viernes, 31 de mayo de 2013

La clase media y "década K": de la alegría por el boom de consumo al malhumor por cepo al dólar

Este segmento, impulsado y fortalecido durante los primeros años del kirchnerismo, hoy se encuentra complicado por la coyuntura económica. Los expertos aseguran que la pérdida del valor del peso en la "era K" beneficia a los que apostaron por el dólar. 
Por Guadalupe Piñeiro Michel
En la década que cumplió el kirchnerismo en el poder, su relación con la clase media sufrió una serie de avatares que colocan a este segmento de la sociedad en un lugar muy distinto al que ocupaba en 2003.
Este grupo -al que ocho de cada diez argentinos dicen pertenecer- ha crecido fuertemente durante los primeros años de la era K. 
En particular, por el ascenso de la llamada "clase media trabajadora".
Es decir, de quienes están dentro de convenio colectivos y que, al calor de las paritarias lideradas por sindicatos con gran poder de presión, han visto subir sus ingresos muy por encima de los "típicos" integrantes de este estrato, como por ejemplo los empleados administrativos.
Dentro de este grupo pueden mencionarse a camioneros, metalúrgicos, portuarios, telefónicos, petroleros, aceiteros, por recordar sólo algunos ejemplos, con básicos de convenio que llegan a ser "envidia" de los asalariados de oficinas.
La cantidad de personas que se han sumado a este segmento ha sido clave para un modelo basado en el consumo interno.
Tal como diera cuenta iProfesional, al menos dos millones de argentinos han podido escalar y sumarse al sector "clase media" entre 2007 y 2011.
Sin embargo, en este último tiempo este ascenso se ha visto afectado por mejoras salariales que han dejado de correr "unos puntitos" por encima de la inflación, tal como era costumbre en los primeros años K.
En cuanto a su manejo del dinero, no sólo la suba de precios desalienta el ahorro. También el cepo al dólar, refugio por excelencia, que le impide a buena parte de sus integrantes la búsqueda de cobertura en esa moneda.
Así, con fuertes complicaciones para atesorar divisas -y tras dar señales de moderación en el consumo en algunos rubros- muchos de los individuos que componen este segmento se preguntan qué hacer con sus pesos, para que estos no se vean erosionados por la inflación.
En este contexto, la llamada clase "media-media" y "media-alta" busca sacar rédito volcando parte de su dinero a la adquisición de activos vinculados con el dólar oficial, como los autos importados o el turismo.
Expertos analizan cómo fue cambiando el rol de la clase media en la década K y muestran la contracara del modelo consumista que impulsó el Ejecutivo.
La clase media y la promesa kirchnerista
La movilidad social ascendente, que permitió apuntalar el boom de compras durante buena parte de la gestión en estos últimos diez años, ha sido una de las principales banderas que enarboló el kirchnerismo.
Y esto se vio plasmado en el incremento en el número de argentinos que se sumaron al segmento clase media.
De hecho, tras la crisis no llegaba a 10% la cantidad de hogares que contaba con capacidad de consumo suficiente como para ser considerados de ese estrato social.
"Del 2003 a esta parte se incorporó mucha gente a la clase media", apunta el analista Mariano Otálora.
La razón por la cual este segmento se vio beneficiado en la primera etapa de la era kirchnerista encuentra sus raíces en una de las promesas del Gobierno en su llegada al poder: devolverle a los argentinos la esperanza de una movilidad social ascendente.
Es por eso que, como explica el economista Fernando Moiguer, en su inicios y tras la salida de la crisis de 2001, "el modelo K apuntó a revitalizar a la clase media en dos planos: moral y económico, a partir del crecimiento de sus ingresos".
Esto, a expensas de alterar algunos factores, como por ejemplo las tarifas de los servicios, que quedaron congeladas.
Para el experto, la clave del éxito inicial de la estrategia K consistió que se hizo en un momento en el que los sectores medios se encontraban muy golpeados, al ver que sus niveles de ingresos se habían derrumbado.
Es que, como lo afirma Moiguer, con la irrupción de la crisis de 2001 "se había acabado la movilidad social ascendente y la gente sentía que se habían quedado con sus ahorros".
En este contexto, el Gobierno encontró un terreno fértil para echar las raíces de su modelo, con fuerte apuntalamiento en el consumo interno.
Los quiebres en la relación
La clase media ha ido atravesando grandes virajes desde 2003 a esta parte.
En efecto, en los primeros años del kirchnerismo este segmento social fue el pilar fundamental de sus políticas económicas. Ahora, diez años más tarde, la llamada clase "típica" sintió que comenzó a quedar relegada.
Los expertos sitúan este punto de quiebre con el oficialismo en el año 2008.
"Con la crisis del campo se produjo un efecto bisagra en la relación de los K con gran parte de los sectores medios", dice Moiguer.
Años más tarde, el cepo cambiario contribuyó a generar un mayor distanciamiento, al percibir que el Gobierno dejó a este segmento "preso" de la inflación y sin la posibilidad de resguardar su dinero atesorando dólares.
La irrupción de los cacerolazos fue una muestra elocuente de que esa relación con el Ejecutivo, para muchos integrantes de la clase media, estaba quebrada.
A este clima más enrarecido se sumó la disparada del dólar blue, que le recuerda a buena parte de la sociedad momentos históricos difíciles que se han vivido en el país y que amenazan con hacerse presentes nuevamente.
"La devaluación que se produjo a través del paralelo es seguida muy de cerca por los sectores medios", afirma Otálora.
El consumo en el centro de la escena
Si hay un motor en el que el kirchnerismo se apoyó para mantener la economía en movimiento, éste es, sin lugar a dudas, el consumo interno, tal como lo afirma la propia Presidenta.
Pero este apuntalamiento en el mercado local hoy encuentra un límite que las mismas fisuras del "modelo" se encargan de dejar en evidencia.
De hecho, la caída en las expectativas económicas y el mayor temor a perder el empleo fueron llevando a la clase media a moderar sus ansias de ir de "shopping".
Otro de los problemas que afecta a este sector de la sociedad es el atraso en las negociaciones por salarios, que los deja en un esquema de "precios nuevos y sueldos viejos".
Según lo indica José Ignacio Amodei desde la consultora CCR, "el retraso en las mejoras de bolsillo, su partición en cuotas y la elevada inflación licúan el poder adquisitivo y retrae el consumo".
Lo que ocurre, explica Otálora, es que "primero aumentan los precios y las remuneraciones se ajustan casi a mitad de año por lo que, en realidad, los ingresos se ven afectados".
"En la actualidad, las mejoras de sueldo no son una mejora sino que constituyen solamente una readecuación a una suba de precios que ya sucedió".
Los que ganan con el "modelo" 
A diez años de la llegada del kirchnerismo al poder, la clase media vuelve a experimentar algunas de las sensaciones que le traen angustia. Las expectativas económicas van en baja por la incertidumbre. El cortoplacismo y la falta de ahorro dominan el escenario.
En tanto, la escalada del blue ha alejado aún más las posibilidades de comprar una vivienda -que ahora son más caras en pesos- de modo que es mucho más difícil acceder a una unidad, en comparación con las épocas previas al cepo.
En este sentido, aquellos que se ven hoy día favorecidos son los que guardaron billetes verdes en el colchón y pueden conseguir fuertes descuentos con esas divisas en la mano.
"Hoy sale ganando quien invierte en bienes dolarizados como autos importados o propiedades", apunta Otálora.
Y agrega que, pese a la llamada redistribución de los ingresos, tan proclamada por el Ejecutivo, "la gente que tiene más recursos es la que se ve beneficiada"


iProfesional.com (ed. del 31/5/13)

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