miércoles, 8 de mayo de 2013

El famoso modelo está quebrado.





Lo sucedido en los últimos días, en materia económica, es una cabal muestra de que el llamado modelo kirchnerista estalló en 10 mil pedazos. Y las consecuencias, como no podía ser de otra manera, las está pagando la gente. 



La crisis del transporte de larga distancia puede ser  sólo el comienzo de lo que podría ser una escalada de trastornos mucho peor, que hasta podrían incluir tarifazos (al estilo Rodrigazo) en servicios públicos básicos dado que los K se quedaron sin los recursos necesarios para seguir sosteniendo la gigantesca red de subsidios que vienen tejiendo desde hace una década.  De hecho, producto de la crisis de YPF -una empresa estatal quebrada, saqueada y endeudada- se viene registrando un fuerte incremento en el precio de los combustibles, generando mayor presión inflacionaria. Esta misma petrolera, que ni siquiera tiene recursos para mantener condiciones de seguridad básica en la Refinería de La Plata, ayer se hizo cargo de una distribuidora de gas.  

Ante la escasez de recursos, el gobierno dejó en claro sus prioridades. Concretamente, prefirió seguir financiando los 3 millones de dólares por día que La Cámpora le hace perder a Aerolíneas Argentinas y sacrificar durante cinco días (el paro recién se levantó hoy, a primera hora) el derecho que le asiste a los sectores mas humildes de poder viajar a las localidades del interior donde no existen aeropuertos. Estamos hablando de un servicio que, básicamente, es usado por personas que deben dejar sus lugares de origen para poder estudiar o trabajar. Ni siquiera a los conservadores de la década infame, que conducían el país antes de la llegada del peronismo, se les hubiese ocurrido una política más regresiva y reaccionaria. 
La presidenta Cristina Fernández y sus secuaces han vaciados todas las cajas del estado. Tiraron por la borda una oportunidad histórica, como fue el período de crecimiento macroeconómico que beneficio a gran parte de los países de América Latina, despilfarrado miles de millones de pesos de los recursos públicos para alimentar un enorme aparato de clientelismo político que le garantice el voto fácil de los que dependen de las dádivas del Estado para sobrevivir, y llenarle los bolsillos a funcionarios y empresarios amigos del poder. 
Crisis del dólar
Ayer, por primera vez desde estalló la crisis por la escalada del dólar blue, la presidenta se dignó a mencionar tangencialmente el tema. Fiel a su estilo de negar la realidad, no reconoció el colapso en el que se encuentra la economía y habló como si la Argentina fuese Suiza o Dinamarca. 
Su bipolaridad política la llevó al extremo de decir que su gobierno “no va a devaluar”, cuando en los hechos, con el cepo cambiario que impuso el kirchnerismo en el año 2011 y la consecuente proliferación del mercado paralelo de divisas, se está registrando una devaluación de hecho. Entre la convertibilidad, que ficticiamente planteaba que un peso valía un dólar y se terminó llevando puesto el sistema productivo de la Argentina en los años ‘90, y el actual retraso cambiario sostenido artificialmente por el gobierno, prácticamente no existen diferencias. La economía está en bancarrota, en un panorama que cada vez se asemeja más al de crisis de 2001.  
Cristina también volvió a hablar del famoso modelo,  afirmando que el mismo no “permite la transferencia de recursos” hacia sectores concentrados. Tampoco se puso colorada al decir que “hay que profundizar la industrialización”.  La realidad (que siempre es la única verdad) muestra que la Argentina, tras una década del poder kirchnerista, es un país con una economía basada en los servicios, con un puñados de grupos económicos amigos del poder que controlan las exportaciones y con una industria que esta reducida a ensamblar partes que se produce en otras partes del mundo. 
Más burocracia
La bipolaridad política que aqueja a la presidenta ayer también la llevó a anunciar un cambio en el sistema de comercialización de granos, como si fuese un cambio copernicano, cuando lo único que hizo fue presentar un fideicomiso que recaudara las retenciones de las ventas de trigos al exterior. 
Es decir, se generará más burocracias para seguir ayudando a los que más se beneficiaron durante las épocas de bonanza del modelo K, como los pooles de siembras y las cerealeras, en momentos en que los pequeños y medianos productores agropecuarios, como consecuencias de las erráticas políticas oficiales, están quebrados y atraviesan por una situación paupérrima. Una clara muestra es que Uruguay, que tiene el tamaño de una provincia argentina,  produce más carne que nosotros.  
El viento de cola económico, generado por un mundo que demanda los alimentos que se producen en nuestro país, hace tiempo dejó de soplar en la Argentina.  Los K lo hicieron posible: con todas las condiciones para cambiar la historia, hicieron que la Argentina se transformara en el país con menos crecimiento de la región, con una de los índices de inflación real mas altos del mundo, y con niveles de corrupción propios de naciones donde reinan las mafias y el narcotráfico.
Monólogo y devaluación
En sus habituales monólogos, rodeada de obsecuentes y aplaudidores, la presidenta Cristina Fernández dijo ayer que "los que quieran ganar plata a costa de la devaluación van a tener que esperar a otro gobierno. No con nosotros. Y no se trata de una cuestión de sensibilidad social, sino de lectura de lo que pasó en la Argentina con los procesos devaluatorios en los últimos 50 años".
Lo mismo decía el chavismo antes de las elecciones presidenciales. Luego de los comicios, la primera medida fue aplicar una abrupta devaluación. No son pocos los que creen que CFK va en la misma dirección. De hecho, su decadente modelo económico es una casi un calco de las políticas que instrumenta el gobierno venezolano.
"El retraso cambiario respecto a la inflación de Chile, Uruguay y Brasil es mucho mayor que el que ellos dicen que tiene la Argentina", afirmó la Jefa de Estado en el acto al cual acudieron -entre otros- el vicepresidente Amado Boudou, el ministro de Economía Hernán Lorenzino y el secretario de Comercio Guillermo Moreno.
Durante los anuncios en el sector agropecuario, la Presidenta se refirió de forma indirecta al Lazarogate: "Es típico antes de las elecciones: se habla de escándalos y de la economía. Es típico". Sonó a excusa, en momento en que los escándalos por las denuncias de lavado de dinero son cada vez más fuertes.
Rechazo de productores
La gran mayoría productores de trigo rechazan el fideicomiso anunciado por CFK. Se trata de un sector que no solamente se encuentra desincentivado, sino que además atraviesa serios inconvenientes financieros producto de las políticas de intervención que aplicó el propio secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, desde 2006/07 a la fecha.
El sector triguero es, quizá, uno de los primeros ámbitos económicos que sufrió la intervención directa del funcionario kirchnerista, que tuvo como propósito en aquél entonces, “defender la mesa de los argentinos”. Siete años después, los resultados de la intervención oficial quedaron evidenciados con resultados nefastos: en 2012/13 se cosecharon apenas 9,8 millones de toneladas (una de las peores producciones de la historia) y el área de siembra no para de caer año tras año. Además, los precios internos de los productos derivados del trigo aumentaron de manera notable durante los últimos años y en la actualidad los valores presentes en el país superan, en algunos casos, a los vigentes en Brasil y Uruguay.
“No tengo dudas que van a seguir desapareciendo productores; los datos de siembra, cosecha, exportaciones y precios muestran a las claras que el productor se está alejando de este cultivo”, advirtió Rubén Ferrero, quien integra la Mesa de Enlace.


07/05/13 - 06:48hs



Fuente: Hoy en la Noticia. (Ed. 8/5/13)


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