Por Agustín Laje (*)
El año pasado la Argentina registró principalmente dos cacerolazos de significativa resonancia. En virtud de la fecha en que fueron convocados, tomaron el nombre de “13S” y “8N”.
La masividad lograda en estas dos oportunidades llamó la atención de un kirchnerismo que puso en práctica la estrategia de la indiferencia y prefirió hacer de cuenta que nada ocurría.
Lo llamativo del caso, es que existe un hilo conductor entre el 13S, el 8N y el ahora convocado 18A, que hará retumbar las cacerolas este jueves 18 de abril en todo el país. Ese hilo es tejido por la radicalización del “vamos por todo”, es decir, por la consolidación de una neodictadura kirchnerista en nuestro país que exacerba la resistencia civil y provoca convocatorias como estas.
Así pues, el 13S puso sobre el tapete público una serie de demandas, inconformidades y denuncias sociales que parecían a primera vista inconexas entre sí. Inflación, corrupción, inseguridad y falta de institucionalidad fueron los motivos que se alegaron al hacer sonar las cacerolas aquel 13 de septiembre del año pasado. Las respuestas del gobierno, en su infinita arrogancia, fueron: “no los entendemos”, “no sabemos qué dicen”, “acá no hay un reclamo de carácter político”.
El 8N en cambio, ante una nueva radicalización del “modelo” y sus ambiciones de perpetuidad, encontró un discurso que atravesaba las demandas particulares del 13S con la idea de libertad, imprimiendo mayor fuerza al reclamo. El cacerolazo “es un grito de libertad”, tal el slogan que en aquella oportunidad se esgrimió. En Argentina la libertad peligra, nuestra Constitución posiblemente sea manoseada con el objeto de eternizar en el poder a quien se cree monarca, y por eso la gente salió a golpear sus ollas. De nuevo, la respuesta del gobierno fue la indiferencia y, en algunos casos, el agravio.
El 18A llega de la mano de un nuevo avance hacia un sistema dictatorial: la llamada “democratización de la justicia”, eufemismo kirchnerista empleado para designar lo que en verdad es una domesticación del Poder Judicial en orden a terminar de pulverizar el sistema republicano del país. El discurso del cacerolazo, no obstante, también avanza un peldaño más en su conformación y claridad, puesto que la palabra que destaca en la convocatoria ahora es “República”.
¿Por qué ir entonces al cacerolazo? Salir a las calles este 18A es, en última instancia, salir en defensa lo que queda de nuestra República.
Defender la República es limitar al poder político y, por lo tanto, garantizar la libertad del ciudadano frente a los atropellos de un Estado que busca ser totalitario, pues cada vez se mete más y más en nuestras vidas privadas. El problema de Argentina es que tiene en el final de su camino a Venezuela, país que a su vez tiene en el final de su camino a Cuba. La libertad es una buena razón para ir en defensa de la República el 18A.
Defender la República es controlar al poder con pesos y contrapesos, para que éste sea utilizado en servicio de la gente y no de caprichos personales de nuestros gobernantes y funcionarios. Los casos de corrupción en Argentina, desde los fondos de Santa Cruz que nadie sabe dónde diablos los escondió Néstor Kirchner, pasando por las valijas de Antonini Wilson, las coimas de Skanska, la cocaína de Southern Winds, las casitas de Hebe y Schoklender, los billetes de Boudou, el lavado de dinero de Fariña para Báez, y de éste a su vez para la familia Kirchner, jamás llegarán a ninguna parte sin un sistema republicano donde no quepa la impunidad y los jueces tengan las agallas para juzgar. El Poder Judicial y la corrupción son otra buena razón para ir en defensa de la República el 18A.
Defender la República es pedir por un Congreso que legisle democráticamente, dialogando y debatiendo los distintos proyectos de ley que pasan por sus cámaras. El Congreso kirchnerista, lejos de esto último, se ha convertido en una escribanía del gobierno que busca mantener la fachada institucional de lo que en verdad es un poder autocrático. El Poder Legislativo y su manipulación es otra buena razón para ir en defensa de la República el 18A.
Defender la República implica concederle independencia a los medios de comunicación que, informalmente pero con bastante certeza, representan eso que se ha llamado “el cuarto poder” del Estado. En Argentina, el kirchnerismo controla la mayoría de los medios de comunicación del país a través de la pauta oficial, mientras intenta destruir aquellas usinas de opinión e información que todavía no se le subordinan. La libertad de prensa es otra buena razón para ir en defensa de la República el 18A.
Defender la República es comprender que las mayorías son circunstanciales y cambiantes: alegar la representación de un “54%” no le da derecho a nadie a convertirse en un dictador y amenazar con “ir por todo”. Repudiar el autoritarismo es otra buena razón para ir en defensa de la República el 18A.
La convocatoria es para hoy 18 de abril, en las principales plazas de todo el país. Quien no concurra y difunda entre sus familiares y amigos, que luego no se queje cuando el “vamos por todo” vaya por él también.
(*) Es autor del libro Los Mitos Setentistas, y director del Centro de Estudios LIBRE.
agustin_laje@hotmail.com | www.agustinlaje.com.ar | @agustinlaje
La Prensa Popular | Edición 192 | Jueves 18 de Abril de 2013
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