domingo, 20 de enero de 2013

De la lección a extraer de la oposición francesa al matrimonio gay.



Una manifestación en la que han participado cristianos, sí, pero también judíos, musulmanes, ateos, sociedad, mucha sociedad, la ex-ministra judía Simone Veil, -la misma que como acertadamente informa Religión en Libertad, despenalizó el aborto en Francia-, y ¡¡¡hasta homosexuales!!! muchos homosexuales…
Lo que de paso, nos ha servido para saber que no son pocos los homosexuales que reniegan de la causa del lobby gay  y que no se sienten en absoluto representados por él.
Y esa ha sido la gran diferencia que la lucha contra el matrimonio entre dos -todavía no se cuestiona el número de personas que forman parte de un matrimonio, podría ser la siguiente reforma “progresista”- personas del mismo sexo ha tenido entre lo ocurrido en España, donde se ha reducido a una cuestión “cristiana”, “confesional”, y Francia, donde la respuesta se presenta como una respuesta civil, como una respuesta social y como se dice hoy día “transversal”, llamada a congregar a sectores muy diferentes de la sociedad.
Y se ha hecho bien a mi entender. Según me parece, la cuestión podría llegar a ser estrictamente cristiana si, como se ha intentado en el Reino Unido aunque parece que al final no se va a hacer, se pretendiera obligar a las iglesias a abrir sus puertas para celebrar los enlaces o a convertir en sacramento lo que no lo es.
Pero hecha esta excepción, la cuestión no trasciende lo meramente civil, lo meramente social. Es la sociedad, y nada más que la sociedad, la que tiene que decidir:
    1º.- Si a partir de ahora desea que se cambien los conceptos para que quepan en la ley, o si prefiere que sigan siendo las leyes las que regulen las situaciones, sin llamar a las cosas lo que no son.
    2º.- Si con la crisis inmensa que se le presenta a la Seguridad Social, quiere financiar los afectos y cariños que se profesan las personas, o prefiere seguir premiando y subvencionando a las instituciones en las que se gesta el futuro de la sociedad, la futura mano de obra, los futuros contribuyentes o los futuros cotizantes a la seguridad social.
    3º.- Si prefiere que en la medida de lo posible todos los niños sean iguales y tengan un padre y una madre, o si por el contrario prefiere permitir cualquier cosa.
Felicitaciones pues a los franceses que se oponen a la legalización de esa entelequia en que consiste el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, e invito a cuantos españoles sean de esa misma opinión a organizar la oposición a la misma con los mismos o parecidos criterios. Bienvenida la Iglesia a esa lucha, como no, todos sumamos… Pero en la constancia de que no se trata de una lucha de la Iglesia o sólo de la Iglesia, lo es de toda la sociedad. El propio Papa así lo ha afirmado, y a confesión de parte…


Actualizado 20 enero 2013

Luis Antequera, encuerpoyalma@movistar.es, es autor, editor y responsable del Blog En cuerpo y alma, alojado en el espacio web de www.religionenlibertad.com

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