en nuestra habitación... bueno, toda madre y todo padre sabe la respuesta...". "Yo sabía que su trabajo como madre era más duro que el mío. Y sabía que, sin duda, su trabajo como madre era mucho más importante que el mío", dijo para rematar ese guiño a las madres. 
Familia, religión, comunidad 
Luego hizo una evocación de corte sociorreligioso: "Como muchas familias en un nuevo lugar sin familiares, hicimos amistad con un amplio círculo de amigos a través de nuestra iglesia... Rezamos juntos, nuestros hijos jugaron juntos y siempre estuvimos dispuestos a ayudarnos unos a otros de muchas maneras... Y es así como es en Estados Unidos. En los buenos y en los malos tiempo, acudimos a nuestra comunidad, a nuestra religión, a nuestra familia. La fuerza y el poder y el valor de Estados Unidos siempre han estado fundamentados en la fuerza y el poder y el valor de nuestra comunidad, de nuestra religión, de nuestra familia. Ése es el cimiento de América". Toda la parte económica del discurso de Romney estuvo asimismo centrada en la necesidad de fomentar el esfuerzo y la iniciativa personales para mejorar el entorno familiar. 
Actualizado el 31 de agosto de 2012. 
Fuente: C.L/ Religión en Libertad.

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